Por un mínimo segundo su rostro se vio afligido, pero lo cambio rápido. No sé si fui la única que lo pudo notar. Akira comenzó a reír.
—¿Así que este era el secreto que tenían guardado? Son tan pésimos para mentir. Debieron ver sus caras —
Supongo que después de todo no se molesto, pero ¿Qué fue esa expresión que hizo hace un momento? No quiero pensar en eso. Me acerqué a Akira para que pidiera un deseo antes de apagar las velas. Akira no paraba de mirarme, su mirada me hacía sentir un poco avergonzada. Cerró sus ojos y pidió un deseo, para luego soplar las velas. Me pregunto ¿qué habrá pedido?
—¿Por qué no lo servimos?— sugirió mi madre.
Akira no paraba de mirarme. Su mirada lucía tranquila. Es la primera vez que pasamos un momento así. Me siento muy feliz, solo espero que él también. Todos juntos parecíamos una familia normal y compartiendo.
—Espero podamos compartir más momentos como estos, Akira—le dije dándole un beso.
Se notó sorprendido ante mi comentario.
—Pasarás el resto de mi vida conmigo, así que si vamos a poder tener momentos así y, aún mejor cuando tengamos a nuestro bebé— me abrazó fuertemente.
Mi madre y Mr. Jefferson nos observaban de lejos sonriendo. Luego de quedarnos un rato abrazados Akira y yo, caminamos a donde ellos.
—Este regalo es de parte de nosotros. Espero te guste —le dio una caja que contenía un reloj color oro, en el estaba escrito el nombre de Akira, junto a un sobre con una foto de él cuando estaba pequeño
Era muy adorable. No ha cambiado en nada.
—Gracias por permitirme experimentar la alegría de tener un hijo. Gracias por permitirme acompañarte en todo el transcurso de tu vida, hasta ahora. Para mí eres mi hijo, aunque no tengamos la misma sangre. Te voy a apoyar en todo lo que necesites como hasta ahora lo he hecho. Gracias por permitirme un día como hoy compartir contigo y tu esposa. Estoy orgulloso de lo que has logrado y sé que en el fondo has cambiado para bien y por tu familia. Te felicito, Akira.
Me consta que Mr. Jefferson ve a Akira como un hijo, también me consta el respeto que Akira le tiene. Akira lo abrazó de vuelta, luego de un rato llorando en su hombro. Se detuvo y lo miró.
—Lo sé, papá— respondió.
Mr. Jefferson mostró una cara de asombro al escuchar esas palabras que Akira le dijo. Se notó lo avergonzado que se sintió. Tal parece que es la primera vez que Akira le dice una palabra como esa.
Luego de todas esas emociones, Akira se dirigió a mí y me abrazó muy fuerte. Su cuerpo aún estaba temblando, han sido muchas emociones para él.
—Quiero que vengas conmigo esta noche —me dijo al oído.
—Esta bien—me soltó y se dirigió a donde mi madre para abrazarla también.
—Gracias por permitirme estar con su hija. No sabe lo feliz que me hace saber que la tengo junto a mi. A ella y a su nieto los haré feliz. Lo prometo— esas palabras tan sinceras y tiernas, hicieron que mi madre estallara en llanto.
—Lo sé, hijo —respondió mi madre casi sin poder hablar.
Luego de pasar por todas esas emociones, Akira me sugirió que nos fuéramos. Me dijo que tenía algo que quería hablar conmigo. Me tenía un poco preocupada, no lo puedo negar. Quedó con que iríamos a cenar esta noche y hablaríamos del tema. Me pregunto, ¿Qué podría querer decirme?
Nos despedimos de Mr. Jefferson y de mi madre. Ya era el momento de irnos a la casa. No encontraba cómo hacer para llegar primero adentro, no quería que viera al gatito así como así. Akira no habló en todo el camino, pero se veía más tranquilo. Estacionó el auto y salí caminando rápidamente a la casa.
—Hola, gatito lindo. Te llevaré a este lugar para que tu padre pueda conocerte. Sé muy cariñoso para que vea lo tierno que eres — llevé al gatito a la cocina y lo puse en una pequeña cajita para que no estuviera por el suelo y Akira lo viera.
Akira entró a la casa y caminó a la antesala.
—¿Dónde está mi corderito? ¿Acaso se está ocultando de mi? — burló.
—Aquí estoy—salí de la cocina estaba agitada por la carrera que di.
—Eres muy fácil de descifrar. Me pregunto ¿Qué me estarás ocultando ahora? —me miró fijamente y sonrió.
Se quitó el traje que tenía puesto y se sentó en el mueble. No creo poder ocultarlo más. No soy buena en las mentiras, me pongo muy nerviosa y mis manos se ponen sudorosas. Ya conoce eso de mí. Tengo miedo de como lo tome. Aunque está de buenas y tranquilo, me da algo de miedo que quiera salir del gatito.
—Akira, cierra tus ojos—le pedí.
—¿Para qué?
—Solo hazlo y no hagas trampa— cerró sus ojos y aproveché a ir a la cocina a buscar al gatito.
Aún estaba con los ojos cerrados, así que puse el gatito en su pecho.
—Puedes abrir tus ojos ahora, Akira— crucé mis manos esperando su reacción.
Akira se quedó mirando extrañamente al gatito. Se veía confundido.
—¿Qué tipo de criatura es esta?— preguntó curioso halandolo su cola.
—No le hagas eso, lo lastimas—Akira lo soltó y dejó que el gatito ronroneara y caminara a su antojo sobre su pecho.
—Es tan pequeñito y esponjoso.
Su rostro se veía relajado, aunque aún estaba un poco curioso, ¿Será que no sabe lo que es?
—¿Te gusta, Akira?—le pregunté algo nerviosa.
—Sí, aunque no sé qué tipo de ratón es—su inocencia me dio risa.
Quiero creer que lo dijo en forma de broma. Luego de reírme y que Akira se me quedara viendo, tuve que preguntarle.
—¿No sabes lo que es realmente?
—No, nunca había visto uno. No te burles, tonta—se puso nervioso.
—Lo siento, es un gatito. Será nuestro nuevo bebé y miembro de la familia —le dije con emoción.
Se levantó del asiento con el gatito en la mano y se acercó.
—¿Mi corderito está deseosa de tener una familia grande? ¿Por qué no tenemos unos 20 hijos más, luego del que vamos a tener? Así hacemos una familia grande —su comentario me ruborizó.
—Me gustaría.
—¿Por qué no practicamos ahora?— lamió sus labios.
—Akira, tienes al gatito en la mano y él quiere estar contigo. Se ve muy a gusto.
—No evadas mi pregunta, corderito. De igual forma esta noche me vengaré por guardarme esos dos secretos. No creas que te vas a librar de eso, preciosa —con una sonrisa pícara, se sentó en la antesala con el gatito.
Se ven tan dulce los dos. Son algo parecidos, quizás es por eso que se sienten a gusto. Me pregunto, ¿Cómo le llamaremos?