Akira se quedó mirándome fijamente y luego de un rato en silencio bajó a Lin.
—Bien, ¿Ahora qué harás, corderito?— se acercó.
—Ella no tuvo la culpa, fui yo el que actuó por su cuenta. No le hagas nada, ni tampoco a Lin. Si quieres desquitarte con alguien, que sea conmigo— gritó Shuji.
—Tengo culpa también, Akira. No tuve la fuerza de voluntad para rechazarlo— bajé el arma y Akira me encaró.
—Que mujer tan entretenida tengo, debería aplaudirte por tremendo espectáculo— sonrió—. Apuntarte con un arma sin tener la más mínima gana de halar el gatillo, es una de tu más grandes estupideces. ¿Quieres que te ayude? — Akira cogió mi mano con el arma y la puso en mi cabeza—. ¿Lo harás tú o prefieres que lo haga yo?—me quedé en silencio y desvié la mirada. Lo escuché respirar profundo y le dio un golpe a mi mano haciéndome dejar caer el arma al suelo—. Que sea la última vez que hagas una tontería como esa—me agarró el cuello sin ejercer mucha fuerza—. No te aproveches de mí debilidad porque te he dicho lo que pienso de ellas. La paciencia y el amor tiene un límite, y tú estás jugando y sobrepasando los míos. Espero esto te sirva para darte cuenta, hasta donde he tenido que llegar por ti— besó mi mejilla y se alejó. Lin estaba en el suelo sentado nervioso, no sabía para donde ir. Akira le pasó por el lado y sentí mi corazón que iba a estallar, pensando que le haría algo—. Retomando el tema contigo, me agradas sujeto, al menos admites tu culpa— Akira le dio una patada en la cara—, pero no me es suficiente para quitarme la molestia.
—No ocurrió nada entre ella y yo, más allá de los besos y caricias, si tanto te preocupa.
—Oh, ¿de verdad?
—Si deseaba hacerlo, pero sus ojos no me miraban a mi, solo te veían a ti. No quiero pelear contigo, quiero que llevar la fiesta en paz.
—Debiste pensarlo antes de poner tus asquerosas manos en mi mujer— le dio un puño en la cara a Shuji, quien cayó a un lado en el suelo.
—Golpéame todo lo que quieras, lo merezco— Akira le dio otra patada, pero esta vez en la barriga.
Le hice seña a Lin para que viniera a donde mí y lo hizo. Quería taparle los ojos. No quería que viera esta escena.
—Escúchame, mi amor, todo va a estar bien. Ellos están resolviendo unos asuntos de adultos, pero ya mismo todo acaba, ¿Está bien?— Lin estaba temblando y lo abracé. Que Akira detenga esto, por favor.
Golpeó a Shuji en varias ocasiones y él no se defendió, lo que tenía a Akira más molesto.
—Akira, detente ya, por favor— le supliqué —. Yo también merezco esos golpes, Akira.
—Quiero que me des información de tu padre—Akira se bajó para jalar por el cuello a Shuji—. ¿Tú también estás metido en el negocio?
—Si, me dejó a cargo de algunos, pero no los quise tomar. Salimos de allá porque querían matarnos por haberme negado. La familia está revuelta porque saben que fuiste tú quien lo mató y sus socios ni se diga de lo que quieren hacerte.
—¿Y Amaya está en el negocio?
—No, ella ha estado lejos de la familia.
—¿Así que todo fue en vano?
—No te conozco, pero no quiero tenerte de enemigo, yo quiero tener un aliado que pueda cuidar de Lin.
—Oh, ¿Si? Buscaste al menos indicado. Lo menos que quiero es tener personas que me recuerden a ese cabrón. Juré matarlos a todos y eso haré — Akira sacó el arma y le apuntó a Shuji.
—Lin, quédate mirando la pared. No mires hasta que te diga, ¿Está bien?
—Sí—respondió rápidamente.
Caminé a donde Akira y lo abracé por la espalda.
—¿Qué crees que haces?— preguntó Akira.
—Una vez me dijiste que por mí harías lo que fuera, ¿Cierto? Quizás sea egoísta de mi parte, pero quiero pedirte una cosa— Akira se quedó en silencio, esperando lo que iba a decir—. Quiero que no les hagas nada, Akira. Si no los puedes tener cerca, al menos no los mates. Ellos no son como tú padre. Ellos no son tus enemigos, por favor, si realmente te queda algo en ese corazón, no lo hagas. No te han hecho nada.
—Akira, quiero ser de ayuda para ti. Yo no quiero ser tu enemigo, quiero ser tu aliado, por favor— dijo Shuji. Akira se quedó en silencio y eso me preocupa mucho más que cualquier cosa.
—Te pareces tanto a mí, pendejo— Akira rio—. La única diferencia es que yo nunca le rogaría a mi enemigo.
—No te veo como un enemigo, Akira.
—Pues deberías—Akira bajó el arma y se levantó, yo hice lo mismo. Caminó y se fue a mi espalda, eso me asustó mucho. Removió el pelo de mi cuello y me besó.
—¿De quién eres?— preguntó en un tono alto. Me avergoncé y no encontraba cómo hablar—. ¿No sabes quién es tu dueño? ¿Debería mostrarle quién es?— mordió mi oreja
—Akira, no hagas esto aquí.
—No me digas que hacer y responde.
—Tuya, Akira.
—Mas alto.
—¡Tuya, Akira!— hablé más alto y claro.
—¿Escuchaste, Shuji?— Akira puso su mano en mis senos y los frotó.
—Detente, no hagas esto aquí— le dije.
—¿No quieres que Shuji te escuche como te pones cuando te toco?— estaba avergonzada, me sentía humillada.
—No es el lugar.
—Dile con quién te corres— ha perdido la cabeza. Shuji miró a otro lado y eso me causó más vergüenza.
—Estas llegando muy lejos, Akira— bajó su mano a mi pantalón.
—Comenzaré a quitar tu ropa y se lo mostraré. Ya que no quieres admitirlo, será mejor que lo vea por su cuenta— no dudo que lo haga, conociendo lo loco que es.
—Es contigo, Akira.
—Buena chica. ¿Te ha quedado claro, Shuji? Te perdonaré la vida por ahora, me servirás de herramienta de hoy en adelante y si te acercas o tienes algún pensamiento asqueroso hacia mí mujer, no dudaré en rebanarte, así como hice con nuestro padre— rio —. Bienvenido a la familia— ha perdido la cabeza, pero al menos es la primera vez que me considera y cambia su decisión a última hora. Sentí un gran alivio—. Los llevaré con mi verdadero padre, van a quedarse con él y allá me ayudarás, y tu princesa arreglaremos cuentas en la casa — Akira salió del lugar.