Chapter 98 - 98

—Akira, no juegues así conmigo, por favor. No es para nada gracioso —Akira se quedó confundido y en silencio, mirándome fijamente—Akira, ¿Cómo no puedes recordarme?—mi corazón se rompió en mil pedazos al ver su rostro confundido

No pude evitar estallar en llanto y salir de la habitación. Busqué al médico, casi sin poder hablarle

—Dígame que no es cierto. ¿Cómo pudo olvidarse de mí?—le pregunté al doctor

Mi cuerpo estaba temblando ante tal situación. Mi pecho dolía y tenía un nudo en mi garganta

—¿De qué habla, señorita?—el doctor no entendía lo que quiera decirle

—Akira despertó, pero no me recuerda.—seguir mencionando ese hecho, me hacía llorar más

—Tengo que examinarlo—el doctor se dirigió a la habitación de Akira

No quería interferir ni que me viera llorando, solo esperé a que el doctor saliera. El tiempo parecía eterno mientras el doctor estaba con él. Se acercó Mr. Jefferson al verme en frente de la puerta.

—Lisa, ¿Estás bien?—lo abracé entre lágrimas, no podía soportar el dolor de que la persona con quién me casé y tengo una dulce pequeña no me recuerde. Sé que tuvo el accidente y por protegernos fue que sucedió esto, pero me duele. Es como un puñal lo que siento en el pecho.

—No se acuerda de mí, Mr. Jefferson—dije casi sin nada de voz

Él solo me siguió abrazando fuerte. El doctor salió mientras estaba en los brazos de Mr. Jefferson.

—No puedo saber nada concreto, tendré que hacerle unas pruebas, pero dado algunos casos los pacientes que les sucede algo similar, terminan recordando luego de cierto tiempo. Solo hay que vestirse de paciencia, señorita, y apoyarlo ahora más que nunca.

No tenía más palabras que decir, no podía hablar entre tantas lágrimas. El nudo en mi garganta no lo permitía.

—Deberá estar con él, recordarle momentos importantes que hayan tenido. Las probabilidades de recordar todo depende de cuan grave haya sido el trauma. No lo fuerce a recordar nada negativo, solo cosas que le hayan hecho sentir bien en algún momento, y entre ellos que conozca a su hija. Eso le ayudará como una terapia y más si ve su apoyo y comprensión. Sé que ama mucho a Akira y que va a cuidar de él. Solo dale algo de tiempo. Ya verá que se va a poder recuperar del todo mientras cuente con usted a su lado.

Este no es momento de llorar. Sequé mis lágrimas y entré a la habitación de Akira. Aún estaba despierto, sus ojos me buscaron y me acerqué.

—Akira, mi amor. Sé que no me recuerdas, pero no te preocupes, vamos a salir de esta. Te voy a cuidar y apoyar, si me necesitas aquí estaré— dediqué una sonrisa, intentando no presionarlo; aunque por dentro me dolía verlo así, pero las lágrimas no van a ayudar en nada

No puedo permitir que sus enemigos se salgan con la suya. Buscando fuerzas dentro de mí, le respondí la pregunta que había hecho.

—Responderé tu pregunta, mi amor. Soy tu esposa y madre de tu hija.—Akira intentó hacer un pequeño gesto, tal pareciera que quería decir algo

—Eres hermosa—me avergoncé al escucharle decir eso

—¿Por qué dices eso?

—Porque entiendo...—su tono cada vez era más bajo

—¿Entiendes que?— pregunté confundida

—El porqué me casé contigo—escuchar eso me hizo sentir feliz, a pesar de que no me reconociera

No ha perdido su forma de decir las cosas. Sentía ganas de besarlo, pero no sé si debería. Besar a alguien que no recuerdas debe ser extraño y no quiero presionarlo

Tocaron la puerta y Mr. Jefferson entró a la habitación

—Permiso, no quería interrumpir.— se acercó a Akira

—Hijo, lo más seguro no puedes recordarme, pero soy tu padre. Me hace feliz saber que ya despertaste y que estás con nosotros. No sabes cómo hemos estado de preocupados. Recupérate pronto. —Akira intentó extender su mano, pero le dolía mucho

—Akira, no hagas eso. Te vas a lastimar.—le dije preocupada

—Tengo que hablar con tu esposa un momento, Akira. Espero no te moleste.—salí de la habitación con Mr. Jefferson

—¿Pasó algo?

—Encontré a uno de los hombres que atacaron a Akira y confesó.

—¿Qué?

—Efectivamente le pagaron para hacer el trabajo, pero no fue su padre.

—Entonces, ¿Quién fue?

—Fue Kaiza. Ese hombre quiere si o si acabar con Akira. Se acerca una guerra y hay que prepararnos.

—Hay que proteger a nuestra familia, cueste lo que cueste.

—Así será, no lo dudes. Buscaré la manera de encontrarlo. Yo mismo me encargaré de darle su merecido a ese cabrón.

—Si lo encuentras avísame, yo también quiero saldar cuentas con él.

—Lo haré, lisa. —Mr. Jefferson siguió su camino

Solo espero pueda encontrar a ese desgraciado que nos hizo esto. Mi cuerpo dolía, tengo que recuperarme. Antes de irme a mi cuarto tengo que despedirme de Akira. Entré a la habitación nuevamente para despedirme.

—Akira, quisiera quedarme aquí contigo, pero no puedo. Mañana traeré a nuestra hija para que la conozcas.

Akira habló, su tono era un poco más alto

—¿Cómo te llamas?— preguntó

—Lisa.

—¿Y mi hija?— su expresión mostraba confusión

—Kaori era el nombre que escogimos juntos, Akira. Siempre supimos que sería una niña, inclusive antes de enterarnos.—sonreí al recordar eso

—Ven aquí—me pidió que me acercara y lo hice

—¿Necesitas algo, Akira?

—Acércate más —estar tan cerca de él me daba algo de vergüenza

A pesar de seguir siendo el mismo físicamente, saber por lo que está pasando me hace sentir algo incomoda. No quiero que sienta que lo estoy forzando. Me acerqué como quiso, podía ver sus ojos azules tan de cerca, esos ojos que tiene nuestra hija y esos ojos que me enamoraron. Dejándome llevar por todos esos sentimientos y recuerdos que tuve con él, terminé besándolo. Pudo calmar todas mis preocupaciones y todas mis inseguridades. No me recuerda, pero aún siento que muy en el fondo, siente la misma necesidad que siento yo al tenerlo tan cerca.