Las miradas del joven inquisidor y del Mercenario se volvieron a cruzar para inmediatamente empezar a moverse a dónde se encontraba la Glock 17.
Ellos ignoraron sus heridas por completo pues tenían al enemigo frente a ellos, en ese momento solo les preocupaba matar o morir, mientras ellos dos se movían lo más rápido que podían para tomar la pistola del barro de sangre.
Debido a las heridas el joven inquisidor no pudo llegar a tiempo a dónde se encontraba la pistola, por lo que solo pudo ver cómo el mercenario la tomaba y se preparaba para disparar.
Fue entonces que el joven inquisidor solo pudo sonreír y cerrar los ojos preparándose para morir.
El ruido de un disparo se escuchó pero el joven inquisidor se dió cuenta que seguía vivo por lo que cuando abrió los ojos pudo ver a una hermosa mujer de cabello negro que tenía en su mano un hermoso revolver colt.
Detrás de ella se encontraba un camarógrafo y un reportero, también pudo reconocer al líder Julien pero no pudo decir nada ya que en ese momento perdió el conocimiento.
Miyuki suspiro y se agachó para poner su mano en la cabeza del joven inquisidor, tras esto empezó a usar su energía divina para recuperar el cuerpo del joven.
"Tienes suerte que haya estado cerca para poder salvar tu vida, lamentablemente no puedo recuperar tu cuerpo por completo en este momento.
Que alguien venga y lo lleve al hospital, recreare su cuerpo después que acabemos con estos enemigos."
Fernando grabó todo el proceso mientras que Agustín se encontraba apuntando al cuerpo del inquisidor.
"Como podemos observar los enfrentamientos contra esta organización terrorista han sido recrudecidos y nuestros soldados e Inquisidores han sido víctimas de este enfrentamiento sangriento.
Pero ustedes lo vieron, este inquisidor peleó hasta casi morir contra estos terroristas…"
Miyuki detuvo a Agustín y le señaló una dirección donde pudo ver a un hombre musculoso de piel bronceada y de cabello oscuro caminando hacia ellos.
El hombre abrió sus brazos mientras miraba con sus ojos inyectados en sangre a Miyuki "Diosa Miyuki, por qué quieres interrumpir en mi hogar si nosotros no hemos hecho algo malo."
Miyuki miró con desprecio al semidiós "Desde el momento que nació mi pequeña Hexe cometieron el pecado de quererla usar como un juguete sexual para uno de sus líderes.
Lamentablemente para ustedes su madre ya está aquí y no descansaré hasta matar a cada uno de ustedes."
El semidios empezó a reírse mientras ponía sus manos en sus caderas "El estúpido de Flavio no te dijo sobre el trato que…"
Miyuki no le permitió continuar pues usando su energía divina apareció frente al semidios y de un puñetazo en el rostro, el cual lo mandó volando a través del campo de batalla.
El golpe fue tan fuerte que el semidiós se convirtió en un objeto casi imparable el cual atravesó edificaciones de defensa y en su paso también mató e hirió a una gran cantidad de mercenarios.
Los cuales se convirtieron en niebla sangrienta pues el cuerpo del semidiós era un objeto que parecía ser indestructible.
Cuando por fin perdió velocidad quedó tendido en el suelo donde no tuvo la oportunidad de moverse debido a que Miyuki apareció sobre él.
Al ver al semidiós en el suelo Miyuki sonrió con malicia y empezó a golpear su rostro una y otra vez.
Cada golpe que le daba al semidiós tenía energía divina, por lo que no era posible para el semidiós poder curar sus heridas.
La golpiza fue tan brutal que cada vez que Miyuki golpeaba al semidiós la tierra temblaba y el cráter donde estaba el semidiós se hacía más grande.
Todos los mercenarios al ver que el semidiós que se supone los cuidaría estaba siendo golpeado como un saco de boxeo.
Solo pudieron empezar la moral por lo que los inquisidores y soldados rompieron las trincheras enemigas y con la ayuda de la fuerza aérea.
Misiles y drones pudieron acabar con cualquier signo de resistencia, mientras esto ocurría Miyuki decidió detenerse pues el cuerpo del semidios.
Se había convertido en una masa sanguinolenta la cual carecía de vida alguna, por lo que salió del cráter y apareciendo un cigarro en su mano.
Usó su poder para crear una bola de fuego negro la cual utilizo para encender su cigarrillo, posteriormente solo miró al cadáver del semidios.
"Que tu alma se pudra por toda la eternidad."
Dejando caer la bola de fuego negro, el cráter creo un pilar de una sustancia negra, la cual se podía ver desde Miles de kilómetros a la distancia.
Fernando quien estaba grabando todo solo pudo reír de los nervios que tenía mientras que Agustin solo abrió sus manos.
"Estamos ante la muestra de poder de una verdadera diosa, ustedes lo vieron primero de nosotros.
El poder absoluto tiene la última palabra contra cualquier clase de enemigos."
Girando su cabeza miró fijamente a la cámara como si de un fanático se tratara "Espero que los enemigos de México se lo piensen dos veces antes de intentar volver a planear un ataque contra nuestra gente."
Señalando con su dedo al pilar negro mostró un rostro de rendencion "Ese es el destino de los enemigos de la gran diosa Miyuki."
En una habitación cubierta de sangre seca, Dimitri solo estaba riéndose mientras veía al cadáver que estaba sentado a un lado de él.
"Ya escuchaste a ese reportero, cree que por qué su diosa pudo matar a la basura de semidiós que cuidaba la base central en México puede faltarnos al respeto.
Haha…"
Belanus quien estaba disfrutando de las caricias con la lengua de la mujer descendiente del rey Arturo.
Sólo pudo fruncir el ceño antes de mirar hacia abajo "Ese reportero tiene el valor de amenazar a cualquier persona o dios, creyendo que podrá salir impune.
Quiero que te encargues de eliminarlo de la manera más cruel posible, además intenta contactar a la organización.
Creo que será bueno llegar a un acuerdo con ellos para garantizar un trabajo en equipo entre todos los enemigos de esa diosa.
Incluso aunque sea poderosa no debería poder sobrevivir a la lanza que mató al hijo del viejo."
La mujer asintió y usando un pañuelo limpio su boca mientras salía de la habitación con su rostro lleno de furia.
'Primero mataré a mi objetivo, después me encargaré de matar a este estúpido Rey y por último mataré a este dios.
Lo juro por mi alma.'