Para hoy estaba planeado llevar a cabo la ceremonia de apertura del Festival del Nacimien- to que durará tres días, sincronizado con nuestro cumpleaños.
Incluso celebrando una ceremonia de apertura, intentamos no alargar los discursos para acabar rápido y así dividirnos en grupos lo antes posible.
Como evento principal, esta vez, no hubo una gran batalla. Bueno, sí que hubo un torneo establecido para mañana. Dividimos a los competidores por capacidades bélicas. Pero los resultados no iban a salirse de lo esperado. Fue interesante, sin duda; pero aunque fuera algo tan especial como nuestro cumpleaños, fue como lo que solemos hacer siempre.
Además del torneo, colocamos puestos de comida rápida por la base. Organizamos una zona de juegos con lanzamiento de anillas y medidor de la fuerza de puñetazos. Con pre- mios acorde a los resultados, obviamente. Se podría considerar un festival variado.
El festival empezó por la mañana, tiempo que aproveché jugando al bádminton con mis hijos. Empleé la tarde en pasear.
Paseé por la zona de los puestos y pude observar que mucha gente se agolpaba en el área en la que mañana se celebrará el torneo. También había cantidad de gente en los puestos de comida, que alimentan el coraje. Y en las casetas de juegos, donde se podían ganar artículos de las mazmorras y laberintos, había casi la misma gente. Comí y me entretuve viendo crecer el ánimo.
Hasta se instaló un puesto donde se vendían trabajos en plata hechos por los enanos jefe y otro con una medicina mágica para la noche, popular entre las parejas, preparada por los alquimistas. También preparamos comida y bebida suficientes para que las risas resonaran por todo el lugar. Quizás está mal que lo diga yo pero, ¿no es un festival magnífico?
Por cierto, como el Festival del Nacimiento se supone que es solo para nosotros hoy y mañana, los elfos y semihumanos alojados en el Complejo Termal Parabellum no parti- ciparon. Las personalidades con gran peso social, como Padre Elfo y su hija, sí que estaban invitadas, pero no tenemos intención de dejar entrar a un sinnúmero de desconocidos no residentes.
Aun así, este festival es especial. Por ello, el último día del mismo, incluso los huéspedes del Complejo Termal Parabellum podrán ser partícipes de la diversión. Por un determi- nado precio, por supuesto. Un gran festival debe ser compartido y disfrutado por todos.