Chapter 142 - 142

Estuvimos hasta que ya no podíamos más.

—Lisa, tengo que hablar contigo. Quiero dejar claro del por qué he estado actuando de esta forma.

—¿Qué quieres decir?

—Hay ciertas cosas que no sabes, no sé cómo descubrieron que estoy en este estado. Sufrí un atentado ayer, verás que tengo muchos enemigos, preciosa.

—¿Por qué no me habías dicho nada?

—No quería preocuparte.

—Aunque estemos en malos términos, estamos casados y tú debiste haberme dicho.

—Lo siento, no quería preocuparte por algo insignificante.

—¿Insignificante? Cualquier cosa que tenga que ver contigo para mí es importante. ¿Cómo me pudiste ocultar algo tan delicado?

—No volverá a ocurrir, lisa.

—¿No fueron los enemigos de tu padre?

—No creo, los que me atacaron no eran tan peligrosos. Quién haya sido, no podré saberlo ya qué por desgracia, esos malditos no quedaron vivos para contarlo.

—Esto está mal, ¿Por qué no nos vamos?

—Lisa, seguir huyendo no va a evitar que nos consigan donde quiera que vayamos. Yo quiero darles un hogar estable a Kaori y a ti. No quiero por mi culpa sigamos huyendo.

—Supongo que tienes razón, pero ¿No nos estamos arriesgando demasiado quedándonos aquí?

—Yo las cuidaré, es por eso que quiero que te quedes en la casa por un tiempo. Por eso te negué que fueras a trabajar, aún no sé de dónde los enviaron y no quiero que te vayan hacer daño si averiguan de tu identidad.

—Y es que no entiendo. Habíamos cambiado de vida y de persona, ¿Cómo dieron contigo?

—No lo sé, pero lo averiguaré.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Akira?

—Depende.

—¿Me odias de verdad?

—¿Qué tipo de pregunta es esa, linda? Acabamos de hacerlo, ¿Y no te ha quedado claro lo que siento?

—No, no me ha a quedado claro.

—¿Por qué no lo repetimos otra vez para recordártelo?

—Quiero escucharlo de ti.

—Mierda, sí que eres tonta. No, no te odio. Aunque en la cama no sé porque me entra la idea de hacerlo.

—¿Eso qué significa?

—Quería odiarte para poder hacerte ese tipo de cosas que te hice y que aún falta. Creo que aún falta llenarte mucho más.

—Tonto, quiero que hablemos primero— quisiera que me explique varias cosas, pero intentar hacerlo hablar sobre eso ahora es imposible. Cuando se le mete algo en la cabeza, no hay nada que lo haga cambiar de opinión.

—Lisa, ¿Me amas?

—Si, y mucho. ¿Por qué no puedo dejar de sentir estas ganas por ti, Akira? Te has convertido en todo lo que quiero.

—Estás siendo muy honesta, ¿Acaso tienes fiebre?— tocó mi frente. Le gusta burlarse de mi, yo haré lo mismo.

—Usame como quieras — diciendo esto, Akira abrió sus ojos de par y arqueó una ceja. Creo que logré mi objetivo.

—¿Cómo te atreves a decir eso sabiendo como me pongo? ¿Quieres terminar lastimada?

—Usame—Akira tragó saliva y alzó una ceja.

—Luego no te quiero quejándote de que no te puedes parar por mi culpa.— es tan lindo cuando se avergüenza e intenta hacerse el fuerte para evitar que se note. Reí internamente.

—No me quejaré, lo prometo— puse una actitud y expresión de sumisa.

—Mierda, ¿por qué tienes que decir eso de esa forma?— si supiera lo lindo que se ve cuando se pone así. Siempre me arrepiento de provocarlo de esa ? manera, pero hace mucho tiempo no estamos juntos y sé que le hacía falta tanto como a mí.

Al día siguiente, si me sentía hecha mierda, pero estoy segura que buscó la manera de controlarse un poco. Perdí la cuenta de cuántas veces toqué cielo, solo sé que estoy muerta del sueño. Me acosté sobre su pecho y nos quedamos dormidos, ya que no habíamos dormido nada en toda la noche.

Un rato después, no sé exactamente cuánto tiempo, sonó nuestros teléfonos a la misma vez. Cogí el mío en la mano y era un mensaje de texto.

—Mensaje de Texto—

"Puedo oler la pudrición de tu alma."

¿Qué tipo de broma y mensaje es este? Era un número desconocido. Levanté a Akira para mostrarle el mensaje.

—¿Qué sucede, corderito?

—Me acaban de enviar un mensaje de texto muy extraño. — Akira leyó el mensaje.

—Dame tu teléfono—Akira cogió el teléfono y sacó la tarjeta— Le llevaré este teléfono a alguien para que averigue quien envío esto.

—Akira, el tuyo también sonó al mismo tiempo—Akira buscó su teléfono y abrió el mensaje.

—Es una foto— se quedó mirando el teléfono un largo rato. Su expresión lucía extraña.

—Akira, ¿qué sucede? — no respondió a mi pregunta y le quité el teléfono de las manos para ver lo que pasaba. Era una imagen de la tumba de su madre. Ahora entiendo su actitud, ¿Acaso es su padre el que está haciendo esto? ¿Cómo sabe nuestros números? ¿Cómo puede ser tan cabrón de hacerle eso a su hijo? Akira estaba pálido y visiblemente molesto. No reaccionaba por más que le hablé, así que sujeté su rostro obligándolo a mirarme.

—Escúchame, no dejes que logre su objetivo. Tienes que calmarte, mi amor, sé que no es fácil para ti, sé que te debes estar sintiendo muy mal en este momento, pero necesito que guardes la calma, todo se va a solucionar. Haremos algo para salir de este problema. Te amo, Akira y no quiero verte triste—Akira tenía una mirada muerta en sus ojos, no me gustó verlo así. Lo besé intentando que pudiera reaccionar y lo hizo.

—Voy a dar con ese cabrón, lisa. No se cansará hasta matarme, pero no le daré la oportunidad. Primero me lo cojo yo primero— su tono fue firme y amenazante. ¿Por qué tiene que pasar esto cuando estábamos tan bien? ¿Siempre tenemos que vivir así?