Chapter 135 - 135

Lisa

—¿Pudiste resolver el asunto que tenías, Akira?

—Si lisa, nada grave— Akira acarició a Aoi y me le quedé viendo.

—Me alegra mucho saberlo.

—Lisa, mañana quiero que salgamos juntos a un lugar. Quiero que aprendas a manejar un arma.

—¿Has perdido la cabeza, Akira? ¿Se te olvida que estoy embarazada?

—Hablé con el doctor que te atendió y me dijo que luego que no hagas ningún movimiento brusco o que sea un arma muy potente no hay problema.  

—No puedo hacer algo como eso, Akira. Esas cosas me dan miedo.

—Es hora de que pierdas el miedo ya, lisa. ¿Quieres proteger a nuestros hijos?Tienes que hacer un esfuerzo. No es para tanto. No quiero que sigas siendo la misma debilucha y confiada de siempre. Quiero que aprendas a hacer algo por ti, no siempre estaré yo o Jefferson para ayudarte.

—Eso sonó muy cruel. Para ti es fácil decirlo, ya has tenido un arma en la mano.

—Y tú también, le disparaste a Keita, ¿Lo olvidas?

—Si, pero fue porque no tenía opción.

—Te llenaste de valentía, aunque eres muy mala para eso, pero puedes aprender. Necesito que lo hagas por el bien nuestro, haz un esfuerzo, lisa—la idea no me gusta para nada. Me pongo muy nerviosa al pensar en ese día que le disparé a Keita.

—Lo intentaré, pero no puedo prometer nada.

—Esa es mi chica— sonrió ante mi respuesta.

—Ya regreso— salió de la antesala con el teléfono en mano.

Llamada telefónica

—Necesito que organices el área. Mañana necesito unos cuantos hombres y quiero que sean los peores. Iré con mi esposa, así que discreción para que ella no se de cuenta o entrará en pánico.

—Como ordene, Akira. Será un placer servirle.

Lisa

Akira regresó a la antesala y cargó a Kaori en sus brazos. Se ve tan tierno y calmado mientras está con ella. No podía evitar mirarlo. Vamos a tener otro bebé y aún no lo puedo creer, estoy tan feliz con la noticia. Toqué mi barriga y la acaricié. Me pregunto si será un niño o una niña. No importa lo que sea, la amaremos igual. Akira se sentó a mi lado con Kaori y la acercó a mi barriga.

—Vas a tener un hermanito, Kaori. Vas a tener con quién jugar y a quien arrancarle las orejas— Akira rio. Se veía de buen humor. Kaori tocó mi barriga y puso su frente en ella. Cualquiera diría que entiende a lo que se refiere Akira. Es igual de inteligente que su papá. Cómo los amo tanto a los cuatro, claro porqué Aoi también es parte de nuestra familia. Acerqué a Aoi para que estemos más juntos los cuatro. ¿Quién diría que me casaría con alguien como Akira y que tendríamos una hermosa familia? No quiero que nuestra felicidad jamás termine.

—Vayamos al parque, lisa— es la primera vez que Akira ofrece eso y vamos con Kaori. Él no había querido que salgamos, ya que Kaori estaba muy pequeña. Realmente la idea me hace muy feliz.

—Iré a preparar su mochila— fui al cuarto a preparar todo lo de Kaori y bajé.

—¿Podemos llevar a Aoi?— pregunté antes de irnos.

—Si, tráela— tomé a Aoi en los brazos y nos dirigimos al auto.

Llegamos al parque y estuvimos juntos compartiendo los tres, parecíamos una familia normal. Nos encontramos con varios niños en el parque, Kaori era la más pequeñita de todos. Akira se veía tan feliz compartiendo con los demás niños y Kaori. Parecía un niño, saber que no pudo tener nunca nada de esto cuando niño me hace sentir algo triste, pero quiero que lo tenga así sea ahora. Su sonrisa se veía más sincera, verlo de esta forma me hace tan feliz. Pasamos unas horas en el parque, nos divertimos mucho los cuatros. Al llegar a la casa Kaori estaba cansada y se quedó dormida por el camino. La bañé y la acosté en su cuna. Akira y yo la observamos dormir por un rato y nos fuimos a bañar. Al salir, se acostó en la cama.

—¿Te divertiste?— le pregunté, acostándome a su lado en la cama.

—Si, mucho. Ya imagino cuando vengan los demás.

—¿Planeas hacer muchos?

—¿Por qué no?

—Necesitaremos un auto más grande entonces— reí.

—¿Cómo una camioneta?— reíamos.

—Cásate conmigo otra vez, lisa— me ruboricé al escucharlo decir eso.

—Ya estamos casados, eso es imposible.

—Nada es imposible para mí. Quiero que tengamos una boda bonita, no como esa que tuvimos.

—No pensemos en eso. Si tú quieres que nos casemos, nos casamos.

—No pude quitarte ese hermoso traje blanco que tenías, que desperdicio.

—¿Y en eso estás pensando?

—Si, no sabes como estaba esperado ese momento.

—Podemos volverlo a tener, Akira.

—Lo sé, y lo vamos a tener. ¿Por qué no vamos ensayando para ese momento que vamos a tener en la luna de miel?

—Sí, hagámoslo — Akira me miró sorprendido. Supongo que no esperaba mi respuesta.

—No me provoques de esa forma, corderito, porque si no puedes caminar mañana será mi culpa y te necesito fuerte—al reírme de su comentario me besó—. Espero mañana no digas que no te lo advertí.— su sonrisa maliciosa lo dijo todo.