Chapter 167 - 167

—¿Dije algo que no debía?— preguntó mi madre.

—No mamá, no te preocupes. Lo importante es que todo está bien. Olvidemos todo y empecemos de nuevo, pero esta vez procura tratar bien a mi esposo, para que podamos estar bien todos.

—¿Me perdonas, lisa?

—Si, pero quiero que hables con Akira y también le pidas disculpa. No quiero que vuelvas hacer una tontería como esa y te pongas o nos pongas en riesgo, ¿Está bien?

—Lo juro, no lo volveré hacer nunca más— me dio un abrazo y se pudo tranquilizar un poco.

—Buscaré a Akira— sonreí y fui a buscarlo—. Mi madre quiere hablar contigo. ¿Será que puedes ir a hablar con ella?— sonreí, como si nada estuviera pasando.

—Si, corderito, quédate con Kaori— me dio a Kaori en los brazos y caminó donde mi mamá.

—Mr. Jefferson, ¿usted sabía lo del chófer de Akira?— pregunté directamente.

—¿Qué sobre él?

—Sobre lo que me hizo.

—No sé de qué estás hablando.— respondió nervioso.

—Esta bien— sonreí. Por ver su cara puedo interpretar que sí sabe, pero no quiere decirlo. Supongo que Akira a querido ocultarlo de mi. Mr. Jefferson salió de la cocina evitando darme la cara.

Akira

—¿Me llamaba, señora?

—Si, Akira. Quiero que me perdones por todo lo malo que les hice. Gracias a lo que hiciste ese día, me hiciste abrir los ojos y darme cuenta de la cruel realidad. Perdóname por haberlos puesto en peligro, en especial por haberte causado daño a ti. Te juro que de ahora en adelante no me voy a oponer entre la relación de lisa y tuya. Quiero que lisa, tú y mi nieta sean muy felices. Si lisa escogió estar a tu lado, no soy quien para evitarlo; solo quiero pedirte que las cuides y la protejas con tu vida. Ella y mi nieta son lo único que me queda.

—Eso no tiene que pedirlo, señora. Como le dije, yo a su hija la amo y ni se diga a su nieta, ellas son todo lo que tengo también y si algo les pasa, no sé que sería de mi. Tenga en claro que a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, no la odio. Estoy consciente que aunque haya tomado una decisión incorrecta, todo lo hizo por proteger a su hija; al menos aprendió la lección y se dio cuenta de su error. Eso es un paso muy importante. Quiero que actuemos como una familia, aunque todavía sé que no me acepta del todo, pero voy a demostrarle que lo que siento por lisa y su nieta es real. Lisa la necesita más que nunca y su nieta también, sería bueno que esté cerca de ellas.

—Quiero añadir una cosa— Jefferson intervino, al entrar al estudio—. No quiero meterme en la conversación y se supone que no diga nada sobre esto, pero quiero que lo sepas, Akira. No quiero que hayan más secretos entre nosotros, ahora más que nunca tenemos que estar unidos.

—¿De qué hablas?— le pregunté.

Lisa

—Lisa, ven para acá — escuché la voz de Mr. Jefferson que me llamó, así que me dirigí a donde él.

—¿Qué sucede?

—Perdóname por no cumplir con la promesa, pero creo que es el momento de que lo sepan todos— Jefferson bajó la cabeza. ¿Ahora que puede estar pasando?—. La madre de lisa fue la donante de tu pulmón, Akira— Akira se quedó impactado casi igual que yo—. Ella lo hizo por voluntad propia, jamás quiso que supieran sobre esto, pero creo que no debemos seguir guardando secretos entre nosotros para llevar la fiesta en paz de una vez y por todas.

—¿Usted hizo eso?— Akira preguntó, su voz sonaba afligida. El shock fue tanto que mis lágrimas bajaron por mis mejillas. ¿Mi madre hizo esto por Akira? Akira caminó hacia ella y la abrazó. No esperé jamás que Akira hiciera algo como eso. Mi madre se quedó impactada, yo no sabía que decir. Por una parte me sentí mal por haberla juzgado y tratado tan mal. Ahora que recuerdo, cuando hicieron la cirugía ella no estaba por ninguna parte y no apareció hasta un tiempo después. ¿Cómo no me di cuenta antes?

—Gracias, señora— Akira no podía decir nada más. Él no llora frente a la gente y la sorpresa fue mucha, que no pudo aguantarlo.

—Si estuviera en la misma posición lo hubiera hecho una y otra vez— dijo mi madre, correspondiendo el abrazo de Akira.

—Mamá, grácias— le dije secando mis lágrimas. Mi voz se escuchaba extraña, intenté tomar fuerzas para poder mantener la calma. Kaori estaba en mis brazos y no quiero que me vea así.

Akira y mi madre estuvieron un largo rato abrazados, hasta que se soltaron. Akira se acercó a Mr. Jefferson y lo abrazó también.

—Gracias por decirme, padre— mientras abrazaba a Mr. Jefferson, yo fui a abrazar a mi madre junto a Kaori.

—No hay palabras para agradecerte lo que hiciste, mamá. Perdóname por haberte tratado tan mal y haberte juzgado. Sé que al igual que yo, Akira debe estar muy agradecido de ti. No sabes cuánto te agradezco por haber hecho esto.

—Te amo, lisa, y tu felicidad es lo más que quiero — nos abrazamos por un rato, hasta descargar todo lo que sentía por dentro.

—Quiero que de ahora en adelante podamos estar felices como la familia que somos— dijo Mr. Jefferson.

—Estoy segura que así será — respondí. El ambiente estaba más tranquilo y Akira se acercó a nosotras y nos abrazó.

—Te amo, lisa— sonreí al escucharlo decir eso—. Y a tí también pequeña princesa— le dijo a Kaori, dándole un beso en la frente.

Compartimos un rato en familia y cenamos juntos. El ambiente de tenso, pasó a uno tranquilo. Logramos calmarnos y tener la fiesta en paz. Esto nos hacía falta a todos. Las cosas estaban cayendo en su sitio poco a poco.

—Tenemos que irnos a la casa. Gracias por todo, Mr. Jefferson, de no haber sido por usted, aún estaríamos distanciados.

—Espero nos visiten más a menudo y podamos estar todos juntos— mi madre se veía muy feliz al lado de Mr. Jefferson. Hacen una linda pareja.

—Si lo haremos, lo prometo— dijo Akira. Nos despedimos y nos fuimos junto a Kaori para la casa.

Al llegar a la casa me sentía extraña, hace tiempo no estaba en este lugar. Bajé a Kaori del auto, mientras que Akira bajó las maletas. Subí al cuarto para bañar a Kaori y acostarla, vino por todo el camino dormida. La recosté en su cuna que aún estaba en su cuarto, todo estaba intacto a cuando nos fuimos. Akira entró al cuarto y besó a Kaori, luego se fue a mi espalda y removió el pelo de mi cuello para besarlo.

—Tenemos mucho de qué hablar, corderito, no creas que me he olvidado de lo que hiciste.

—Y tú no sabes lo que deseo poder hablar contigo. Tenemos mucho de qué hablar, Akira— muchísimo que hablar...