El asesino estaba sentado en el carro, viendo a Miranda con la computadora portátil. Afortunadamente para alguien que mirara desde el cuarto, pero también hizo un trabajo muy descuidado, para proteger el sistema hacia los piratas de computación a través de la Internet. La consecuencia de esto era, lo fácil que era salir o entrar de la casa desapercibido.
El asesino se preguntó, quien habría llamado por el intercomunicador. Quienquiera que fuese, había molestado a Miranda lo suficiente, como para que los guardias de seguridad revisaran las instalaciones. "Menos mal, que decidí no atacar antes", pensó. El asesino no podía acceder al intercomunicador, al contrario que las cámaras de seguridad era un sistema seguro.
Ahora el asesino se enfrentó a un dilema. ¿Iba a ver a Miranda en su lencería sexi y disfrutaría de ello, o terminaría inmediatamente? Sobre todo, quería follar con ella, Se maldijo por lo mucho que quería follarla. Se retrajo a sí mismo, a sabiendas de que si lo hacía, dejaría su ADN por todo el lugar, y a largo plazo sería una pesadilla.
El asesino pensó en la parte de matar, y no le atrajo. Él no era un animal como su enemigo, y no apreciaba el concepto de matar en lo absoluto. Pero tenía una misión crítica, que en última instancia le daría libertad y control sobre su vida. Como arma homicida, el asesino había elegido lo que pensaba sería el arma más comodidad para matar, un revolver calibre 22 equipado con silenciador. El lado positivo, no tendría problemas con el retroceso y los casquillos en la escena del crimen, pero tendría que disparar varias veces para asegurar la muerte con esa arma calibre 22 con silenciador adosado. El asesino se sentía incomodo, aunque técnicamente había matado antes, que sentiría esa primera vez, y se preguntó como sentiría la perdida de virginidad en el asesinato.
El reloj de pulsera del asesino mostraba un cuarto después de medianoche. Si golpeara ahora, el momento sería perfecto, y su mensaje sería enviado de la manera que había planeado. Si no se movía ahora, se retrasaría, debiendo esperar hasta la siguiente noche, lo que incrementaría el riesgo de ser detectado, y riesgos de más retrasos. Ya no estaba tan ansioso de ver a Miranda en ropa interior.
El asesino se preparó para atacar. Primero envió un mensaje de texto a Miranda Di Maestro con las palabras "Perdí mis llaves, podrías abrir la puerta trasera para poder entrar. Estoy deseando jugar un poco, buscando algo oculto y sexual " entonces la estudio por la cámara de seguridad cuando abrió la puerta trasera. Era tiempo de proceder; el asesino desactivo todos los sistemas de seguridad a través de su computadora. Luego agarro su arma y brincó sobre la pared de la Mansión de Di Maestro desde el callejón. Sabía donde Miranda se escondía. Entro al dormitorio principal, que olía fuertemente a rosas y canela. Se encontró con su mirada llena de horror. "Lo siento" le dijo, levanto su arma y le disparó, un tiro en la cabeza y cinco al pecho. Miranda Di Maestro cayó de la cama, muerta en segundos.
El asesino volvió a su auto y chequeo su reloj. Eran las 12:30. Estaba justo a tiempo. Entro al sistema de seguridad de la Mansión y activo la alerta de intrusos. Arranco el carro, y manejo alejándose de la escena del crimen.