Algunos hombres y mujeres parecen locomotoras de vapor, traqueteando regularmente sobre sus vías, reduciendo su marcha al subir las colinas y acelerando alegremente al bajarlas. Otros son como automóviles de combustión interna que toman diferentes carreteras pero que de tanto en tanto se quedan sin combustible y tienen que aguardar a ser repostados.
Lo Po parecía ser un cohete con una cantidad inagotable de combustible. Siempre estaba estallando, lanzando de aquí para allá, ruidoso, a veces detestable, pero siempre haciendo saber que no podías ignorarle. Su rostro, expresión y gesticulaciones le recordaban a Burton las estrofas finales del Kubla Khan de Coleridge:
Y todos deberían gritar, ¡Cuidado!, ¡Cuidado! ¡Sus llameantes ojos, su flotante pelo! Teje un círculo tres veces a su alrededor, Y cierra tus ojos con sagrado temor, Para que él te alimente con ambrosía, Y te dé a beber la leche del Paraíso.
Li Po, conocido también como Li T'ai-Po y Tai-Peng, había nacido el 701 D.C. en la ciudad oasis de Yarkanda. En la época de su nacimiento, el enorme territorio desértico no pertenecía a ningún reino chino. Yarkanda se hallaba en una ruta comercial entre Persia y China, y el tatarabuelo de Li Po había llegado allí procedente de China. Según la tradición familiar, había sido expulsado por alguna razón política. Se llevó consigo a su esposa e hijos, y su hijo mayor se casó con una mujer de idioma turco, una uigur. Su hijo menor se casó con una mujer china; el segundo hijo de su matrimonio había tomado por esposa a una mujer afgana-uigur.
La familia prosperó, y cinco años más tarde nació Li Po, y se dirigió con sus padres hacia la provincia china sudoccidental de Szechwan. Se instalaron en una ciudad que contenía a muchos extranjeros, persas zoroastrianos, hindúes, judíos, cristianos nestorianos, y musulmanes de Persia, Afganistán y la zona de Mesopotamia. Li Po aprendió los idiomas de todos ellos, y más tarde añadió el coreano y algunos dialectos japoneses a su stock.
Medía unos centímetros más de metro ochenta, una altura atribuida por los chinos a su sangre extranjera. A una temprana edad, empezó a componer poesía y beber vino. Aunque alcanzó una gran reputación como borracho más adelante en su vida, no fue condenado por ello. El beber mucho era algo endémico entre las clases superiores; el licor era considerado como una ayuda para abrir la puerta a la inspiración divina. La velocidad a la cual podía componer poesía estando borracho asombraba a sus contemporáneos. Sorprendentemente, muchos de esos poemas eran lo suficientemente buenos como para situarle entre los más destacados poetas chinos.
A sus veinte años, inició su etapa errante por la cual muchos poetas, hombres de estado y artistas chinos se hicieron famosos. Durante un tiempo se convirtió en un caballero andante, un vagabundo que intentaba desfacer entuertos con su espada. Durante este tiempo, mató a varios guerreros en duelo y fue ampliamente conocido como un demonio con la espada. En una ocasión, fue encarcelado por matar a un hombre en una disputa de taberna, pero escapó antes de que se pudiera dictar sentencia.
Sin embargo, era muy estudioso, y aprendió, entre otras cosas, la física y la química de su tiempo.
En muchos aspectos, no fue solamente el Byron de su época, sino también el Burton. Como este último, vagabundeó por todas partes, se convirtió en un erudito y un excelente espadachín, era políticamente ingenuo, se irritaba suavemente ante cualquier tipo de sufrimiento, era versado en muchas lenguas, y no era demasiado discreto ni educado.
Al contrario de la mayoría de los hombres chinos, sentía una clara simpatía hacia los sufrimientos y la vida casi de esclavas de las mujeres chinas. Esto, sin embargo, no le impedía explotarlas. Aún descontando sus baladronadas, era un hombre extraordinariamente viril. ¡«Tres mujeres a la vez no son suficientes!»
Tras sus días de caballero andante, vivió durante un tiempo con un ermitaño llamado Tung Yen-tsu en el Monte Min en el País de Shu. Allí perfeccionó su conocimiento y su amor hacia la filosofía taoísta y se convirtió en una especie de San Francisco. El y Tung criaron y adiestraron pájaros salvajes, y les enseñaron a acudir al sonido de sus voces para ser alimentados en sus manos.
Los «ermitaños» chinos, sin embargo, no eran como los anacoretas occidentales. Normalmente eran hombres que se habían retirado de la vida pública, pero vivían con sus familias y sirvientes y a menudo recibían amigos y viajeros.
Cuando tenía veinticinco años, Li Po abandonó el País de Shu para viajar por las provincias del este y del norte. Pasó un cierto tiempo en Anlu, en Hubei, debido a que se
había enamorado de una mujer llamada Hu. Se convirtió en su primera esposa, y le dio varios hijos antes de morir.
En una ocasión, viajó con un amigo a un famoso lago, pero el amigo murió allí. Li Po enterró su cuerpo cerca del lago, pero, puesto que su amigo deseaba ser enterrado en su tierra ancestral, Li Po lo desenterró, lo envolvió, y trasladó su cuerpo sobre sus hombros durante centenares de kilómetros hasta Wuchang, en Hubei.
No tenía dinero para comprar un caballo. Se lo había dado todo a los pobres.
La reputación de Li Po como poeta hizo que el emperador T'ang, Hsüan Tsung, lo llamara a su corte en el año 742 D.C., pese a que el arrogante poeta se había negado a pasar los exámenes para acceder al servicio civil. Li Po se sintió disgustado con el abandono y la indolencia de Hsüan, con la corrupción de los oficiales de la corte, y con el consecuente empobrecimiento y grandes sufrimientos de la gente. En una ocasión, llamado a presentarse ante el rey para recitar sus poemas, Li Po se presentó borracho en el palacio e insistió en que el jefe eunuco, un oficial muy poderoso, le quitara las botas. Eso hizo que perdiera todos sus amigos en la corte y que los espías del emperador lo vigilaran muy de cerca.
Eso hizo también que Li Po tuviera que viajar a muchos lugares para buscar nuevos patronos. Eso no le importó, porque le encantaba ir de un lado a otro.
Su segunda esposa murió, y él y su tercera esposa se divorciaron de mutuo acuerdo tras un matrimonio muy corto. Su cuarta esposa iba a sobrevivirle.
En el año 757 D.C., el decimosexto hijo del emperador, el príncipe de Lin, reunió un ejército y partió, supuestamente para luchar contra el rebelde An Lu-shan. Li Po, sin saber que Lin pretendía rebelarse contra su padre, se unió a él.
Por aquel entonces tenía cincuenta y siete años, pero me sentía muy fuerte y ágil para mi edad. Pensé que aún no era demasiado tarde para conseguir un poco de gloria como guerrero, y el emperador podría así cambiar de opinión acerca de mí y elevarme a algún puesto de importancia. Al menos, quizá me concediera una pensión.
Desgraciadamente, la traición de Lin fue expuesta por uno de sus hermanos mayores, y sus fuerzas fueron masacradas. Li Po fue sentenciado a muerte culpable de complicidad, pero el emperador decidió que Li Po era un poeta demasiado grande como para matarlo. Fue desterrado, pero fue perdonado cuando tenía sesenta años. En su camino de vuelta a la casa de su cuarta esposa, se emborrachó en un barco e intentó agarrar su reflejo en el agua. Cayó por la borda, pilló una pulmonía, y murió poco después.
¿Estabas realmente convencido en aquel momento de que podías agarrar tu propia imagen en el río? había preguntado Frigate.
Sí. Y si hubiera llevado encima una copa más de vino, lo hubiera conseguido. Ninguna otra persona hubiera podido hacerlo, pero yo sí.
¿Y qué hubieras hecho con ella? había preguntado fríamente Nur.
¡La hubiera nombrado emperador! ¡Cincuenta hombres no pueden conquistar a Li
Po! ¡Dos Li Po hubieran podido conquistar toda China!
Se había echado a reír tan fuerte y prolongadamente que los otros se convencieron de que incluso él sabía que su fanfarronada era ridícula. Sin embargo, no estaban completamente seguros.
El más grande borrachín del mundo había dicho Frigate.
Li Po se había despertado de entre los muertos en la orilla del Río. Allí había iniciado de nuevo sus vagabundeos, pero, como decía, estaba acostumbrado a esta vida. En la Tierra, había ido arriba y abajo por todos los grandes ríos de China y muchos de los pequeños.
Una noche, fue despertado en su cabina por un hombre enmascarado y encapuchado. Ese extraño era el mismo que había despertado a Burton y a muchos otros para alistarlos
a su causa. De los muchos reclutados por el Etico renegado, Loga, Li Po había sido uno de los muy pocos en alcanzar la torre.
¿Y qué es lo que has aprendido durante tu estancia aquí? había preguntado Nur
¿Cómo te ha cambiado, en mejor o en peor, si es que te ha cambiado de alguna forma?
Al contrario que tú, mi musulmán si herético amigo, yo no creía en un después. Estaba de acuerdo con los Sabios en que el mundo de los espíritus no es asunto nuestro. Tenía la seguridad de que, cuando muriera, me convertiría en carne podrida y luego en polvo, y eso sería todo. Despertarme en el Río fue un gran shock, el peor de mi vida.
¿Dónde estaban los dioses que me habían alzado de entre los muertos, los dioses en los cuales no había creído? No había dioses ni demonios aquí, solamente seres humanos como yo que, aunque en otro mundo, no sabían más que yo acerca del porqué y el cómo de lo que habían sabido allá en la Tierra. ¡Pobres desdichados! Pobres ignorantes tropezando en la oscuridad. ¿Dónde estaban aquellos que nos habían prendido de nuevo, convirtiéndonos en pequeñas llamitas buscando a la llama madre?
¿Dónde están las nieves del año pasado? dijo Frigate. Es fácil responder a eso. Se fundieron y se convirtieron en nubes, y hoy vuelven a ser nieves de nuevo.
Al final de su vagabundeo en la Tierra y en el Mundo del Río, Li Po había alcanzado la torre. Parecía no haber cambiado, lo cual, decía Nur, era lamentable. El Mundo del Río estaba diseñado para hacer que la gente cambiara. El alto, delgado, agraciado hombre de diabólico rostro y ojos verdes y pelo negro atado en un moño sobre su cabeza lo único que hizo fue reírse de ello.
La perfección sólo puede cambiar hacia peor.
Había redecorado su suite de tal modo que se parecía al palacio del Glorioso Emperador. Había reproducido de los archivos de la Computadora muchas famosas pinturas chinas, y estaba pintando otras personales suyas. Estas no eran duplicados de sus creaciones terrestres sino escenas del Mundo del Río.
Tengo todo lo que tuvo el emperador y mucho más. Excepto, por supuesto, millones de súbditos y muchas esposas y concubinas. De hecho, ni siquiera tengo una esposa, y por ello soy tan pobre y más miserable que el más bajo de los campesinos. No por mucho tiempo, de todos modos.
Había una mujer acerca de la cual los historiadores no sabían nada, aunque Li Po había escrito doscientos poemas sobre ella. Esos poemas, sin embargo, se hallaban entre sus nueve mil obras perdidas.
En el Lu Oriental, una parte del Shantung del siglo XX en la parte norte de China, Li Po había construido una casa contigua a una taberna de la que era propietaria la familia de su cuarta esposa. Y en la taberna había una esclava que servía a los patronos; su nombre era Hsing Shih. En inglés, Puñado de Estrellas.
La mujer más hermosa que jamás haya visto. Me perdonaréis, Alice, Aphra, por decir eso. Ambas sois por supuesto muy hermosas, pero seguramente estaréis de acuerdo conmigo, puesto que sois bastante inteligentes para vuestro sexo, que es muy posible que no seáis las más hermosas del mundo.
»Puñado de Estrellas era tranquila, de hablar suave, y poseía modales elegantes que estaban completamente fuera de lugar en aquella taberna y no eran apreciados por los clientes. No era una chica campesina. Su madre había sido una concubina del Glorioso Monarca, y Puñado de Estrellas se suponía que era hija suya. Esa paternidad, sin embargo, fue cuestionada cuando la madre de Puñado de Estrellas fue descubierta en adulterio con un guardia del palacio. La madre y el amante fueron decapitados, y Puñado de Estrellas, entonces con nueve años, fue vendida a un rico mercader. Este se la llevó a la cama cuando tenía diez años. Tras cansarse de ella, sus seis hijos ocuparon por turno su lugar a medida que iban alcanzando la pubertad. Cuando el mercader perdió su fortuna y murió poco después, Puñado de Estrellas fue vendida a mi suegro, el propietario de la taberna. Se convirtió en su concubina, y fue tratada bien, relativamente hablando al
menos, aunque tenía que trabajar en la taberna. Después de que yo me casara con su hija, llegué a conocer bien a Puñado de Estrellas. Me enamoré apasionadamente de ella. Por supuesto, yo todo lo hago apasionadamente. Tuvo un hijo mío. Pero murió unos pocos días después de nacer de unas fiebres. Aunque no le temo a nada, yo no deseaba tener problemas bajo mi techo. Mi esposa era muy celosa y propensa a la violencia. Tenía una cicatriz en mi hombro causada por su cuchillo para probarlo. Así que ni Puñado de Estrellas ni yo dijimos nunca a nadie quién era el padre.
Si fuera sólo una compañía íntima lo que Li Po deseaba, hubiera elegido a un hombre. Pero necesitaba una mujer, y sus pensamientos se enfocaron en Hsing Shih. Podría encontrar más tarde a sus antiguos camaradas para hallar en ellos el calor masculino y reír con ellos y conseguir un estímulo mental.
La primera cuestión para localizar a Puñado de Estrellas era: ¿estaba disponible en los archivos de la Computadora?
Estos empezaban el año 97.000 A.C., cuando los predecesores de los Éticos habían aterrizado en la Tierra. (Loga había dicho que habían empezado aproximadamente el
100.000 A.C., pero hablaba en términos aproximados, redondeando las cifras.) La Computadora señalaba el año 97.000 A.C. como el Año Uno de su cronología. Así pues, teniendo en cuenta que Puñado de Estrellas había nacido el año 721 D.C., según el calendario occidental, su año de nacimiento era el 97.724 según la cuenta de la Computadora.
Li Po había ordenado que la búsqueda empezara ese año y en la zona donde ella había nacido. Puesto que el palacio del Glorioso Monarca era un lugar muy importante en China, era probable que los agentes Éticos lo hubieran fotografiado, así como sus ocupantes.
Las grabaciones distaban mucho de ser completas, sin embargo. Era posible que hubiera muy pocos films hechos en aquel lugar durante la dinastía T'ang. Li Po, sin embargo, había reconstruido los rasgos de Puñado de Estrellas con la ayuda de la Computadora y su memoria, la cual, como las de Burton y Nur, aferraba del mismo modo que las garras de un águila.
La Computadora había extrapolado entonces el rostro de la mujer hacia atrás, modelando sus rasgos como debían haber sido en su infancia.
Con esto como modelo, la Computadora había rastreado sus archivos en aquella zona y período. Y la había localizado, no sólo una sino tres veces. Li Po podía considerarse muy afortunado... por ahora.
Su wathan estaba identificado ahora a partir de los films, que fotografiaban más que su cuerpo. Utilizando esto como referencia, la Computadora rastreó los más de dieciocho mil millones de wathans en el gran pozo central de la torre. Si Puñado de Estrellas estaba viva en el Valle, su wathan no estaría en el pozo, y la suerte de Li Po habría terminado. Pero la Computadora lo encontró. Quince minutos más tarde, entregaba a Puñado de Estrellas, vía conversor e-m, en el apartamento de Li Po.
Se mostró impresionada y confusa. Había resultado muerta en aquellos horribles días cuando en la orilla este las piedras de cilindros había fallado en proporcionar comida a los habitantes de la orilla este. Ella, junto con otras hordas, había cruzado el Río en botes para luchar por la comida que aún recibían los moradores de la orilla oeste. No sabía entonces que las resurrecciones de los muertos habían cesado, y así había esperado despertar de nuevo en algún otro lugar a lo largo del Río.
En vez de ello, allí estaba en un extraño lugar, uno que obviamente no pertenecía al
Valle. ¿Y quién era aquel compatriota que le sonreía como un demonio?
Realmente, al principio pensó que yo era un demonio diría más tarde Li Po. Se equivocó a medias añadiría. No me reconoció hasta que yo no hablé. Entonces lo comprendió todo, y lloró durante largo rato.
Li Po había necesitado la mayor parte de la noche tan sólo para explicarle lo que les había ocurrido a él y a ella. Luego tuvo que dejarla dormir, aunque ansiaba meterse en la cama con ella.
No soy de los que fuerzan a las mujeres. Ella debía consentir primero.
Todo el mundo acudió a su suite a conocer a la recién llegada. Por supuesto era hermosa y delgada, un poco más de metro y medio de altura, huesos y carne delicados, pero bien redondeada y con largas piernas. Sus ojos eran grandes y marrón oscuro, e iba vestida con el mismo tipo de ropas que había llevado en la Tierra. No era tan tímida como Li Po la había pintado. El Mundo del Río la había cambiado en ese aspecto. Su voz era, sin embargo, baja y ronca cuando hablaba en esperanto. Hablaba fluentemente una docena de idiomas o más, pero el inglés no era uno de ellos.
Burton se sintió irritado pero, por una vez, se controló. Puñado de Estrellas era ya algo inevitable. Reprocharle al chino el haber roto el acuerdo de no resucitar todavía a nadie trastornaría a la mujer, y únicamente conseguiría que Li Po discutiera con él o, peor aún, lo desafiara a un duelo. Burton había perdido toda su autoridad. Ahora que la situación había cambiado y el peligro había desaparecido, ya no podía seguir siendo el capitán de aquel grupo de fuertes individualidades. Cada uno de ellos podía hacer lo que quisiera.
Burton consiguió sonreír, pero su voz lo traicionó. Gruñó:
¿Cuántas más planeas traer contigo?
No muchas. No soy un maníaco. Burton resopló.
Los Seis Holgazanes del Bosquecillo de Bambú, mis inmortales compañeros. Te gustarán. Mujeres para ellos, y quizá unas cuantas más para mí. Mis honorables padres, mis hermanas y hermanos, y una tía a la que quise mucho. Mis hijos. Por supuesto, primero tengo que encontrarlos.
Frigate gruñó y dijo:
Una invasión. El Peligro Amarillo acecha de nuevo.
¿Qué? dijo Li Po.
Nada. Estoy seguro de que todos nos sentiremos felices y complacidos.
Voy a ver cuántos de ellos puedo localizar y traer dijo Li Po.
Frigate sonrió y le dio una palmada en el hombro a Li Po. Apreciaba mucho al poeta, aunque, como los demás, a veces se sentía irritado con él.