La joven Eria Rizzo, que ha maravillado a Iván y Alexander con su belleza y habilidad, su bella cara que parece esculpida por los mismos artistas del renacimiento solo puede ser superada por la pureza de su alma, un ser de luz que no merecía morir de la forma en que lo hizo.
Nace en Roma, Italia, producto de la unión de una prostituta y un sacerdote, su madre pensaba que por haberse embarazado de ese hombre que era un cliente habitual tendría la vida resuelta. Estaba muy equivocado, el sacerdote solo le proveyó una pequeña casa, la amenazó de que si hablaba, no solo nadie le creería, sino que se encargaría personalmente de que no volviera a respirar más nunca.
La madre de Eria, Lisa Fiore, era una mujer joven y hermosa, dio a luz a sus 24 años de edad, sin embargo, ella estaba podrida hasta los huesos. Sentía una gran frustración interna por no haber conseguido su objetivo, veía a la pequeña Eria como un estorbo para su labor.
A pesar de todo esto Eria respetaba a su madre, incluso después de que se enteró del estilo de vida que está llevaba, ella solo quería sentir el amor de su madre, la cual solo le respondía a sus plegarias con golpes e insultos a modo de desquitarse del enorme fracaso que era su vida.
-¿Mamá puedo ir a la escuela? -Preguntaba habitualmente la pequeña Eria.
-¿No te das cuenta que apenas tengo para mantenernos?, ¿Crees que estudiar te va a ayudar ahora mismo mocosa? -Grita su madre.
Que Eria haya llegado a la edad de 16 años parece un milagro realmente, pero ella siempre recibió ayuda de un carnicero llamado Guido.
Se conocieron de una forma un tanto cómica, el carnicero Guido había pagado los servicios de Lisa, la cual lo recibió en su casa, cuando los 2 estaban en pleno coito la pequeña Eria de 3 años entra a la habitación de su madre para mostrarle un dibujo que había hecho. Guido no supo cómo ocultarse y termino cayendo al suelo, esto causó que la pequeña Eria rompiera en risa. En ese momento Lisa corre a gritos a la chiquilla, la cual se va llorando dejando a tirado el dibujo que había hecho.
Guido, a pesar de que había contratado a una prostituta, era un hombre de principios, detestaba a todo aquel que maltratara a un pequeño, en un instante se empezó a vestir dispuesto a dejar la casa de Lisa.
Cuando estaba a punto de salir de la habitación se encuentra con el dibujo de Eria, es una niña que está tomada de la mano de una mujer, las 2 tienen rostros sonrientes, es muy diferente a lo que Lisa demuestra, pensó.
Antes de retirarse del recinto, Guido ve a la pequeña Eria en la sala, y se acerca a ella.
-Hola pequeña, ¿Cómo te llamas? -Dice Guido.
-Eria Fiore señor.
-Es un hermoso nombre Eria, Creo que este dibujo es tuyo -Dice mientras se lo entrega.
-Si, ¡Gracias señor!, ¿Cómo se llama?.
-Guido, Guido Rizzo pequeña, fue un placer conocerte.
Y así comenzó la amistad entre ellos 2, ocasionalmente Guido visitaba la casa de Lisa para saludar a la pequeña Eria, luego la invitaba a su pequeño negocio para que pudiera olvidarse aunque fuese un momento de su madre.
Guido nunca se casó ni tuvo hijos, veía a Eria con los ojos de amor de un padre, el le enseñó a leer y a escribir, le compraba juguetes y siempre que podía pasaba tiempo junto a ella.
Lisa nunca le importo eso, le alegraba que Eria no estuviera en casa ya que le permitía trabajar con más libertad.
La vida de Eria a pesar de las carencias, era perfecta para ella, había encontrado el amor que ella quería, y para ella eso era suficiente.
Una tarde cuando Guido acompañaba a Eria de vuelta a su hogar, ella lo sorprendió diciendo.
-Guido, te quiero como un padre, ¡Tanto que me gustaría llamarte papá! -Exclama Eria de 10 años.
Guido sobresaltado, solo pudo dejar caer una lágrima por su mejilla, estaba feliz, de que el no era el único que sentía ese apreció.
-Guido, de ahora en adelante, ¿Puedo llamarte papá?.
Guido asiente con una sonrisa en la cara y abraza con fuerza a la niña que se había convertido en la luz de sus ojos.
La dulce princesa había llegado a los más profundo del corazón del carnicero.
Pero, en la casa de Lisa, toda la alegría se esfumaba en un segundo, todas las noches llegaban hombres para satisfacer sus deseos con la prostituta, muchos de ellos le ofrecieron grandes sumas de dinero para poder cumplir sus perversas fantasías con Eria, Lisa no se negaba por amor de madre, se negaba porque temía que la niña hablara al carnicero y ella cayera tras las rejas.
Sin embargo la belleza del cuerpo es efímera, y cuando Eria cumplió las 16 primaveras, Lisa Fiore ya tenía 40 años, ya no llamaba la atención a los hombres como antes, todos se fijaban en las mujeres más jóvenes, esto causó que los ingresos de Lisa Fiore se vieran afectados de forma negativa. Desesperada porque ya no tenía para comer, solo encontró una salida, la cual involucraba a Eria.
-¡Niña, ve a donde el carnicero y compra lo más barato que encuentres! -Dice Lisa.
Eria sin mediar palabras sale apresurada para evitar la cólera de su madre. Inmediatamente Lisa realiza una llamada.
En el camino Eria se distrae con unos niños que están jugando en la calle, mientras los saludaba 2 hombres la toman de la espalda, tapan su cabeza con una capucha y la meten por la fuerza dentro de un auto negro.
Eria confundida y asustada empieza a pedir ayuda a gritos.
-Hola mi pequeño pecado -Dice un hombre dentro del auto- Eres tan hermosa como lo era tu madre, incluso más.
-¿¡Q-Quién eres!? -Dice Eria.
-Déjame quitarte la capucha -Dice el hombre.
Eria ve al hombre que le estaba hablando sentado a su derecha. Es un hombre viejo, de unos 70 años o más, viste una sotana negra.
-Soy el padre Lisandro, pero tú puedes llamarme papi, yo soy el que te dio la vida.
Eria estaba atontada ante las declaraciones de ese hombre, su madre nunca le había dicho nada acerca de quien era su padre, ella nunca se hubiese imaginado que un sacerdote sería su progenitor.
El sacerdote desliza sus manos por los muslos de Eria y está deja escapar un gemido.
-Después de tantos años que estuve con tu madre, quien hubiera pensado que me contactaría para venderme tu virginidad. Ella siempre supo todos mis gustos, es una mujer maravillosa que siempre guarda un lugar muy especial en mis oraciones -Dice el padre Lisandro al oído de Eria.
En ese momento el corazón de la dulce princesa se rompió en mil pedazos, sin importar nada de lo que hizo su madre, ella no la creía capaz de hacer esa atrocidad, simplemente se negaba.
El sacerdote rompe la blusa de Eria y se propone a satisfacer sus deseos con su propia hija.
-Gracias Señor, por la hermosa hija que me has dado, y te agradezco todavía más por darme la oportunidad de disfrutar de su cuerpo -Exclama el padre Lisandro.
En ese momento Eria golpea a su progenitor en la cabeza y se dispone a huir del auto, logra forzar el seguro y escapar.
Los hombres que acompañan a Lisandro en lugar de seguirla lo socorrieron, el golpe que le propinó fue lo suficientemente fuerte como para romperle la frente de la cual salpicaba mucha sangre.
Eria corre desesperada hasta el negocio de Guido, lo encuentra atendiendo a unos clientes, Guido al darse cuenta de lo alterada que estaba Eria, manda a salir a todos los clientes y cierra el local.
-¿¡Qué te han hecho mi niña!? -Dice Guido.
-Papá, mi madre me vendió a un hombre que dice ser mi padre y el intento violarme.
Guido quedó sin palabras, no pudo hacer otra cosa que abrazar a Eria mientras lloraba con ella.
-Mi niña, mañana mismo, nos vamos de Roma, tu y yo, tengo un amigo que puede hacer unos papeles falsificados, de ahora en adelante, yo seré tu papá adoptivo, y tu serás mi hija, Eria Rizzo.
La noticia conmociona a Eria, desde hace mucho quería vivir con Guido, quería que su amor de padre se convirtiera en parte de su rutina diaria, asiente con lágrimas en los ojos y sigue abrazando al único hombre que merecía ser llamado padre por ella.
Guido seca la lágrimas de la cara de Eria y le prepara algo de comer para calmarla.
Este día Guido cometió un terrible error, decidió que pasarían la noche en su negocio en lugar de ir a su casa.
Ya de noche Eria estaba durmiendo y Guido velaba por el descanso de su pequeña.
El sonido de un disparo interrumpe el descanso de Eria y alarma a Guido, eran los 2 hombres que estaban junto a Lisandro.
-¡Sal Eria Fiore, nos han ordenado buscarte! -Grita uno de ellos.
Guido asoma la cabeza por la ventana y ve a los 2 hombres y a un sacerdote con un golpe en la cabeza.
-¡Maldita bastarda fruto del pecado, te ofrecí la dicha de saciar mis placeres y me causastes un gran dolor! -Grita Lisandro.
Guido le indica a Eria que salga por la puerta trasera.
-¡Sal maldita, esa ramera que tienes por madre ya nos dijo que estarías aquí! -Insiste Lisandro.
Eria está muy asustada, y se niega a irse sin Guido. El miedo le causó un estado de shock que impedía que se moviera.
-Quemen el lugar -Dice entre dientes Lisandro.
Los hombres empiezan a esparcir gasolina en las paredes de la carnicería de Guido, el carnicero al percatarse de esto intenta traer en si a Eria, pero ella no reacciona.
Por más que intento moverla sin lastimarla, no pudo desplazarla ni 1 centímetro.
Los hombre lanzas unos cerillos al local y este empieza a arder.
Guido desesperado con todas sus fuerzas empuja a la pared donde estaba la puerta trasera, abre la puerta dispuesto a sacarla del local, pero uno de los hombres estaba esperándolos del otro lado.
El hombre dispara a Guido en el pecho hasta agotar las 6 balas del revólver que empuñaba, solo en ese momento Eria reaccionó.
-E-Eria, mi niña, l-lo siento no he podido protegerte -Dice Guido mientras la llama de su vida se extingue.
-¡Papá! -Grita Eria desesperada.
Eria no intento salir del local, sabía que era inútil, el guardia solo se quedó viendo la escena, pero ella sabía que si intentaba salir ella moriría.
Se acobija a un lado del cuerpo de Guido y susurra a su oído con una voz que se quiebra entre llantos.
-P-Papá, no tienes una idea, de lo mucho que me hubiese gustado nacer siendo tu hija, ser una Rizzo, me hubiese encantado irme contigo de Roma, he iniciar una vida contigo, pero, por mi culpa ahora está muerto -Eria apenas puede hablar, el humo le empezó a afectar- ¡Te amo papá, fuiste lo único bueno que tuve en mi vida!
Y de esta forma la dulce princesa dejo el mundo terrenal.
Y la única pregunta que realizó a la deidad que desconocía fue:
-¿Dónde está mi papá?.
A lo que LeNaguah respondió:
-El purgatorio de Guido Rizzo acaba de comenzar, si te quieres reencontrar con el, llega al final y espera que el haya tenido la misma determinación que tú, sin embargo ninguno de los 2 se recordará el uno al otro.
A Eria no le preocupaba no recordar a Guido, ella sabía en el fondo de su corazón que sin importar que, los 2 se volverían a encontrar y por fin, podrían ser la familia que no pudieron ser.
Y así la Joven Eria Fiore, renunció a todo lo que la relacionaba con su madre, incluso a su apellido, y llega al purgatorio como Eria Rizzo, determinada a llegar al final con su habilidad de radar para poder prevenir todos los encuentros.