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Chapter 189 - Día 178

Hasta esta mañana, siempre ha habido niños hambrientos con problemas para encon- trar comida en la capital real, residiendo en callejones apartados y en el subterráneo. Estos huérfanos solían ser secuestrados, independientemente de su sexo o su salud.

Al igual que en algunos países y regiones en mi vida anterior, los huérfanos o bien per- dieron a sus padres en una guerra, o bien fueron abandonados por ellos a causa de la pobreza, o bien fueron desechados por tener deformidades físicas. Hay varias razones por las que son innumerables los huérfanos que no tienen tutores.

En un momento dado, el [Erudito Viajero] del Reino creó orfanatos con su propio di- nero para ayudarlos. Sin embargo, los intereses contrapuestos de los nobles y el coste de mantenerlos ha hecho que solo queden unos pocos de estos orfanatos. Hay muchos huérfanos importantes que viven allí, pero un gran número de niños sigue desatendido.

Es un hecho que los resultados son más que positivos, ya que su educación cumple unos mínimos. Pero incluso con el conocimiento que trajo de otro mundo y el abundante po- der mágico interior que poseía, el [Erudito Viajero] tenía un límite personal.

Aunque muchos de los huérfanos que quedaron fuera murieron de hambre, entre el frío y otras cosas, algunos se aferraron persistentemente a sus vidas. Formaron grupos para sobrevivir, y con frecuencia recurrían a robar para poder comer. Es muy común. Des- pués de vivir en el barrio por un mes o dos, he visto bastantes casos.

Cuando los huérfanos son sorprendidos robando por los adultos, a menudo reciben gol- pes y patadas, y terminan en un estado terrible en alguno de sus callejones. Si están de mala suerte, puede que mueran.

En cualquier caso, hay huérfanos que ganan dinero de bolsillo de los viajeros, haciendo de guías, lustrando zapatos y por otras actividades similares; los que cometen delitos solo son ignorados por el pueblo. La vida de los ciudadanos se ve afectada por ellos, aun así es difícil decir que son completamente malos.

Por esa razón, si un huérfano desaparece, pasa desapercibido, los ciudadanos no lo notan mucho. Probablemente piensan: ¿El alborotador murió, o alguien lo secuestró? Como sea, es mejor si no está.

Teniendo eso en cuenta, estoy eligiendo solo los objetivos correctos. Esta vez, como una de las recompensas de la guerra, el rey me dio el permiso directo de hacerlo a través de Principesa, así que reuní a los huérfanos en mi mansión sin ninguna discusión.

De esa manera, al mediodía, tenía secuestrados a 50 niños y alineados frente a mí. La mayoría de ellos eran débiles y más pequeños que los niños de su edad, y algunos esta- ban enfermos también. Estaban sucios por todas partes y desprendían un olor difícil de describir. Sin embargo, sus ojos expresaban su firme voluntad de vivir.

Conmigo de pie delante de ellos, la mayoría de los huérfanos, naturalmente, comenzó a mirar el suelo, aunque hubo uno que tuvo las agallas de mirarme fijamente a mí. Era el mayor de todos ellos, y supuse que era el líder del grupo.

Este cabecilla, que estaba tratando de proteger a los huérfanos más jóvenes, me bombar- deó con preguntas. Sin embargo, lo primero que hice por el momento fue alimentarlos a todos.

Entre los objetos mágicos que obtuve en la ciudad-laberinto, había algunas ollas que cocinan automáticamente los platos cuando les pones ingredientes. Ya que necesitaba prepararla para un gran número de personas en poco tiempo, las utilicé de manera efec- tiva y cociné para 50.

Coloqué carne de conejo cornudo y tortupiente en una cacerola grande, añadí un mon- tón de verduras que había comprado en el mercado de la capital real, tiré un poco de leche y queso, y terminé de hacer algo similar a un estofado. Su rico y fragante olor es- timulaba el apetito. Al probarlo, me sorprendí de que fuera tan delicioso, ya que lo había preparado totalmente a ojo.

Cuando el guiso estuvo listo, lo serví en un plato grande. Di cucharas a los huérfanos, pero no hicieron uso de ellas, en lugar de eso, eligieron comer con avidez y afán usando sus manos para ponerse la comida en la boca. A medida que se tragaban hasta la última gota, sus ojos casi les salen de las cuencas ante la vista aterradora del plato vacío.

Parece que estaban más hambrientos de lo que había previsto, así que hice un nuevo lote. Los huérfanos me miraban con curiosidad después de terminar de comer. Inclinaban su cabeza hacia un lado como diciendo: ¿Por qué nos da una comida así de deliciosa?

Pero no respondí a la pregunta, y procedí a meterlos a todos en el baño. Como era de es- perar de una mansión que fue construida por una persona rica entre los nobles, el baño era tan grande como para albergar a decenas de personas a la vez. A pesar de que el nú- mero de criadas había disminuido, les di instrucciones de lavar los cuerpos de los huér- fanos. Utilizaron jabón creado a partir de materias primas del Gran Bosque Kuuderun.

La suciedad que se desprendió de los huérfanos comenzó a acumularse en el cuarto. Se veía bastante sucio, pero lo consideré aceptable ya que los huérfanos ahora estaban limpios y olían normal de nuevo. Ahora solo era el baño que necesitaba otra limpieza.

Después de hacer eso, curé a los niños que sufrían de enfermedades. Incluso si sus he- ridas se habían infectado, estaban a punto de tener el tétanos, tenían gusanos parásitos, o uno de sus brazos o piernas presentaba dificultades para moverse por las graves que- maduras, fueron fáciles de curar combinando mis habilidades de curación con [Elixir de Sangre]. Aunque no pude curar completamente los huérfanos que perdieron un ojo o un dedo, pude al menos reducir su dolor de manera que pudieran soportarlo.

Después de la comida, el baño, y el tratamiento, puse a los huérfanos en fila ante mí otra vez, y su estado de ánimo parecía haber cambiado. Su cautela había desaparecido considerablemente y me miraban con una mirada amistosa. El miedo de los niños y ni- ñas no se redujo tanto, pues todavía no entendían por qué les estaba tratando tan bien sin responder a sus preguntas. Al ver eso, y dado que todos los preparativos se habían completado, les conté el motivo de su secuestro.

Estaba claro que no iba a alimentarlos, bañarlos y tratar sus enfermedades de forma altruista. Les dije mi objetivo simple y llanamente: quería entrenarlos como potencial de guerra para el futuro. Bueno, incluyendo los goblins que tienen muy altas tasas de fertilidad, también hay muchos otros seres que pueden convertirse en potencial bélico importante dependiendo de cómo se gestionen. Cuando se trata de no-humanos, estos son más poderosos que los humanos con [Profesión], y hay un sinfín de ellos. Sin em- bargo, dado que los humanos tienen un potencial que los monstruos no tienen, es proba- ble que entre ellos haya personas que logren un crecimiento interesante. Son excelentes en términos de diversidad.

Tras tomarlo todo en consideración, llegué a la conclusión de que necesitaba tener hu- manos entrenados desde una edad temprana entre los miembros de mi grupo mercena- rio. Sin embargo, los humanos normales crecen lentamente, por lo que criarlos desde bebés iba a tomarme muchos años. Pese a que han nacido humanos entre los miembros de mi grupo, es demasiado lento. Por esa razón, la forma más rápida de hacerlo era se- cuestrar a niños de cierta edad. Ambos salimos ganando. Ellos son huérfanos que real- mente no causarán problemas si de repente desaparecen, los voy a entrenar hasta que puedan valerse por sí mismos, y además les daré la cantidad mínima de alimentos que necesitan para no morir.

Bueno, se podría decir que esa es la razón por la que he recogido a 50 huérfanos que habrían muerto en un futuro próximo y los he convertido en nuevos miembros de mi grupo. Ahora bien, el líder del grupo permanecerá en la primera posición por el mo- mento, ya que decidí tratarlos como una unidad militar con el fin de experimentar con nuevos métodos de formación y el manejo de las nuevas armas. Con esto, establecí el nuevo cuerpo experimental de jóvenes «Solitud».