Chapter 259 - 56

Nos fuimos de vuelta a la empresa, pero Kanji no estaba. Dejó dicho con su secretaria que estaría al pendiente del proyecto del centro comercial; aún el proyecto está en proceso, ya que todo se atrasó luego del accidente. Kanji se ha encargado del manejo absoluto de la empresa mientras no he estado.

Al rato de haberlo estado esperado, llegó y entró a su oficina.

—No sabía que tenía visita— dijo al vernos.

—Oh, ¿No te lo imaginabas?— Akira sacó el arma y le apuntó. Yo no quisiera que haga las cosas así, pero ¿Quién puede sacarle esa idea de la cabeza cuando se pone rabioso y con razón?

—¿Me puedes decir qué te pasa? —Kanji se veía relajado y confundido a la vez.

—¿Ahora te harás el pendejo?

—Soy de todo, menos adivino— Kanji caminó hacia la silla y se sentó, Akira no desvió la mirada ni un segundo—. Explícame de qué va la cosa, porque no entiendo nada— Akira bajó el arma y la guardó en su pantalón.

—¿A quién más le diste la información de mi viaje? — preguntó Akira, sentándose en la silla frente a Kanji.

Me quedé en la puerta por cualquier situación, aún no sabemos si él tenga algo que ver. A pesar de verse tranquilo, no puedo olvidar que su sobrino se veía igual, y resultó ser un hijo de puta.

—Solamente a John. ¿Pasó algo?

—Resulta que a alguien se le dio la buena idea de poner explosivos en el avión donde íbamos, y casi nos vuelvan por los aires. ¿No habrás tenido tú o él, algo qué ver?

—No soy un cobarde como para hacer algo tan estúpido como eso. Me debes muchas, pero el negocio va primero. Habíamos quedado en algo, y no soy tan imbécil como para perder todo lo que he ganado, solo por vengarme de ti.

—¿Qué me dices de tu amigo?

—No creo que haya hecho nada en tu contra, pero de haberlo hecho, creo que tendrás que ajustar cuentas con él. Le has estado pagando bien como para traicionarte. Si te mata, no tendría beneficios como hasta ahora. ¿Qué te hace pensar que alguno de nosotros dos tenemos algo que ver? Tienes muchos enemigos, Akira.

—Pero que sepan del incidente y del viaje, solo dos, ¿No está claro? — pregunté mirando fijamente a Kanji; él solo me miró y sonrió. No confió para nada en su palabra.

—Con todo el respeto que te mereces, linda, si solo te basas en suposiciones y no en pruebas, no sirve de nada. A mi menos que nadie le conviene que ustedes se mueran. Si hubiera querido matarlos lo hubiera hecho cuando estabas en el hospital, hubiera sido más fácil que poner explosivos en un avión con ustedes dentro.

—Hubiera sido una buena forma para deshacerte de nosotros sin dejar evidencia, algo que en el hospital te hubiera costado, ¿No es así?— pregunté con malicia.

—Una hermosa mujer como tú, no se vería para nada bien bajo escombros. No tengo que llegar tan bajo, ya te había dicho mis intenciones contigo, ¿No es así? — sonrió maliciosamente, y Akira se levantó de la silla.

—En cambio los pedazos de tu cuerpo, en especial tus ojos llenos de gusanos y moscas, se verían exquisitos. No lo volveré advertir, Kanji.

—Los celos son malos, Akira— Kanji se quedó sonriendo descaradamente.

—Tráeme a tu amigo, voy a encargarme de que hable. Te advierto que si me entero que tuviste algo que ver con lo que sucedió, olvidaré el trato que hicimos y me encargaré de hacerte tragar cada uno de tus dientes para que sigas riendo con más ganas— Akira sonrió y caminó hacia mí, Kanji me miró por última vez y sonrió como si nada estuviera pasando.

No me agrada para nada lo que está ocurriendo. No sé si haya sido él o no, pero espero podamos dar con los culpables, o de lo contrario, no vamos a poder buscar a nuestros hijos. Si tan solo Mr. Jefferson respondiera, todo sería más fácil.

Salimos de la empresa y nos dirigimos al auto, Akira verificó que todo estuviera en orden, para luego subirnos.

—¿Le creíste?— le pregunté.

—Claro que no, pero quiero primero salir de dudas con su amigo.

—¿Qué vamos hacer para conseguir a nuestros hijos?

—Tranquila, preciosa, haré los trámites para comprar uno nuevo y antes de subirnos, haré que verifiquen que todo esté en orden.

—No sé si pueda subirme en un avión otra vez.

—Fue un descuido. Antes tomaba precauciones y últimamente no sé qué mierda está pasando por mi cabeza.

—Hemos tenido días muy complicados, pero todo se va a solucionar. No veo la hora de ver a mis hijos.

—Los vamos a encontrar, te lo juro.