Los miembros de nuestro grupo estaban dispersos por varios lugares moviéndose en la dirección en la que nos solicitaron.
Entre las peticiones estaban:
? Defender la ciudad
? Proteger a los nobles e inspeccionar mientras sus territorios
? Subyugar a la banda de ladrones escondidos en las montañas cercanas
? Eliminar monstruos agresivos
? Y muchas más
Antes, nuestra única cliente era Principesa. Sin embargo, gracias a que el nombre de nuestro grupo mercenario estaba empezando a tener buena fama, de repente aparecie- ron muchos nuevos clientes uno detrás del otro.
Debido a que el reciente golpe de estado afectó significativamente al orden público, los ladrones y bandidos han empezado a moverse. Con ello en mente, he enviado miembros en dirección a los pueblos donde se encuentran los señores feudales y los jefes más afectados por la situación. De esta forma, deberíamos ser capaces de tomar al menos la mitad de las misiones actuales.
Completando las peticiones que recibimos, nuestra confianza aumentará. Incluso aun- que no estemos en una situación de urgencia, no hay razón para declinar algo que nos dará una alta recompensa monetaria.
Para acordarlo, convoqué a los miembros que necesitaría desplegar en el futuro en la mansión de la capital real, en la ciudad-laberinto Purgatory. Ajustando sus calendarios, deberían ser capaces de completar sus misiones.
Sin embargo, algunos no querían que acabasen sus vacaciones, pero simplemente ten- drían que ser pacientes por su propio bien.
Dado que necesitaremos algunas preparaciones más antes de poder empezar a mover- nos a gran escala, les trataré bien... de momento.
Una vez repartí las instrucciones y terminé el desayuno, volví a la capital real. Me des- pedí de Herrera-san, y disfruté un poco de mi viaje por el cielo.
Cacé bastantes monstruos voladores por el camino y me los comí, pero no fui capaz de aprender nada. Como esperaba, necesitaría parar para comer tal cantidad de ellos. Des- pués de comerme una cierta cantidad, paré de cazar y aceleré un poco el vuelo.
Poco tiempo después, vislumbré la capital real. Después de aterrizar, usé la prueba de pertenencia de la autoridad real para entrar en la ciudad.
No había tanta gente en las calles cerca del castillo anteriormente, pero parece que el lugar ha vuelto a la normalidad y está llena de aún más vigor que antes. Había muchos humanos paseando por las calles, con voces que intentaban atraer clientela.
Me dirigí a la mansión que me dieron como recompensa, en la frontera entre los distri- tos de los nobles y del castillo, mientras pensaba: Como era de esperar de la capital real.
Por el camino, mientras rondaba y observaba los precios de las mercancías en las tiendas y casetas, el número de gente a mi alrededor que susurraba y me señalaba aumentaba gradualmente.
Gracias a mi superior oído, era capaz de escucharles sin hacer nada. Aun así, usé [Pin- char] para deshacerme del ruido y así poder escuchar mejor sus voces.
De acuerdo a lo que escuché, lo que parecía que estaban diciendo era esto:. Mira. Es el as en la manga del que se oye hablar en las historias.
Sus habilidades son sorprendentes. Al principio de la batalla le vi matar en un instante a un guiverno de Jadar en la arena. Ese tío es increíble.
Haaaa, haaaaa. ¡Impresionante, el verdadero, es el real, es el real! ¡Buaaaj!
Parece que la mayoría de ellos estaban presentes durante mi batalla en la arena. Su- surraban sobre mi participación en el golpe de estado como parte de los miembros de Principesa. Además, había hombres y mujeres, tanto jóvenes como mayores, que tenían un aura similar a la de la Reina y la Heroína Oscura.
Muchos de ellos actuaban como si estuvieran rezando a los dioses, pero no eran los peo- res. Me molestaba la cantidad de gente que me miraba con ojos inyectados en sangre y mejillas coloradas. Tenían la misma sonrisa de éxtasis que la reina.
Es problemático. Sus ojos parecían albergar algún tipo de poder físico y no podía evitar sentir escalofríos bajando por mi columna. Si fuera una batalla, tengo claro que podría haberlos matado instantáneamente. Sin embargo, dado que estoy en una ciudad, no puedo hacer nada solo porque estén mirándome.
Los fanáticos religiosos son realmente temibles. Para mí, tratar con este tipo de situa- ciones es mucho peor que hacerlo con ladrones y militares. Debido al estrés, se me tensaron los hombros.
Como me bajaron los ánimos, fui rápidamente a comprar un montón de pollo a la bar- bacoa de un puesto antes de dirigirme a la mansión. Sin embargo, podía sentir un gran número de acosadores siguiéndome, por lo que decidí avanzar saltando por los tejados. Como esperaba, no fueron capaces de seguirme. Oí lo que parecían suspiros de lamento, pero los ignoré. Me molestaría todavía más si les prestase atención.
De esta forma, llegué por fin a la mansión localizada en la frontera entre los distritos del
castillo y de los nobles. Kanami-chan me esperaba y le di un fuerte abrazo.
Sin saber lo que había ocurrido, gruñó un poco al hundir su cabeza en mi pecho. Ssus brazos, aunque eran delgados, tenían una fuerza de opresión similar a una máquina de guerra.
Aunque para mí no suponía ningún problema, a otros les rompería todos sus huesos, provocaría que sus órganos salieran por la boca y quizá incluso acabaría separando su cuerpo en dos.
No, estoy seguro de que Kanami-chan no iría tan lejos. No debería tener ningún pro- blema para controlar su fuerza. Aun así, seguramente tiene poder suficiente para partir rocas con facilidad.
Aunque se alteró por un momento, y dado que es un hábito que debe controlar, le re- gañé. Incluso aunque moviera su cabeza avergonzada, me negué a dejarla ir, y se calmó poco a poco mientras acariciaba su pelo. Cuando finalmente la solté, dejó escapar un suspiro de alivio, pero imagino que era inevitable.
Pelirroja estaba detrás de la enfurecida Kanami-chan con una sonrisa amarga en la cara. Auro y Argento estaban también con ellas y miraban a Kanami-chan con envidia. Jun- tos, me sonrieron y me saludaron diciendo: Bienvenido de vuelta.
La situación era un poco embarazosa, pero respondí con un: Me alegro de veros. Ahora, después de volver a casa, decidí empezar inmediatamente las renovaciones de la
mansión.
Primero, planeé convertir dos de las habitaciones de invitados de la primera planta en parte de la tienda, así que empecé ahí la ampliación del área dedicada a la misma. Seguí modificando el lugar hasta que no quedó nada sin retocar. Demolí o amplié algunas de las paredes extra con el objetivo de adaptar el diseño interior.
La pregunta ahora es qué tipo de tienda queremos emplazar en la sala de invitados.
Hay muchas cosas que podemos hacer. Estoy pensando en comprar y vender las ropas que hacen las chicas y los duendes, dirigidos por Kanami-chan, con diseños basados en sus experiencias acumuladas de los masajes de aceite que se dan en las aguas termales de Parabellum.
Mientras que aún teníamos que decidir qué plan seguiríamos, opino que una sauna de piedra sería bastante popular entre los nobles de la capital real. Tendré también en cuenta el diseño interior.
Dado que tenemos una idea aproximada de lo que vamos a hacer, tendré que realizar pequeños ajustes más adelante, cuando nos pongamos a trabajar sobre lo planeado.
Usando mis contactos con Principesa, fui capaz de contratar famosos y hábiles artesa- nos en la capital real. Por ello, las renovaciones deberían finalizar más rápido de lo que tardaríamos normalmente...
Aun así, para tardar reducir las horas de trabajo, decidí movilizar a los muchos miem- bros de nuestro grupo con las manos más ágiles.
Incrementar nuestra mano de obra y darles entrenamiento de trabajo, es como matar dos pájaros de un tiro. O mejor dicho, dado que también reduciremos los costes y tiem- pos de trabajo, quizá debería decir matar 4 pájaros de un tiro.
Sea como sea, aún tardaremos unos días en convertir la primera planta en una tienda. Por la tarde, procesaba madera diligentemente mientras pensaba cómo exhibir la mer-
cancía que colocaremos en el futuro.
Ser capaz de crear objetos ya era algo sorprendente por sí mismo, pero también era ca- paz de aprender a crear nuevos objetos viendo a otros gracias a [Profesión Artesano] y recientemente obtuve la [Protección Divina del Semidiós de la Materia]. Como aquí tengo reunido lo mejor de lo mejor, fui capaz de aprender únicamente observando.
Dado que mejoraba notablemente a medida que trabajaba, me motivé y creé varios ob- jetos con bastante velocidad. Un artesano, en concreto un hombre en sus 50 que estaba dirigiendo a otros artesanos, parecía mirarme con alta estima. Aunque ha pasado poco tiempo, ya me está enseñando técnicas que normalmente solo enseñaría a sus discípu- los.
El capataz hablaba de forma descortés, pero sus métodos de enseñanza eran precisos y fáciles de entender. Gracias a mis habilidades, fui capaz de aprender sus técnicas fácil- mente con solo observarle.
Después de terminar un objeto de acuerdo a sus enseñanzas, me miró agradado y asintió con su cabeza con algo de satisfacción. Como tenía una personalidad estricta, se dice que incluso sus discípulos raramente consiguen ese tipo de reacción.
Uno de sus discípulos en su treintena de edad, me miraba con cara de estupor viendo como aprendía lo que el capataz me enseñaba.
Estaba agradecido por las técnicas que aprendí del capataz, así que decidí mostrarle mi
gratitud invitándole a vino élfico después de acabar el trabajo por la tarde.
Mientras estábamos en ello, monté una fiesta en el área ajardinada donde nos habíamos reunido. Hice que los mayordomos y doncellas que seguían trabajando en la mansión también se nos unieran.
Yo me encargué principalmente de cocinar los platos que se servían en la fiesta. Dado que se hacía al aire libre, pensé que la carne de fomoriano negro a la barbacoa y verdu- ras de nuestras tierras de cultivo serían apropiados.
Quemé algo de carbón vegetal hecho de la madera que reunimos en el gran bosque y coloqué una gran cantidad de comida encima en una enorme malla de alambre. Después de degustarlos yo mismo, los platos de yakisoba29 que preparé tuvieron mucho éxito.
Como hice una gran cantidad de una vez, no tomó demasiado tiempo preparar comida para todos en la fiesta. Sin embargo, como Auro adoraba cocinar y había mucha gente, ella me ayudó.
Con el trabajo en equipo de padre e hija, hubo comida suficiente para todos, incluso para
aquellos que devoraban avariciosamente. Hacer todo por mí mismo mereció la pena.
La fiesta en sí, creo que fue un éxito.
29 Tallarines fritos.