Agustín y Fernando sintieron un poco de comezón en sus ojos debido a que la gran cantidad de humo que había en el lugar, el sargento solo negó con la cabeza antes que les indicara que lo siguieran.
"En unos momentos más nos reuniremos con la diosa Miyuki, quien liderará el ataque de punta de lanza contra la base enemiga, les siguieron que antes que salgamos vacíen sus intestinos.
La cantidad de sangre que podrían ver es solo superada por la sangre que se derramó durante la gran guerra mundial."
Fernando trago un poco de saliva y la cara de felicidad de Agustín no le daba ninguna confianza "Sargento por qué no se usan drones o armas avanzadas para matar a estos enemigos.
Esta forma de ataque me recuerda mucho a la guerra persa de los años 60 contra los rusos, mi abuelo contaba historias sobre persas que se escondían en montañas para matar al ejército de la coalición."
El sargento sonrió forzadamente "Lo intentamos pero esas medidas fueron detenidas por un semidiós, por lo que tuvimos que hacerlo de la manera antigua.
No sé preocupen cuando lleguemos al campo de batalla podrán ver todo por su propia mano, los semidioses y peor aún los dioses son algo que no se pueden tomar a la ligera, yo estuve cuando el dios Flavio llegó a este mundo años atrás.
Lo rodeamos en un edificio pero él simplemente desapareció y robo todo nuestro equipo, si hubiera querido nos hubiera matado al momento y no podríamos defendernos, los dioses son algo que merece respeto y miedo."
El sargento llegó a una tienda improvisada dónde había dos guardias con vestimentas negras, uno de ellos se acercó a ellos "Los estaba esperando la diosa por favor pasen."
Agustín entró y lo primero que pudo ver fue a una hermosa mujer de rasgos asiáticos y pelo negro que tenía un cigarrillo en la boca mientras revisaba un mapa.
"Julien entonces el semidiós se encuentra recluido en el patio de la fortaleza verdad." Señaló Miyuki.
Julien asintió "Los misiles que lanzamos mostraron que era donde se encontraba, también las imágenes satelitales muestran que no quiere moverse."
Miyuki pudo ver cómo Julien sonrió forzadamente "Es como si no le importará que nosotros sepamos dónde está, no se si es egocéntrico o demasiado idiota."
Todos en la sala pudieron sentir un sudor frío recorrer su espalda después de ver la sonrisa de Miyuki "No me importa lo que sea, desde el momento que decidió atacar a una de mis hijas está muerto."
Agustín tragando un poco de saliva dió un paso al frente "Diosa, perdón por interrumpirla en este momento pero me gustaría poder empezar a grabar.
Su sonrisa y sus palabras son demasiado poderosas para solo poder quedar en recuerdos, la nación y todos deben de poder verlas, permítame grabar todo lo que hace diosa, esto es algo que deberá quedar registrado en los libros de historia, no lo crees de esta manera Fernando."
Fernando al sentir la mirada de todos solo pudo desabrochar el botón del cuello de su uniforme de periodista de guerra y tras suspirar una sonrisa se formó en su rostro "Creo que es lo correcto diosa, trabajé como camarógrafo de nota roja durante años y creo que estoy listo para lo que venga.
Solo espero que si muero mi familia sea recompensada, no quiero que vivan en la pobreza."
Miyuki asintió con su cabeza "Denle una cámara y un micrófono a ellos dos, veamos que tan buenos son grabando, también espero que puedan darme una copia completa cuando acabemos, me gustaría enseñarsela a mi esposo para que vea el final de la basura que atacó a Hexe durante estos años.
Quiero que aprecie el error que cometió cuando dejó sola a nuestras hijas."
Los Inquisidores rápidamente fueron por el equipo de filmación, mientras esto sucedía en la línea del frente el enfrentamiento entre los soldados y los mercenarios de la organización se recrudeció.
Debido a que no podían usar misiles o apoyo aéreo sólo podían recibir ayuda de disparos de mortero, esto ocasionó que el campo de batalla se llenará de restos humanos y cráteres repletos de un lodo sangriento.
En medio del campo de batalla un joven inquisidor estaba sosteniendo su escopeta mientras mordía su cigarrillo "Ramírez necesito que hables al equipo de morteros, quiero que llenen de Fuego las trincheras del frente.
Tenemos que avanzar antes que la diosa quiera entrar en la batalla."
Ramirez asintió y empezó a usar su teléfono "Aquí Nezahualcoyotl rojo pidiendo fuego de supresión en mi posición…"
El joven inquisidor pudo ver cómo el torso de Ramírez era completamente destruido dejando solo los pies los cuales cayeron al suelo pero antes que pudiera encontrar una explicación sobre lo que había pasado una explosión se produjo cerca de donde estaba.
"Maldita sea."
El joven inquisidor abrazo su escopeta y se levantó del pequeño cráter donde se encontraba y corrió lo más rápido que pudo hacia el territorio enemigo.
Mientras corría hacia la trinchera enemiga pudo ver a un mercenario de la organización quien estaba preparando su fusil de asalto,cuando se disponía a disparar su escopeta para matar al mercenario una luz deslumbró sus ojos.
El joven inquisidor solo pudo sentir cómo su cuerpo volaba por los aires, todo se oscureció por un momento y solo recuperó la visión cuando pudo sentir un chorro de líquido caliente que recorría su rostro.
Forzando sus ojos a abrirse intentó llevar su mano a su rostro, pero este cambio cuando se dió cuenta que por más que pudiera sentir su mano su rostro no estaba siendo limpiando, con miedo agachó su mirada y pudo ver que no tenía nada dónde se suponía que debía estar su brazo.
El joven inquisidor mordió su labio y movió su mirada a su otra mano donde pudo ver que se encontraba bien pues podía moverla pero le hacía falta tres dedos, usando sus dedos restantes empezó a moverse por el frío barro de sangre.
Mientras se movía por el barro pudo escuchar un horrible ruido y tras esto empezó a escuchar los ruidos de disparos, explosiones y gritos, esto fue una gran alegría para él ya que era la prueba de que estaba vivo.
Después de desplazarse por el barro durante algunos minutos su mirada se cruzó con la de un mercenario que estaba bastante herido, los dos se miraron por un momento antes de posar su mirada en una pistola que se encontraba frente a ellos.