Introducción
Este libro es el volumen III de la serie del Mundo del Río. Originalmente, tenía que ser la conclusión de una trilogía. Sin embargo, el manuscrito tenía más de 400.000 palabras de extensión. Publicado en un solo volumen, hubiera sido demasiado pesado e incómodo para el lector.
Por este motivo, el editor y yo mismo decidimos dividirlo en dos. El volumen IV, El laberinto mágico, seguirá a este libro. Concluirá definitivamente con esta fase de la serie, explicando todos los misterios elaborados en los primeros tres volúmenes, uniendo todas las conclusiones en un solo nudo, gordiano o de los otros.
Cualquier otra novela acerca del Mundo del Río después del volumen IV no debe ser considerada como parte del flujo principal de la serie. Todas ellas serán «flujos colaterales», historias no directamente relacionadas con el misterio y la búsqueda de las cuatro primeras. Mi decisión de escribirlas está basada en mi creencia mía y de muchos otros de que el concepto del Mundo del Río es demasiado grande como para comprimirlo dentro de cuatro volúmenes. Después de todo, tenemos un planeta en el cual un solo río, o un mar muy largo y estrecho, recorre 16.000.000 de kilómetros. Más de treinta y seis mil millones de personas viven en sus orillas, seres humanos que existieron desde la Antigua Edad de Piedra hasta la primera mitad de la Era Electrónica.
No hay espacio en los primeros cuatro volúmenes para efectuar la crónica de todos los acontecimientos que pueden interesar al lector. Por ejemplo, los resucitados no se hallan distribuidos a lo largo del Río de acuerdo con la secuencia cronológica en la que nacieron en la Tierra. Hay una considerable mezcla de razas y nacionalidades de diferentes siglos. Tomemos como ejemplo uno de los muchos miles de bloques que hay a lo largo de las orillas. Puede ser un área de diez kilómetros de largo, y la gente incluida en ella puede comprender un 60 por ciento de chinos del siglo XVII después de Cristo, y un 1 por ciento de hombres y mujeres de cualquier tiempo y lugar.
¿Cómo puede esa gente conseguir formar un estado viable a partir de la anarquía?
¿Cómo pueden tener éxito, o fracasar, en sus esfuerzos por organizarse y formar un cuerpo que pueda defenderse contra los estados hostiles? ¿Qué problemas van a tener que resolver?
En el libro que tiene usted en sus manos, Jack London, Tom Mix, Nur eddin el Musafir, y Peter Jairus Frigate, navegan en el Abigarrado II Río arriba. Hay una considerable caracterización de Frigate y Nur en los volúmenes III y IV. De todos modos, no hay espacio suficiente para desarrollar completamente los caracteres de los demás. Las historias «colaterales» quizá me den la ocasión de hacerlo.
También me permitirán relatar cómo la tripulación del Abigarrado encuentra a algunos representantes mayores y menores de diversos campos de las actividades humanas. Entre ellos figurarán tal vez da Vinci, Rousseau, Karl Marx, Ramsés II, Nietzsche, Bakunin, Alcibíades, Eddy, Ben Jonson, Li Po, Nichiren Daishonin, Asoka, un ama de cueva de la Era Glacial, Juana de Arco, Gilgamesh, Edwin Booth, Fausto, y otros.
(jose angel... no se pasen tenia que meterme en algun punto.. ja ja ja...)
Para algunos resulta evidente que Peter Jairus Frigate se parece notablemente al autor. Es cierto que yo soy la base de ese personaje, pero Frigate tiene aproximadamente la misma similaridad conmigo que David Copperfield tiene con Charles Dickens. Los rasgos físicos y psíquicos del autor son tan sólo un trampolín para proyectar la realidad a la pararealidad.. a la ficción.
Pido disculpas a los lectores por los finales melodramáticos de los primeros tres volúmenes. La estructura de la serie era tal que no podía emular la de la serie Fundación de Isaac Asimov. En ella cada volumen parecía tener una conclusión definitiva, el misterio parecía quedar resuelto, sólo para revelar en la secuela que el final anterior era falso o engañoso. Espero terminar la serie, de los volúmenes I al V (o posiblemente VI) antes de que llegue mi tiempo de tenderme y descansar mientras aguardo el momento de subir al fabuloso barco fluvial.
PHILIP JOSE FARMER