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Chapter 236 - Día 223

Finalmente, decidimos desafiar la mazmorra [Montaña Candente del Dragón de Fuego].

Según mi investigación, este lugar no solo es el más rentable, sino que también está relativamente cerca. Además, si en el futuro no sucede algo en el Santo Reino, tener una base en el Reino Demoníaco puede ser una buena idea. Sin embargo, todavía nos enfrentamos a algunos problemas.

A continuación listaré desde lo más relativamente fácil de resolver hasta lo más proble- mático.

Uno de estos problemas es la respuesta de Kugime-chan: No quiero ir porque solo voy a convertirme en un obstáculo. En aras de resolver este problema, voy a actuar hoy. Está claro que persuadirla suavemente no va a funcionar. No es particularmente incon- veniente, pero simplemente tomaría demasiado tiempo, por lo que también podría usar el tiempo perduadiéndola para que se fortaleciera.

Así, por la fría mañana, mientras la nieve caía lentamente del cielo, fuimos al campo de entrenamiento de la mansión.

Kugime-chan iba equipada con su arma biológica, un paraguas de bambú, así como un objeto mágico en forma de abanico, [Oiran2 de los Vendavales Nocturnos], hecho de plata negra y Jade. En cuanto a mí, solo iba armado con dos troncos, cortados para formar dos palos de 2 metros de longitud. Ambos estábamos protegidos por nuestras bio-armaduras (en mi caso solo de la cintura para abajo, por lo que llevaba mi poncho).

Dejando la armadura de lado, la diferencia en el poder de ataque de dos palos contra armas y objetos mágicos combinadas era simplemente demasiado abrumadora. No solo no podía usarlos para defenderme, ya que eran demasiado frágiles, sino que si trataba de atacar de cabeza, simplemente se romperían ya que no podrían resistir el impacto.

Como sea, me pareció bien darle un poco de ventaja. E incluso con la abrumadora dife- rencia en armas, los 9 ojos en el rostro de Kugime ahora se encontraban muy abiertos, todos ellos mostrando miedo y ansiedad.

Bien, ese nivel de desventaja no suponía un problema para mí. Sin esfuerzo, hice girar los dos palos con las muñecas y los dedos, mientras avanzaba hacia Kugime. Pero cada vez que daba un paso hacia adelante, Kugime daba 2 pasos hacia atrás. Y cuando daba 2 pasos, ella daba 6. La distancia entre nosotros no hacía más que aumentar.

Calculaba con precisión el alcance de mis golpes en el último momento, evitando há-

2 Una oiran es una cortesana de alto rango en Japón. Los kanjis que componen la palabra signifi-

can «flor primera».

bilmente mis ataques con un margen muy pequeño, apenas fuera de mi rango. Traté de observar cómo respondía ante una finta, pero ella inmediatamente lo interpretó. Sin em- bargo, es probable que lo hiciera por intuición en lugar de prever realmente los ataques, ya que hacía algunos movimientos innecesarios.

Decidí, por una vez, no hacer una finta, sino realizar un ataque real. Con mi palo de madera, golpeé la gravilla, y apunté hacia la seria cara de Kugime. Ella percibió la piedra y la esquivó.

Al parecer, convirtiéndose en [Kugimeki Subespecie] maximizó su capacidad para recopilar y procesar información. Podía analizar mi comportamiento. Incluso tenía la habilidad especial de leer mis movimientos antes de que apenas comenzase a moverme. Si me movía a una velocidad constante, me era imposible llegar hasta ella.

Yo puedo hacer algo similar, pero Kugime es mucho más rápida y precisa. Si bien todo esto es cierto, su superioridad no va más allá. Como esperaba, su capacidad de combate sigue siendo bastante baja. Entre los 8 Generales Demoníacos, su físico es bastante débil y frágil. Por lo tanto, es incapaz de utilizar sus habilidades de precognición al máximo de sus posibilidades. Si me pusiera un poco más serio, su cuerpo no sería capaz de man- tener mi velocidad.

Incluso cuando esquiva mis golpes, la onda de choque generada por mi palo al golpear viaja a través de su cuerpo, barriendo el aire de sus pulmones, y ella sale rodando por el suelo, retorciéndose de dolor.

Después de hacerlo varias veces, finalmente se detuvo. Pero seguía siendo incapaz de ponerse en pie. Con el fin de aliviar el dolor, se acurrucó en posición fetal y tembló. Si cae en ese estado por un solo golpe, no es de extrañar que no tenga la motivación para ir a la mazmorra.

Kugime tiene un fuerte sentido de la responsabilidad, es por eso que estaba preocupa- da por convertirse en una carga para los demás. Desde mi punto de vista, sus pobres habilidades de combate no son un problema en absoluto. El problema es su defensa, necesitamos ayudarla a mejorar. Ya que Seiji venía en camino, y él tenía la capacidad de defenderse y curarse a sí mismo y sus compañeros, lo utilizaríamos para recuperarnos.

Aun si ella no está directamente implicada en la lucha, Kugime puede recopilar infor- mación de lo que nos rodea con una alta precisión. Puede ser un radar biológico para detectar a los enemigos y las trampas.

Por eso creo que su temor de ser una carga para mí es solamente un temor sin fun- damento. Su papel no es luchar directamente, es suficiente con que pueda defenderse durante unos segundos con sus habilidades de combate actuales.

Por algo se desbloqueó esa condición. Lo único que tiene que hacer es probarlo una vez, y su ansiedad se disipará. Aunque primero tendremos que trabajar en su falta de con- fianza y el control emocional.

Debido a su miedo a entrar en una mazmorra de rango [Divino], traté de convencer a Kugime suavemente al principio. Dado que no funcionó, la entrené hasta que se unió a regañadientes. Quiero infundir un poco de autoconfianza y de disposición en ella, si es necesario incluso por la fuerza.

Todo está bien, todo está bien. Aunque se te rompa uno o los dos brazos, o te destrocen cualquier órgano, mi [Elixir de Sangre] será capaz de repararlo. Ahora cálmate y conti- nuemos con el entrenamiento cuando se te haya pasado la ansiedad.

Después de eso, Kugime puso una cara de desesperación, como si no pudiera ni imagi- narse todo lo que le esperaba.

El entrenamiento continuó hasta el mediodía. Finalmente, después de rodar varios cien- tos de veces por el suelo, fracturándose los huesos y destrozándose los órganos, termi- namos con éxito el entrenamiento.

Tuve que ponerle fin a la fuerza porque Kugime-chan entró en un estado en el que era mejor que no se moviera más durante el resto del día. Puede que todavía pudiera seguir, pero decidí dejarlo estar. No quería perturbarla más con todo lo que se había esforzado.

Como quiero que esté en forma, vamos a continuar hasta mañana, aunque Kugime-chan tenía una mirada de decepción en su rostro. Esto no es nada, no debería perturbarle tanto.

Estaba completamente cubierta de sangre, tenía la mitad de sus huesos rotos e innu- merables heridas, pero gracias al elixir de curación inmediata no hubo nada de qué preocuparse.

Si hubiera estado motivada desde un principio, no hubiéramos tenido que pasar por esto. Me quedé con ese pensamiento en mi interior.