Narra Carlos
-¡Mía, espera! —Álvaro intenta hablar con Mía al ver que nada más entrar en casa sube a su cuarto. —¿Qué le hicieron? —Nos mira desconcertado.
-A nosotros no nos mires. Fueron unas chicas del colegio y ya sabéis que tema no soporta oír. —Dejo las lleves en el recibidor y me siento en el sofá.
-Tiene que ser duró perder a un padre, no quiero saber como es a los dos. —Dani se suma a la conversación.
-Pero esta vez es más grave, no creó que la debamos molestar. Recuerden como está. Si la intentamos presionar para que se anime seguro que se nos iría de las manos y nos mandaría a la mierda.
-Pero algo tendrá que comer. Seguro que ni se comió el almuerzo, ni siquiera desayuno en condiciones.
-En eso tienes razón, le llevaré algo y le intentaré animar. —Me levanto y me dirijo a la cocina, antes de entrar me giro.— Una cosa, ¿alguien sabe que comida le gusta?
-¡Creó que la Pizza! —Saltó Blas y todos nos reímos.
-Chicos, ¿sabéis el motivo por el cual está llorando Mía? Intente hablar con ella pero me cerró la puerta en las narices. — David baja las escaleras.
-Unas chicas se metieron con ella de la peor manera. —Oí que decía Dani.— Veo que no entiendes nada. ¿Cuál es el tema que está prohibido hablar si esta cerca?
-Lo de sus padres.
-Pues blanco y en botella. Leche. No pillas nada tío.
-Iré a hablar con ella.—Escucho como subía las escaleras y a los segundos gritos —¡Chicos! ¡Venir corriendo! —Gritó David.
Dejé de hacer lo que hacía y subí corriendo junto a los demás, al llegar vi a David encima de Mía y dándole golpes en la cara pero ella no reaccionaba. Todos nos quedamos en shock, nunca imaginé que llegara el momento de que ella quisiera quitarse la vida. Alex nos lo advirtió pero no le quisimos creerle, haber estaba mal pero no para llegar a este punto.
- Mía, despierta. Mía, por favor, reacciona. ¡Que alguien llamé a una ambulancia!
-¡Estoy en ello! ¡No me ponga más nervioso de lo que estoy! —A lo lejos escuché la voz de Dani. — ¿Hola? Si verás, quería una ambulancia en la calle __________ (TC), pero que se den prisa que está sangrando mucho. —Dani parecía el más nervioso, yo no podía aceptar la situación, es una pesadilla
-David, ten —Blas sale del baño con unas toallas. — Intenta impedir que no salga más sangre. Carlos ven, ayúdanos a llevarla a su cama.
-La ambulancia viene de camino.
La ambulancia no tardó mucho en venir, la examinaron e intentaron parar la hemorragia. Cuando consiguieron estabilizarla la subieron a la camilla y se la llevaron. David fue con ella, era quien más afectado estaba y comprendimos que lo mejor seria que fuera él y viera que ella está bien, el resto fuimos en coche. Llegamos a los diez minutos al hospital me salté un par de semáforos pero no creo que me pase nada, por suerte encontré aparcamiento a la primera. Entremos lo antes posibles y nos acercamos a recepción, David no cogía las llamadas ni contestaba ningún mensaje.
-Por favor, ¿me podrías decir dónde se encuentra Mía Fernández? —Preguntó Blas lo más calmado que puede estar.
-Señor cálmense, la paciente en estos momentos la están atendiendo, tendrán que esperar en la sala. Como todo el mundo, enseguida saldrá el médico que la atiende.
-Muchas gracias. —Se acerca a nosotros, por su cara diría que no trae buenas noticias.
-¿Tenemos novedades? —Daniel se levanta al verle.
-No Dani, acaban de entrarla. Todavía no comprendo el porqué. No lo hemos hecho tan mal ¿verdad?
-Sí. Pero no creó que el asunto de sus compañeras le obligarán hacerlo. ¿O sí? Porque si es así deberíamos de dar parte al colegio y que ponga remedio.
Las horas pasan lentamente, David se quedó a esperar con nosotros, a él tampoco le dieron muchas explicaciones del estado de Mía. Son las siete de la tarde y todavía nada, estamos sin respuestas, preocupados y nerviosos ya no sé cuántas tabletas de chocolate me he comido. Blas de un lado a otro, Dani hace cinco minutos que ha salido, David, preguntado cada rato a la recepcionista, Álvaro contando los segundos que lleva dentro. Todos estamos preocupados, nadie sale a decir nada y no sé si eso es bueno o no, ni siquiera nos atrevemos a contárselo a Alex, nos da miedo que nos despida o algo peor y seguramente Mía no quiera que le digamos nada de lo sucedido, no queremos perderla, ya nos acostumbremos a ser unos canguros ejemplares y sobre todo tener a una chica en casa.
Dani entra con tres chicas, al principio no las reconocí pero a medida que se van acercando las reconozco. Se quitan las gafas de sol y nos saludan, Alba está más radiante que nunca. Les hablemos de Mía y se morían de ganas por ver a la nueva integrante de la banda pero al estar ellas de gira no pudieron hasta hoy por lo que se ve.
-¡Chicos! Venimos cuándo nos enteremos. ¿Hay novedades? —Dijo Alba.
-Todavía no cielo, ¿quieres un poco? Te ayudará mucho. —Le ofrecí chocolate.
-No, gracias.
-Blas siéntate, ya verás que estará bien.— Dijo Sonia. — Me estás poniendo nerviosa ya y eso que acabo de llegar.
-No puedo, no sé cómo esta, no sale el médico y la verdad los doctores entrando y saliendo no ayuda. —Blas cada vez camina más deprisa de una punta de la sala a la otra, se sienta y en menos de diez segundos ya esta de pie de nuevo.
-Pero ya verás que estará bien, no habrá perdido tanta sangre como para que se muera, confía en tu chica favorita y siéntate.
Cuando por fin conseguimos sentarle más de diez segundos, sale una mujer y se acerca a la sala donde estamos nosotros, David al verla se levanta, supongo que será quien lleva el caso de Mía.
-¿Familiares de Mía Fernández? —Buscaba con la mirada a David.
-¡Nosotros! — Lo dijimos al mismo tiempo y supongo que gritemos un poco, ya que toda la sala se nos quedó mirando y unos cuantos nos mandó a callar.
-Por suerte la paciente no perdió mucha sangre, pero no fue lo único que hizo. Detectamos unos medicamentos algo fuerte en su organismo y le hicimos un lavado de estómago, por ahora está estable. Se recuperará favorablemente. La cogimos a tiempo.
-¿Y la podemos ver? - David se le notaba un poco más calmado al escuchar esa noticia. Todos suspiramos de alivio.
-Por ahora está en observación y no se podrá entrar pero si verla, acompáñeme. Cuando esté un poco mejor, el psicólogo la examinará para determinar si está en sus capacidades para volver a casa o si tendría que quedarse un tiempo más en el área de salud mental. Es por protocolo. —Camina de nuevo de nuevo dentro del hospital y nosotros como patitos desorientados la seguimos.
En lo que duró el trayecto le íbamos preguntando. Al llegar vimos que la tenían aislada del resto de la planta, supongo que contactaron con Alex y él lo pidió. Cuando conseguí verla me alegre tanto, todos nos abracemos al verla dormir, está tranquila y sé que la están cuidando bien.
Nos quedamos mirándola descansar al menos una hora, no sabía que ser canguro fuera un trabajo complicado y duro. No sé si es por la medicación o porque duerme pero se le ve feliz, incluso diría que sonríe. Volvemos a la sala y nos despedimos de las chicas por hoy, hablamos de quien se quedaría a dormir esta noche pero nadie quería irse a casa, así que nos quedamos todos, algunos dormimos en el coche y otros en la sala.