Su nombre nativo era MutuShaIli, lo cual significaba «Hombre de Dios», pero para aquellos que hablaban Esperanto era Metusael, es decir, Matusalén.
Durante un momento delirante, Burton se preguntó si se hallaría frente al modelo del longevo patriarca del Antiguo Testamento. No. Metusael era babilonio, y nunca había oído hablar de los hebreos hasta que había llegado al Mundo del Río. Había sido un inspector de graneros en la Tierra, pero aquí era el fundador y la cabeza visible de una nueva religión, y el comandante de la enorme balsa.
Una noche, hace muchos años, mientras una tormenta azotaba fuera, yo estaba durmiendo. Y un dios vino hasta mí en mi sueño, un dios llamado Rushhub. Yo jamás había oído hablar de este dios, pero me dijo que antiguamente había sido un poderoso dios de mis antepasados. Sus descendientes, sin embargo, lo habían abandonado, y durante mi vida en la Tierra tan sólo un pequeño poblado en las fronteras del reino había seguido adorándolo.
»Pero los dioses no mueren, aunque adopten otras formas y nuevos nombres, o incluso se conviertan en entes sin nombre, y había seguido viviendo en los sueños de
mucha gente a lo largo de muchas generaciones. Ahora había decidido que ya era tiempo de abandonar el mundo de los sueños. De modo que me dijo que debía levantarme y salir y predicar la sagrada palabra de Rushhub. Debía reunir a mi alrededor a un grupo de fieles y construir una enorme balsa y llevar a mi gente Río abajo en ella.
»Tras muchos años, quizá varias generaciones tal como entendíamos la palabra generaciones en la Tierra, llegaríamos al final del Río, donde se vacía en un orificio en la base de las montañas que rodean la cima de este mundo.
»Allí, deberíamos penetrar bajo tierra, una enorme y oscura caverna, y luego saldríamos a un resplandeciente mar rodeando una región en la que podríamos vivir eternamente en paz y felicidad con los propios dioses y diosas.
»Pero antes de botar la balsa debíamos construir una estatua del dios Rushhub, y colocarla luego sobre la balsa, y adorarla como el símbolo de Rushhub. Por lo cual puedes ver que, al contrario de lo que dicen muchos, no somos idólatras que confunden el símbolo físico del dios por el cuerpo de propio dios.
Burton pensó que el hombre estaba loco, aunque era lo suficientemente discreto como para no decirlo. El y su tripulación habían caído en manos de fanáticos. Afortunadamente, el dios le había dicho a Metusael que sus adoradores no debías herir a nadie a menos que fuera en defensa propia. De todos modos, sabia por experiencia que la expresión
«defensa propia» podía significar cualquier cosa que una persona o grupo desease que significara.
El propio Rushhub me dijo que justo antes de entrar es el mundo subterráneo, debíamos romper el ídolo en pedazos pequeños y arrojarlos al Río. No dijo el porqué debíamos hacerIo. Simplemente dijo que, en el momento en que alcanzáramos la caverna, comprenderíamos.
Todo esto está muy bien para vosotros dijo Burton. Pero tú eres responsable de la destrucción de nuestro barco. Y a causa de ello hemos perdido también nuestros cilindros.
Lo siento sinceramente, pero es muy poco lo que puedo hacer por ti al respecto. Lo que te ocurrió es la voluntad de Rushhub.
Burton sintió deseos de abofetear al hombre. Dominándose, dijo:
Tres de los míos han resultado heridos y por el momento no pueden valerse por sus propios medios. ¿Puedes al menos proporcionarnos un bote con el cual podamos alcanzar la orilla?
Metusael le miró con resplandecientes ojos negros, y señaló hacia la isla.
Aquí está la orilla, y en ella hay una piedra de cilindros. Haré que tus heridos sean trasladados allí, y te proporcionaré algo de pescado seco y pan de bellotas. Mientras tanto, por favor, no me molestes con más peticiones. Tengo trabajo que hacer. Debemos devolver nuestra balsa al Río. Rushhub me dijo que no debíamos retrasar nuestro viaje por ninguna razón.
»Si tardamos demasiado, puede que encontremos las puertas a la región de los dioses cerradas para siempre. Entonces nos veremos abocados a lamentarnos y llorar ante las puertas y a arrepentimos en vano por nuestra falta de fe y determinación.
En aquel momento Burton llegó a la conclusión de que cualquier cosa que hiciese estaría justificada. Aquella gente le debía mucho, y él en cambio no les debía nada.
Metusael se marchó. De pronto se detuvo y señaló a Monat, que acababa de salir de su alojamiento.
¿Qué es esto?
Burton avanzó hacia él y dijo:
Es un hombre de otro mundo. El y algunos de los de su raza viajaron desde una lejana estrella hasta la Tierra. Eso ocurrió más de un centenar de años después de que yo muriera, quizá mil años después de que tú murieras. Vino en son de paz, pero la gente de la Tierra descubrió que él poseía una... droga que podía impedir que las personas
envejecieran. Le exigieron que les comunicara su secreto, pero él se negó. Dijo que la gente de la Tierra ya tenía bastantes problemas sin la superpoblación. Además, a una persona no se le debe dar la oportunidad de vivir eternamente a menos que realmente se la merezca.
Entonces estaba equivocado dijo Metusael. Los dioses nos han dado a nosotros la posibilidad de vivir eternamente.
Sí, en un cierto sentido. Aunque, según tu religión, tan sólo un grupo muy pequeño, exactamente los que ocupan esta balsa, serán realmente inmortales. ¿No estoy en lo cierto?
Parece duro dicho así admitió Metusael, pero de este modo son las cosas, ¿y quiénes somos nosotros para cuestionar los motivos y los métodos de los dioses?
Sin embargo, es un hecho que sólo conocemos los deseos de los dioses a través de los seres humanos que hablan por ellos. Aún no he encontrado a ninguna persona cuyos motivos o métodos no sean a mi juicio cuestionables.
La ignorancia es la madre de todas las dudas.
Aparte esto dijo Burton, sonriendo para ocultar su irritación, los arcturianos, Monat y los suyos, fueron atacados por la gente de la Tierra. Resultaron muertos, pero antes de morir Monat causó la muerte de casi toda la población de la Tierra.
Hizo una pausa. ¿Cómo podía explicarle a aquel ignorante que los arcturianos habían dejado su nave madre en órbita en torno a la Tierra? ¿Y que Monat había transmitido una señal por radio a la nave orbital, y que ésta había proyectado un rayo de energía de una frecuencia tal que sólo los seres humanos habían resultado muertos?
Ni él mismo acababa de comprenderlo, puesto que en su época cosas como la radio y las naves espaciales no existían todavía.
Metusael tenía ahora los ojos muy abiertos. Mirando a Monat, dijo:
¿Acaso es un gran mago? ¿Mató a toda esa gente a través de sus poderes?
Por un momento, Burton estudio la posibilidad de utilizar la supuesta magia de Monat como una palanca. Quizá consiguiera sacarle a aquel hombre un bote y los cilindros comodín necesarios amenazándole. Pero, aunque Metusael podía ser ignorante, y loco, no carecía de inteligencia. Podía preguntar por qué Monat, si era un mago tan poderoso, no habla protegido al Hadji II de la destrucción, y a sus compañeros de las heridas. También podía preguntar por qué Burton necesitaba un bote, puesto que seguramente Monat podía proporcionarle la posibilidad de volar por los aires.
Sí, los mató a todos dijo Burton. Pero él también murió, y despertó en estas orillas, sin saber cómo ni por qué. Sus instrumentos mágicos quedaron en la Tierra, por supuesto. Sin embargo, dice que encontrará los materiales para hacer más instrumentos como aquellos algún día, y así recuperará sus poderes y será tan poderoso y mortífero como siempre. Aquellos que le trataron mal y se burlaron de él tendrán buenas razones para temerle.
Dejemos que Metusael digiriera esto. Metusael sonrió y dijo:
Hasta entonces...
Burton comprendió. La balsa estaría ya muy lejos por aquel entonces.
Además, Rushhub protegerá a su gente. Un dios es más poderoso que un hombre, incluso que un demonio de las estrellas.
¿Por qué entonces Rushhub no avisó de este accidente? dijo Burton.
No lo sé, pero estoy seguro de que acudirá a mí en mi sueño y me dirá el porqué. Nada le ocurre al pueblo de Rushhub sin un propósito.
Metusael se fue. Burton regresó a su alojamiento para inspeccionar su tripulación. Kazz salía en el momento en que Burton iba a entrar. Se había quitado todas sus ropas excepto su faldellín, revelando un cuerpo muy peludo, rechoncho, de fuertes huesos y poderosos músculos. Su cabeza estaba inclinada hacia adelante al extremo de un rechoncho cuello
parecido al de un toro. Su frente era estrecha y hundida; su cráneo amplio y aplastado; su rostro ancho. Sus arcos supraorbitales eran gruesos, formando como unas viseras óseas encima de unos hundidos ojillos marrón oscuro. La nariz era aplastada pero con grandes fosas nasales. Sus abultadas mandíbulas hacían sobresalir sus finos labios. Sus masivas manos parecían capaces de reducir a polvo una piedra.
Pese a su terrible apariencia, no hubiera conseguido más que una mirada distraída en el East End de Londres en la época de Burton, si hubiera ido convenientemente vestido.
Su nombre completo era Kazzintuitruaabems. En su idioma nativo, significaba El- Hombre-Que-Mató-Al-Largos-Dientes-Blancos.
¿Qué ocurre, Burtonnaq?
Tú y Monat, venid conmigo.
Cuando estuvieron en la cabina, preguntó a los demás cómo se sentían. Alice y Frigate dijeron que podían caminar pero no correr. El caso de Loghu era evidente. No sufría dolor porque la goma de los sueños se había encargado de atajarlo, pero no se recuperaría por completo hasta dentro de cuatro o cinco días. Se necesitaba ese tiempo para que un hueso roto se soldara de nuevo. Aquella fantástica rapidez de curación era debida a causas desconocidas, quizá a algo que había en su comida.
Fuera cual fuese la razón, los huesos se curaban, los ojos y dientes se regeneraban, los músculos heridos y la carne quemada se renovaban, todo ello con una rapidez que al principio había asombrado a los habitantes del valle. Ahora ya se daba por sentado.
Burton apenas había tenido tiempo de explicarles la situación cuando aparecieron doce hombres armados. Su capitán dijo que tenía órdenes de escoltarlos a la isla. Dos hombres pusieron a Loghu sobre unas parihuelas y la llevaron fuera. Frigate, apoyado en Monat y Kazz, cojeó tras ellos. Caminaron con alguna dificultad por entre los amasijos de troncos hasta la orilla. Allí fueron recibidos por los ganopo, todos furiosos pero impotentes.
Loghu fue llevada a una cabaña, y los guardias se fueron. No, sin embargo, antes de que su capitán le advirtiera a Burton que él y su tripulación debían mantenerse alejados de la balsa.
¿Y si no lo hacemos? dijo Burton con voz fuerte.
Entonces seréis arrojados al Río. Quizá con una piedra atada a vuestros pies. El poderoso Rushhub nos ha ordenado no derramar sangre excepto en defensa propia. Pero no ha dicho nada acerca de ahogar a nuestros enemigos.
Poco antes de la descarga del mediodía de la piedra de cilindros, una cierta cantidad de pescado seco y pan de bellotas le fue entregada a Burton.
Metusael dice que esto os impedirá moriros de hambre hasta que podáis pescar más peces y fabricar más pan.
Me guardo mi agradecimiento para transmitírselo personalmente dijo Burton al capitán. Aunque puede que no le guste la forma.
¿Esto fue una baladronada vacía, o planeas algún tipo de venganza? le preguntó luego Monat.
La venganza no es un plato de mi afición dijo Burton. De todos modos, intento conseguir que no nos quedemos sin cilindros.
Pasaron dos días. La parte frontal de la balsa estaba aún por reparar. El amasijo de troncos, sin embargo, había sido retirado, y la balsa había sido echada hacia atrás varios metros. en dirección al agua. Pero era un trabajo largo y fastidioso. Todos los ocupantes de la balsa, excepto su líder, empujaban en la proa con ayuda de pequeños troncos como palancas. Desde el amanecer hasta el anochecer, las palabras babilónicas equivalentes al
«¡Arriba! ¡Uno, dos, tres, arriba!», resonaban en cientos de bocas.
Cada masivo esfuerzo sólo conseguía hacer retroceder la inmensamente pesada balsa un milímetro o dos. A menudo, las piedras alojadas entre la roca y la playa y el extremo delantero de la balsa se deslizaban un poco, y la balsa, impulsada por la corriente, volvía
a adentrarse en la playa. A veces, las cuñas se partían, y todo lo ganado se perdía de nuevo.
Puesto que el viento soplaba a contracorriente, se desplegaron las velas de los mástiles. Metusael esperaba que el viento ascendente diera a los levantadores alguna ventaja. La teoría hubiera funcionado si la espira rocosa no bloqueara la mayor parte de la brisa.
Al llegar la mañana del tercer día, la balsa había sido empujada hacia atrás casi un metro. A ese ritmo, se necesitarían otros siete días para liberarla por completo.
Mientras tanto, los ganopo estaban muy atareados. Incapaces de conseguir un bote de Metusael, enviaron a cuatro de sus mejores nadadores a la orilla. Alcanzaron la orilla derecha, y allí explicaron la situación y recibieron prestado un pequeño bote de remos. Regresaron con una flotilla de veinte botes conducidos por los jefes del estado local y sus mejores guerreros. El jefe de todos ellos, un alto indio shawnee, miró a su alrededor y luego conferenció con los ganopo. Burton y Monat asistieron a la conferencia.
Se habló mucho: quejas de los ganopo, ofrecimiento de variados consejos, y un discurso por parte de Burton. Este les habló de la gran cantidad de mercancías que llevaba la balsa, omitiendo mencionar los cilindros comodín, y sugirió que quizá los babilonios estuvieran dispuestos a compartir parte de sus bienes si los locales les enviaban los suficientes hombres como para liberar la balsa.
El shawnee pensó que era una buena idea. Habló con Metusael, que se mostró cortés pero dijo que no necesitaba ayuda.
Malhumorado, el shawnee regresó a la isla.
Esos narices-de-águila no tienen muy buen sentido dijo ¿No se dan cuenta de que podemos tomar todo lo que tienen sin tener que darles nada a cambio? Han hundido los botes y los muelles de los ganopo, y no han ofrecido nada como compensación. Han hundido la nave de estos extranjeros, que les costó un año construir y por la que tuvieron que dar mucho tabaco y alcohol a cambio de la madera necesaria. Han hecho que uno de los miembros de su tripulación muriera. Han causado también la pérdida de sus cilindros. Una persona sin cilindro es como una persona muerta.
»¿Y qué han ofrecido como pago? ¡Nada! Se han burlado de los ganopo y de los extranjeros. Son un pueblo malvado, y deben ser castigados como tales.
Sin mencionar los valiosos artículos que el jefe y sus amigos obtendrán murmuró
Burton en inglés a Monat.
¿Qué decías? preguntó el jefe.
Estaba diciéndole a mi amigo, el hombre de las estrellas, que tenéis una gran sabiduría y que sabéis lo que es correcto y lo que no. Y que lo que les hagáis a los naricesdeáguila será merecido y justo, y que el gran espíritu os sonreirá.
Vuestro idioma dice mucho en muy pocas palabras.
La lengua de mi pueblo no es bífida.
Y Dios me perdone por esta observación, pensó Burton.
Aunque el shawnee no dijo lo que pensaba hacer, a Burton le resultó evidente que estaba planeando una incursión con todas sus fuerzas. Quizá aquella misma noche.
Burton llamó a los demás a su cabaña.
No estéis tan deprimidos. Creo que vamos a tener cilindros después de todo, perdiendo así nuestro status de mendigos. De todos modos, tenemos que actuar esta noche. ¿Qué opináis, Loghu, Pete, Alice? ¿Estáis dispuestos a un poco de acción? ¿Un poco de acción quizá fuerte?
Los tres respondieron que podían andar. Correr estaba aún más allá de sus posibilidades.
Muy bien. Eso es lo que haremos, si no tenéis objeción. Y aunque tengáis alguna, lo haremos de todos modos.