Al día siguiente pensé que Akira hubiera vuelto a la casa, pero no fue así; tal parece que no tiene ganas de volver. Miré el teléfono, pero tampoco me llamó ni me escribió. Esto me está colmando la poca paciencia que me queda. Me bañé y me vestí rápidamente, ya los niños los habían llevado a la escuela, supongo que fue el chófer. Antes de irme al trabajo llamé a Akira, pero no respondió; supongo que ya no soy su prioridad. Me fui al trabajo, no quería pensar en nada. Todo el día pasó muy lento, nada me estaba saliendo como quería. He estado cometiendo varios errores. No puedo dejar que esto me afecte en el trabajo también. Estaba tratando de tomar una orden, pero no entendía lo que el cliente estaba tratando de decir.
—¿Te encuentras bien?— preguntó Haru. Él es uno de los meseros.
—Si, estoy bien.
—¿Tienes problemas con el idioma? — me preguntó. Me sentí avergonzada para admitirlo—. No tienes que sentirte mal, yo te ayudo— se acercó a la caja y anotó la orden—. Listo. si necesita ayuda no tiene porqué avergonzarse. Puedes pedirme ayuda — sonrió amablemente, a lo que me sentí peor de avergonzada. Se dio cuenta de que traté de evitarlo.
—Lo siento. Gracias por ayudarme— bajé mi cabeza y seguí trabajando. Ya falta menos tiempo.
Antes de salir del trabajo vi a lo lejos a Vanessa, que estaba tratando de mover una mesa, quise acercarme para ayudarla. No hubiera podido salir del trabajo y dejarla haciéndolo sola. La ayudé a moverla para llevarla a una esquina.
—Gracias— se veía una chica muy tímida.
—De nada. Nos vemos — sonreí amablemente y salí.
Quería adelantarme a llegar a la casa para hablar con Akira, si es que regresó. Quiero hacerlo antes que lleguen los niños, no sé si más tarde se vaya otra vez al trabajo. Al llegar y entrar a la casa, me encontré con él en el entrada, parece que iba de salida.
—¿Cómo estás, corderito? Lo siento por lo de anoche. Llegué muy tarde y no quise despertarte. Tenía mucho trabajo acumulado y quería salir de todo de una vez.
—Y hoy parece que también lo estuviste, ¿No es así?
—Tu llamada la vi tarde, estaba en una reunión. No la devolví porque sabía que ibas a estar trabajando y no ibas a poder responder — ¿Desde cuando da tantas excusas?
—¿Te está pasando algo, Akira?
—¿De qué hablas, princesa?
—Estás diferente. Todo lo que dices suenan a excusas.
—¿Excusas? ¿Qué te pasa, corderito?— se veía confundido.
—¿Tú me sigues amando, Akira?— se quedó en silencio con una expresión extraña. Antes de que pudiera responder, escuchamos la puerta de un auto. Llegó a la casa Mr. Jefferson junto a mi madre y Allan. Lo miré esperando que respondiera antes de que se acercaran, pero Akira no dijo nada; supongo que si lo está pensando mucho, es eso lo que está ocurriendo. Respiré profundo y sonreí, fingiendo estar sumamente feliz.
—Que sorpresa, ¿Qué los trae por aquí?— preguntó Akira relajado.
—Sentimos no haber podido avisar antes de venir, pero teníamos que hablar con ustedes— la expresión de Mr. Jefferson y mi madre era extraña. Parecían preocupados.
—¿Pasó algo?— pregunté.
—Entren— entraron a la casa y se sentaron en la antesala.
—Recibí una amenaza y tal parece que va dirigida a nosotros dos, Akira.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Míralo por ti mismo— Mr. Jefferson le entregó una foto a Akira, a lo que él se quedó mirándola fijamente.
—¿Dónde estaban cuando recibiste esto?
—Lo dejaron en la ventana de mi auto, Akira— Akira tiró la foto encima de la mesa y pude ver algo bizarro. Parecía la cabeza de alguien. Me espanté al verlo y miré a otra parte, evitando pensar en eso. No se puede reconocer quién es.
—"Ojo por ojo" ¿No pudo haber escrito otra cosa?— preguntó Akira.
—¿No sabes quién es?
—No, es imposible saberlo.
—Estas muy relajado, Akira. Tenemos que buscar la forma de saber.
—No va a pasar nada, papá. Debe ser una broma. No puedo tomar como amenaza algo como esto.
—¿Y qué más necesitas para que lo tomes de esa forma, Akira?
—No va dirigido a mi, creo que esto es para ti, Jefferson.
—¿Qué te hace pensar eso?
—No has estado haciendo nada indebido en estos últimos tiempos, padre?—Akira se quedó serio mirando a Mr. Jefferson.
—No, no he hecho nada en estos tiempos. Estoy completamente retirado del negocio y tú lo sabes.
—Entonces no tienes que preocuparte,npapá. Cuida a tu familia que yo cuidaré a la mía— escuché los gritos de Kaori y Lin. Ya llegaron. Corrieron a saludar a sus abuelos y a Akira. Lin se acercó a la mesa de la sala y ahí caí en cuenta de la foto. La cogí en mis manos y la guardé en mi ropa.
—¿Qué era eso, mamá?— preguntó curioso. Akira se quedó mirándome, esperando a que le respondiera a Lin. Ni siquiera me ayudó a calmar su duda.
—Una foto de familia, mi amor.
—Estas muy nerviosa, mamá — engañar a Lin se a vuelto igual de difícil que engañar a Akira.
—¿Por qué no le dices la verdad, lisa?— Akira preguntó en voz alta. Todos se quedaron fríos ante su pregunta. ¿Qué mierda es lo que está pasando con Akira?