Después del entrenamiento matutino y el almuerzo, Minokichi y su grupo volvió a casa.
Inmediatamente después de su regreso, Minokichi-kun pidió que luchase contra él y, ya su crecimiento me interesaba mucho, simplemente fui incapaz de rechazarlo.
Preparé rápidamente una arena especial donde podríamos tener nuestro primer duelo después de su transformación.
v v v
El gran bosque místico Kuuderun
El Reino Sternbild tenía Cuatro Héroes Simbólicos, y el Imperio Kirika tenía Ocho Gran- des Caballeros. El Gran Bosque Kuuderun estaba en el borde de la frontera entre estas dos naciones.
Remontándonos 1200 años atrás, la existencia divina Noboru pasó a ser el Semidiós de la Profunda Lozanía, y se convirtió en Gufusuto Genaha Masutera, el Rey Hada que nació, vivió y murió dentro del bosque.
Y 1200 años después de la evolución de Noburu, todavía había algunas partículas de
«poder divino» restantes en el Gran Bosque Kuuderun, desprendidas en ese evento.
Los elfos, quienes tenían sus cuerpos mucho más en sintonía con la naturaleza que los humanos, entendían ese bosque como algo místico, incomparable a ningún otro, y vi- vían en paz dentro de él.
Debido a ciertas circunstancias de las fuerzas aliadas del Imperio y el Reino, el Gran Bosque fue invadido. Pero estas fuerzas fueron repelidas con la ayuda de los poderosos y sabios ogros que vivían en lo más profundo del bosque contiguo, recuperando la paz una vez más.
Pero las cicatrices de la guerra seguían profundamente talladas en varios lugares del
Gran Bosque Kuuderun.
Debido a la presencia del poder divino del Semidiós de la Profunda Lozanía, el creci- miento de los árboles y los materiales de bosque era mucho más rápido de lo normal. Las cicatrices de la guerra habrían desaparecido dentro de varios meses.
En una parte de este misterioso bosque, había el bastión acorazado de la compañía mer- cenaria Parabellum.
Cuando el sol alcanzaba el punto más alto, el campo de entrenamiento exterior destaca- ba por su grandeza. Con paredes de casi veinte metros de altura y un agujero cilíndrico en el suelo de un diámetro de unos 130 metros, era bastante similar al Coliseo del anti- guo Imperio Romano.
Era aquí donde dos grandes bestias se enfrentarían entre sí.
Uno de estos dos demonios tenía una lanza roja, la [Empaladora Devastadora de Mil
Espinas (Kaz?kl? Bey)], reposada sobre su hombro.
Era Aporou, de pie con su gran brazo de plata, tres cuernos en su frente y un profundo halo negro que exudaba de su presencia, haciendo honor a su nombre, Yatendouji.
Ante él había una criatura con un vigor y una fuerza espantosos. Estaba sosteniendo en una mano su [Hacha Decapitadora de Ardor Demoníaco] y en la otra mano tenía el [Escudo de Flamas Eléctricas].
Era el poderoso Minokichi-kun, que tenía el aspecto de una subespecie de minotauro. Firme delante de su oponente, cada vez que respiraba hacía crujir rayos, fiel a su nombre de emperador taurino de los relámpagos, Keraunos.
Ambos estaban visiblemente ansiosos y emocionados, sonreían beligerantes traicionan- do su entusiasmo.
Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que peleamos, ¿no crees, Minoki- chi-kun? Sin embargo, se siente igual que siempre. Te has vuelto muy fuerte.
Cierto, yo luchar solo en abajo de laberinto para aumentar potencia y habilidad. Pero Aporou veo también más fuerte. Minokichi hacer todo para ser igual que Aporou, y luchar.
Oh, ¿igual que yo?
Cierto. Minokichi querer ser igual que Aporou, amigo verdadero. Minokichi necesitar mucho trabajo.
Intercambiaron esas palabras.
Las palabras de Minokichi-kun eran de corazón, unas palabras poderosas que mostra- ban sus más sinceras intenciones. Debido a esas buenas sensaciones de afecto, Aporou se avergonzó de la situación y cambió su expresión. Se rascó la mejilla con un dedo de su brazo de plata, creando un sonido crujiente.
¿De verdad? Hmmm... Bueno, eso me motiva todavía más si es así. Dejémonos de ño- ñerías y empecemos de una vez.
Aporou fijó su respiración y reforzó su voluntad, apuntando su lanza roja en dirección al corazón de Minokichi-kun. Por otro lado, Minokichi-kun puso en movimiento tanto el hacha como el escudo, respondiendo a la amenaza de Aporou.
Sin embargo, como siempre, una postura admirable... Pero... ¿Pero?
¡Esta vez, seré yo quien gane!
¡Jaja! Divertido. Minokichi usar poder total desde el comienzo. ¡Aporou preparar!
Los dos amigos de confianza intercambiaron una sonrisa ámplia y cálida. Entonces, como
si la tensión en sí se hubiera cortado, la lucha comenzó con un gran rugido de Minokichi.
¡¿Qué...?!
Fue un rugido agresivo como el de una explosión. Fue tan extraordinariamente podero- so que provocó ondas dentro de la misma tierra que los rodeaba. El suelo cedió un poco y las piedras empezaron a hacer ruido a medida que la tierra se avivaba por los temblo- res. La mera intensidad del ruido causó desmayos en las mentes más débiles, incluso los movimientos de Aporou se vieron entorpecidos por un segundo.
Lo habría matado del susto si la diferencia entre ambos hubiera sido demasiado grande. Ese era el efecto de un rugido de tal nivel.
Entonces Aporou utilizó el mismo tipo de rugido como contraataque. De todas las habi- lidades que ostentaba, escogió una entre docenas, [Rugido de Demonio Negro].
¡¡¡--------------------------------------------uu!!!
Minokichi-kun, siendo un minotauro, debería haber ganado fácilmente en un enfrenta- miento de rugidos. Había un límite en el volumen que el cuerpo de Aporou era capaz de producir como un miembro de la raza de los ogros, su [Rugido] de contraataque no de- bería haber sido capaz de derrotar al de un minotauro. Sin embargo, una habilidad como [Rugido del Demonio Negro] rompía con el sentido común, e hizo posible alcanzar el vo- lumen que originalmente no hubiera sido posible. Su rugido fue como un trueno mismo.
Los rugidos de ambos chocaron, anulándose el uno al otro. La energía se escapó tanto de
Aporou como de Minokichi-kun, creado grietas justo en el punto medio entre los dos.
El estado que producía un ataque invisible tan anormal como ese en una persona era el de parálisis y miedo. Si alguien estaba bajo de salud antes del estruendo, este perturbaba todavía más su mente y su cuerpo.
De entre los espectadores de la batalla entre Aporou y Minokichi-kun desde lejos, el porcentaje de los que se desmayaron por los efectos de la colisión de fuerzas fue del 50%, con otro 40% que quedó tan en shock que ya no fue capaz de moverse.
Sin embargo, a juzgar por el aspecto de Minokichi-kun y Aporou, esos rugidos no ha- bían sido más que un saludo cordial para ellos.
Ni siquiera experimentaron ningún desequilibrio, ya que los ataques fueron contrarres- tados entre sí.
¡Muuuuuuuu... uuuuuu... uuuuuuuuuuu!
Los dos rugidos se detuvieron, y Minokichi-kun fue una vez más el primero en moverse. Mientras lanzaba un grito de guerra valiente con todo su espíritu, se impulsó hacia
delante, apoyándose en el escudo que tenía la cabeza de un toro grabada en oro. Elevó su hacha por encima de su hombro, y se puso a correr a toda velocidad en dirección a Aporou.
El ataque de Minokichi-kun, sin embargo, era un ataque que Aporou conocía muy bien. La trayectoria del mismo estaba clara y la técnica era poco sorprendente. Era un ataque simple, pero fuerte. Aporou se lo había enseñado a Minokichi-kun, y este a menudo optaba por usarlo.
Era una técnica para precipitarse sobre el enemigo y cerrar rápidamente la distancia en- tre ambos, permitía parar los ataques del otro con el enorme escudo y conducir el propio cuerpo hacia el enemigo para romper su postura y alterarlo. En el momento final, solo había que blandir el hacha y esta se encargaba de devastar todo lo que encontraba por la propia fuerza.
Era un ataque básico que cualquier persona con un escudo y un hacha podría utilizar de forma común.
Por tanto, Aporou sabía bien cómo responder a ese ataque. Pero, inesperadamente, aho- ra la velocidad de Minokichi era diferente a la que había conocido Aporou. Su peso era superior, su potencia se había disparado y todo ocurría como a otra escala.
Aporou presenció una serie de eventos ante sus ojos antes de que Minokichi lo alcan- zase.
La parte inferior de Minokichi-kun, que era como de lana dorada, emitía un sonido cre- pitante junto con un rayo de oro con cada paso que daba. Pezuña a pezuña, impulsaba su enorme figura hacia adelante. La situación era similar a un bombardeo.
De la cabeza del hacha, que todavía estaba posada sobre su hombro, empezaron a surgir llamas blancas que iban incrementando en lo que él aumentaba su velocidad. De modo parecido a un aumentador de presión, Minokichi aceleraba de forma explosiva.
La atmósfera cambió por completo cuando se produjo una onda de choque, demostran- do que su velocidad había superado la velocidad del sonido. Una tormenta destructiva se dispersó por su alrededor, un filo de luz agitado se expandió trazando truenos dorados y llamas blancas.
Después de que la velocidad de Minokichi-kun cruzase la barrera del sonido, sonido era todo lo que podía oír Aporou aproximándose hacia él.
Puesto que se había convertido en un poderoso minotauro y había obtenido la protec- ción divina de varios dioses, el ataque de Minokichi-kun llegó al punto de ser invisible.
¡Eso sí que es ir rápido, jodido!
Actualmente, Aporou era un señor apóstol con excelentes habilidades sensoriales. Con su habilidad [Pensamiento Lateral Instantáneo] combinada con su percepción y su ex- periencia, los movimientos del mundo normal eran para él como hechos a cámara lenta. En el mundo de Aporou, cuando una bala se disparaba de un rifle de alta potencia, si él se ponía serio, podía verlo como si se detuviera el tiempo.
Aun así, Minokichi-kun se desplazaba a una velocidad anormal para Aporou. Solo ne- cesitó varios pasos para cerrar los veinte metros de espacio que había entre los dos, con esa envergadura masiva que tenía.
Blandió su hacha, bajándola fuertemente con un gran estruendo. Lo cortó todo con su poderoso golpe, absolutamente todo lo que tocaba era aniquilado al instante. Era como un desprendimiento en un despeñadero.
Aporou utilizó su lanza roja [Empaladora Devastadora de Mil Espinas (Kaz?kl? Bey)] para recibirlo y desviar el impulso del golpe. Logró bloquearlo aun aproximándose por encima de su cabeza.
El hacha chocó con la lanza carmesí y se escuchó un sonido áspero, anormal. Se dispersa- ron por todo el campo de batalla y salieron llamas blancas impresionantes por el choque.
La cabeza de Aporou se cubrió inmediatamente con un torrente de esas llamas blancas, aunque esto fue solo por un instante. Si bien había parado la parte del hacha que iba dirigida a su cuerpo, la punta le quemó la cabeza con llamas blancas. Su carne crujió y desangró de la conmoción del impacto del hacha.
A pesar de la potencia del golpe, este no se las arregló para hacer un solo corte, solo lo hundió más o menos hasta los tobillos en el suelo.
Si Aporou hubiera estado equipado con la alabarda creada por Herrera-san en vez de la lanza roja, no habría sido capaz de bloquear la colisión y habría sido cortado. Pero, puesto que era la lanza roja, su poder le permitió desviarlo hacia un lado sin romperse.
En cualquier caso, se trataba de un ataque muy superior en comparación con antes. Aporou estaba a la vez sorprendido y emocionado por ello.
¡Jaja! Excelente, Minokichi-kun. Como esperaba, ¡sin duda eres el mejor!
El hacha que había sido bloqueada por su objetivo inicial dio contra el suelo estrepitosa- mente., triturándolo y enviando piedras a la velocidad de las balas. Las piedras chocaron contra Aporou, pero no hicieron nada en particular, simplemente no sintió ningún dolor.
El ileso Aporou se volvió para contrarrestar el ataque de inmediato, pero las llamas blancas y el trueno de oro que surgían de la punta del hacha quemaron el entorno y la gama de destrucción se amplió en gran medida. Los movimientos de Aporou se vieron ligeramente entorpecidos de la sorpresa de este instante.
Minokichi-kun ahora tenía tres [Protecciones Divinas]: la [Protección Divina del Se- midiós del Fuego], la [Protección Divina del Semidiós de la Guerra], y la [Protección Divina del Dios del Trueno]. De ahí venían los truenos de oro y las llamas blancas, del Semidiós del Fuego y el Dios del Trueno que le habían concedido su poder.
Pero ya que Aporou se había comido al oso rojo, él también tenía la [Protección Divina del Semidiós del Fuego], aun así, recibir una llama tan fuerte con solo una [Protección Divina] sería complicado, incluso con sus capacidades potenciadas al máximo le habría causado problemas.
Por supuesto, había una razón por la Minokichi-kun era capaz de utilizar este tipo de llamas eléctricas.
Cuando se convirtió en una variante de la especie de los minotauros, obtuvo un factor que elevaba considerablemente el poder de sus golpes con el hacha. Era una habilidad exclusiva de él y su efecto era aterrador. Se llamaba [Fusión del Hacha]. Otra habilidad que tenía se llamaba [Trueno Llameante del Dios del Asesinato]. Esta aumentaba en gran medida el poder de sus ataques con truenos llameantes.
A Minokichi-kun le gustaba usar su [Gran Hacha Brillante de Emperador Incendiario] que tenía una capacidad única de [Fuego Incinerador de Pecadores]. Sin embargo, el factor que más solía ayudarle era sin duda su gran afinidad con el atributo de fuego.
El poder que Minokichi-kun ha obtenido era algo que podría incluso con la fuerza de Aporou. Se veía claramente en esa situación. Normalmente, con un solo golpe habría decidido la batalla.
Incluso evitando el potente hachazo, los poderes combinados de las grandes llamas blancas y los truenos dorados liberados después eran suficientes para matar a cualquier enemigo normal. Es más, solo un hachazo ya era suficiente para hacer perder el conoci- miento a casi cualquier oponente.
Solo Aporou de entre todos los miembros de Parabellum podría lograr tal hazaña de ser capaz de bloquearla o incluso esquivar los ataques eléctricos de Minokichi-kun. Incluso si alguien pudiera evitar ser golpeado por el hacha en sí, lo que inevitablemente le espe- raría después eran las brutales llamas y los truenos.
Sin embargo, ya que Aporou tenía [Anulación de Daños Eléctricos], su cuerpo no fue quemado por ese ataque. Por muy fuerte que fuese, un golpe de [Rayos y Truenos] no afectaba al gran Aporou.
Pero eso no quería decir que fuese invencible. Incluso con la [Protección Divina del Se- midiós del Fuego] y [Resistencia Completa al Fuego], no anulaba por completo el daño de unas llamas blancas de una temperatura tan anormalmente alta. Era natural, ya que Aporou carecía de la capacidad de anularlo completamente, por lo tanto, aunque redu- jera los daños, aún le afectaba un poco.
Su pelo se chamuscó por las fuertes llamas blancas, así como parte de su mejilla y su frente. Olía a quemado y se oyó el sonido de su globo ocular izquierdo explotando.
La cara de Aporou expresaba una gran cantidad de dolor al haber perdido su ojo iz- quierdo, pero utilizó de manera instintiva [Regeneración Ultrasónica]. Su piel avivada y quemada se curó como si el tiempo hubiera retrocedido. Se regeneró en un abrir y cerrar de ojos, sin dejar rastro alguno de daño.
Pero en esta breve sucesión de eventos, Aporou no solo impidió el ataque, sino que también contraatacó.
No te centres solamente en el oponente, ten en cuenta el campo de batalla entero. Mientras le asesoraba siguiendo su costumbre cotidiana, Aporou había comenzado a
formar un par de lanzas de agua y tierra detrás de Minokichi-kun. Al mismo tiempo,
hizo chocar su puño de plata contra el escudo de Minokichi-kun. La intercepción del escudo del golpe que se aproximaba hizo un sonido sordo.
Ambos combatientes sintieron el choque a través de todo su cuerpo.
Justo en ese momento, Aporou ejecutó el ataque con las lanzas de agua y tierra. Pensan- do que Minokichi-kun tan solo estaría vigilando la parte delantera, el método de ataque estándar de Aporou era atacar al mismo tiempo por delante y por la espalda, a los pun- tos ciegos, para romper la postura de su oponente.
Era muy difícil prever y contrarrestar de forma eficaz un ataque como ese, ya que uno no podía ver detrás de sí mismo, especialmente con la atención puesta en el oponente que tenía delante.
El Minokichi-kun de antes habría roto su postura con bastante facilidad, sin embargo, ahora se había vuelto mucho más fuerte. El enorme aumento del poder y habilidad escapaba ligeramente de las expectativas de Aporou, apenas lo reconocía. Consiguien- temente...
¡¿...Qué!?
MUUUUUUUUUUUUUUU----------------------
Minokichi-kun hizo arder truenos dorados y llamas blancas por todo su cuerpo. A sus espaldas, las lanzas de agua y tierra se evaporaron. Sus pedazos volaron por los aires al mismo tiempo que el brazo de plata golpeaba el escudo con la cabeza de toro de oro, que empezó a brillar.
Aporou dio un salto hacia atrás para ganar algo de distancia, pero Minokichi-kun se
anticipó a su retirada. Una figura ilusoria de un toro de oro salió del escudo y lo atrapó.
El toro dio una cornada a Aporou, perforándole la piel. Fue un movimiento tan feroz que habría asustado a cualquiera. Ni el mismo Aporou, que se propulsó hacia arriba, pudo esquivarlo fácilmente. Intentó pararlo con sus manos, pero esa era una defensa bastante limitada. Aun así, agarró al toro con su brazo de plata. Con la lanza en su otra mano, no podía utilizar ninguna otra arma en esta batalla.
Pese a que tenía el toro sujeto, eso no facilitaba mucho las cosas, ya que la terrible ve- locidad de Minokichi-kun excedía la velocidad del sonido. Con solo 5 metros de separa- ción entre ellos, lo tenía justo en el blanco.
Normalmente, un ataque como ese habría acabado con el enemigo al instante, incluso habiéndolo parado. El mero impacto en un cuerpo normal lo habría atravesado fácil- mente.
Sin embargo, Aporou se las arregló para pararlo bien gracias a sus anteriores expe- riencias contra el imponente Minokichi-kun y el hecho de que su brazo de plata no se retractó ni un milímetro al entrar en contacto con el toro.
Así, Aporou logró prevenir el ataque arduamente. Pero le era difícil mantener el equili- brio con un solo punto de apoyo, por lo que se impulsó clavando su lanza en el escudo. El brazo y la lanza evitaron que los cuernos de oro del toro alcanzasen a Aporou.
No obstante, Aporou seguía suspendido en el aire y Minokichi-kun no iba a parar aquí.
¡¡¡MUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU--------------------------!!!
Minokichi-kun avanzaba con la misma velocidad que antes, destrozando la tierra a sus pies. Las llamas blancas ardían en la punta de su hacha, y los rayos dorados chispeaban en su pelo, evidenciando su velocidad. Se oyó el sonido de un estallido cuando rompió la barrera del sonido, creando una pared de la nada, el [Sensor Espacial] de Aporou lo advirtió del masivo cuerpo acercándose hacia él.
Minokichi-kun quería empotrar a Aporou contra la pared. Así lo hizo, y no solo eso, también golpeó su escudo contra ella. El cuerpo de Aporou iba a ser aplastado en esa ilusión, pero su brazo de plata consiguió reducirla, desviando el impacto hacia la pared.
Los músculos de Minokichi-kun eran tan rápidos y fuertes, que parecía que Aporou no conseguiría vencerlo si solo era capaz de defenderse. Pero justo entonces, una breve sonrisa apareció en su rostro.
Está claro que no es necesario que continúe contenido.
Aporou utilizó una de sus mejores habilidades, una que nunca imaginó que usaría, el
[Porvenir del Demonio Negro].
Al aceptar que Minokichi-kun era mucho más fuerte de lo que pensaba, y también lleva- do por su instinto de pelea, Aporou tomó ventaja. Su habilidad empezó a llenar el aire de fatalidad e intimidación. Esa sola habilidad podía hacer por sí misma que todo el mundo temiera acercarse a él. Daba a entender que no era aconsejable, ni inteligente, ni se debía luchar contra el ogro, ya que su poder era inmenso.
Obviamente, Minokichi-kun también se percató del drástico cambio en Aporou. El mo- mento en que notó el cambio en el aire, empezó a sudar frío, y al mismo tiempo, lo ig- noró y se abalanzó sobre Aporou.
Ya no podía parar, estaba seguro de que perdería si vacilaba lo más mínimo. El cuerpo de Aporou ya no estaba suspendido en el aire pero seguía sujetando un cuerno del toro con una mano, así que pensó que eso obstaculizaría su capacidad de defenderse.
Aporou había usado [Ley de la Gravedad] para tocar el suelo con las puntas de los pies.
Estaba como de puntillas, pero con eso tenía suficiente.
Allá voy.
[Porvenir del Demonio Negro] era una habilidad que le daría la fuerza necesaria para frenar los movimientos de Minokichi-kun. El cuerpo de Aporou se hundió, pero su bra- zo de plata se mantuvo firme sujetando al toro ilusorio desde el primer momento.
Y entonces lo hizo.
¡¿Contraataque?!
El flujo de poder cambió repentinamente, y el gigantesco cuerpo de Minokichi-kun voló por los aires de un modo terrorífico. Gritó expresando todo su sentimiento de sorpresa.
Su cuerpo giraba en el aire, dando vueltas y vueltas en dirección vertical. En ese momen- to ni siquiera podía diferenciar dónde estaban el cielo y el suelo, no podía recuperar el equilibrio y sabía que eso concluiría inevitablemente en un gran choque contra el suelo.
La energía requerida para mover un cuerpo tan robusto era enorme, pero toda ella desa- pareció cuando impactó contra el suelo. En otras palabras, Minokichi-kun paró el golpe antes de encontrarse con el suelo.
Ahora era un momento perfecto para el contraataque que antes creía imposible, y Apo- rou no iba a dejar escapar esa oportunidad.
¡...Hsssaaaaah!
Aporou comenzó a liberar una habilidad tras otra. Usó [Maestro del Viento] para crear treinta remolinos, y [Ley de la Gravedad] para dispararlos a alta velocidad.
En un instante, los remolinos alcanzaron a Minokichi-kun, poco después de que él ate- rrizase, e impidieron que recuperase la compostura. El contínuo sonido como de un gran martillo picando un trozo de carne se escuchaba por toda la arena.
Una voz llena de dolor salió de él. ¡¡¡Muuuuuuuu!!!
Una de las principales características de los minotauros era la dureza de su cuerpo, y el de Minokichi-kun lo era particularmente.
Pero ese ataque estaba hecho para perforar una armadura metálica de un solo golpe. El cuerpo de Minokichi-kun redujo en gran medida el poder de cada impacto, y no lo- graron causarle un daño excesivo gracias a sus resistentes músculos que le sirvieron de armadura.
La fuerte sucesión de golpes, sin embargo, logró mantener a Minokichi-kun en el mismo sitio. Al no poder moverse, Aporou se acercó a él y lo acometió con la lanza roja, que cortó la atmosfera causando un sonido espeluznante.
La estocada de la lanza iba dirigida al hombro izquierdo de Minokichi-kun, pero fue bloqueada por su gran escudo. Salieron chispas de tal colisión, pero Aporou no cesó su ataque. Siguió arremetiendo contra su objetivo con la lanza una y otra vez.
Técnica de batalla [100 Flores 1000 Lanzas] de Aporou activada
Efectividad de [100 Flores 1000 Lanzas] de Aporou incrementada
A continuación, Aporou activó [Profesión Maestro Lancero] y [Rey de la Lanza].
Ambas eran [Artes] de alto nivel que solo podían utilizar individuos con muchos niveles de [Profesión] y que tenían la lanza como su arma principal de combate.
Originalmente, esto daba a los humanos la posibilidad de exceder los límites de su fuerza y velocidad a cambio de su energía. Si se daba el caso de que alguien lo usase estando al borde de la muerte, había una alta posibilidad de que esa persona terminase muriendo por las contraprestaciones del ataque. [100 Flores 1000 Lanzas] era una técnica excep- cionalmente fuerte, pertenecía a una clase superior de [Arte] comparada con la mayoría de las otras.
Debido a que el cuerpo de Aporou también era sustancialmente más fuerte que el de un ser humano cualquiera, su energía solo menguó ligeramente al usar [100 Flores 1000
Lanzas]. Además, después solo necesitó varios segundos para volver a recuperar su ple- na forma y deshacerse de los efectos secundarios.
Básicamente, lo que ocurrió fue que su lanza roja se vio altamente reforzada por ese [Arte] y colisionó contra el escudo de Minokichi-kun. En el momento del impacto, esta- lló un sonido anormal con una luz cegadora.
Todos los miembros de Parabellum presenciaron la anormal escena de la pelea entre los dos monstruos. Menos los hijos de Aporou, cada uno de ellos estaba completamente sin palabras ante el espectáculo que tenían delante.
Los rayos de luz rojos de la lanza de Aporou desprendían tanto poder que cada estocada parecía fatal por sí misma. Si no hubiese sido por la extrema resistencia de Minoki- chi-kun, él nunca habría sido capaz de repetir tantas veces la misma agresión. Esa era, de hecho, la primera vez que Aporou se veía obligado a mostrar la fuerza oculta de un [Arte] de combate a todo el mundo.
Había una ley en ese mundo que dictaba que solo un humano podía tener una [Profe- sión] por [Habilidad]. Un [Arte] permitía a un mortal enfrentarse con los más grandes y fuertes seres, como los gigantes o los dragones, y tan solo una [Bendición] de un [Dios] podía concederlas. Por tanto, ninguna otra especie tenía acceso a una [Profesión] o un [Arte].
Pero ahora, justo delante de todos quienes les espectaban en la arena de batalla, Apo- rou había refutado cualquier ley del mundo que ellos conocían. Lo habían visto con sus propios ojos. Para Oxidado e Hidalga era algo tan inimaginable que estaban totalmente abrumados.
La gente empezó a murmurar. ¿Cómo es eso posible...?
Pero las frágiles voces no tardaron en volver a crear el silencio a medida que su atención se centró de vuelta en la terrible escena que estaban presenciando. El estallido [100
Flores 1000 Lanzas], el [Arte] de Aporou, retumbó contra el escudo de Minokichi-kun. ¡Prepárate, Minokichi-kun! ¡Ya no voy a contenerme ni lo más mínimo, estáte alerta!
Del mismo peso de cada golpe, Aporou comenzó a empujar gradualmente contra la de- fensa de Minokichi-kun usando el [Arte] de [100 Flores 1000 Lanzas], combinado con otras habilidades. Haciendo un cálculo simple de la situación, cada golpe se convertía en dos de ellos.
Solo podía verse una oscura imagen residual roja de la lanza. La magnitud de los impac- tos empezó a damnificar la superficie de la lanza, y el brazo con el que Minokichi-kun sostenía el escudo estaba soportando una grave carga. Si no hubiera sido por el robusto cuerpo de Minokichi-kun, habría sido agujereado en cuestión de segundos.
Pero la lanza roja también podría quedar afectada por un exceso de fuerza infundida en los ataques. El final de la sucesión de punciones se aproximaba rápidamente a medida que Aporou alcanzaba su límite. Además, cada [Arte] de combate tenía un uso limitado.
Incluso para Aporou, que podía utilizar un [Arte] a la que solo los humanos debían te- ner acceso, este hecho no cambiaba. Y cuando el [Arte] terminase, habría una pequeña posibilidad de contraatacar, la cual el todavía tremendamente debilitado Minokichi-kun no iba a pasar por alto. Sin embargo...
...Hsssssaaaaaaaaah.
Aporou comenzó a usar otra habilidad, [Ofensiva Continua], creando un asalto constan- te de ataques de perforación mediante su combinación con [100 Flores 1000 Lanzas], que no dejó margen ni oportunidad de contraatacar.
Aporou era el único capaz de disponer esos ataques, ya que era capaz de combinar múl- tiples [Habilidades] a la vez y crear su propia [Arte] original.
¿¿¿Muuuuuuuuuuuuuuuuuuu.....??
El gran número de ataques penetrantes ya no podía ser percibido, se había convertido en una corriente borrascosa. Los espectadores no podían articular palabra, en lo que la brutalidad continuaba, incluso el poderoso Minokichi-kun solo fue capaz de soltar un gemido.
Sin lastimarlo, fue resiguiendo su figura con agujeros, formando un río pringoso de los trozos de carne que iban saltando con sus brutales ataques penetrantes. Mientras que el escudo conseguía bloquear la mayoría de los ataques, el resto de carne expuesta de los brazos de Minokichi-kun fue terriblemente magullada. Sus piernas también quedaron damnificadas en gran medida.
Aporou había generado una roca grande a sus pies de antemano. La rompió con [Ley de la Gravedad] y sus pedazos empezaron a elevarse por los aires.
En un instante, había más de 100 pedazos de esa roca y de las de alrededor. Algunos eran más grandes que otros, de pocos centímetros a casi cinco metros. Era algo diferente, pero podía compararse con un montón de basura espacial.
¡¿..........?!
En ese espacio y momento, Aporou completó sus preparaciones y soltó un rugido simi- lar al de Minokichi-kun cuando colisionó con el suelo por primera vez. Al mismo tiem- po, de todo el cuerpo de este volvieron a salir llamas blancas y truenos dorados.
Las llamas eléctricas envolvieron a Aporou, ya que estaba junto a él, pero esta vez no surtieron apenas efecto. Aun así, los contínuos ataques de [100 Flores 1000 Lanzas] y [Embestida Continua] no habían cesado ni por un momento.
La figura de Minokichi-kun desapareció por un momento de la vista de Aporou a causa de las llamas eléctricas, que se convirtieron en algo como una barrera para la avalancha de ataques penetrantes.
Por un solo instante, se vio una pequeña pausa en los pinchazos, y Minokichi-kun, usan- do toda su fuerza, se impulsó hacia adelante. Solamente lo logró debido a que Aporou había bajado el ritmo de ataque justo entonces.
La lanza roja falló su objetivo y se reunió con el suelo, siendo retirada rápidamente. Al- gunos trozos de carne de los miembros que habían sido arrancados de Minokichi-kun, se quedaron pegados donde la lanza roja cayó.
Minokichi-kun miró hacia atrás por un simple momento para ver Aporou activar rápi- damente otra de las habilidades de la lanza.
Habilidad única [Armadura Sangrienta de Shuyari Tepes] activada
Con eso, cada ataque hacía surgir decenas de lanzas rojas debajo de Minokichi-kun, las cuales se clavaban en sus piernas.
Era un ataque con el único propósito de, aunque solo fuera temporalmente, reducir la gran velocidad ultrasónica de Minokichi-kun. Era considerablemente difícil evitar un ataque desde abajo en un punto ciego crítico. Sin saber siquiera cuándo se producirían, era sin duda un movimiento de matanza.
Sin embargo, por el pequeño vistazo que Minokichi-kun había podido dar, parecía ser capaz de leerlos, ya que reaccionaba a la velocidad de la luz.
Al mismo tiempo que las lanzas rojas salían de la tierra, el cuerpo masivo de Mino- kichi-kun saltaba casi veinte metros hacia el cielo. Y lo que las lanzas rojas lograban golpear solo era su sombra.
En lo que Aporou miró hacia el cielo, Minokichi-kun levantó el hacha. No era difícil imaginar el poder que el golpe podría albergar. Incluso para Aporou, recibir un golpe tan directo sería extremadamente peligroso. Sin embargo, él no tenía ninguna intención de ser golpeado. Con un movimiento de su mano...
Ahora...
Las rocas que habían estado flotando en el aire fueron propulsadas volando hacia Mino- kichi-kun. El ataque era similar a un golpe aéreo, solo se necesitaba cambiar la fuerza de gravedad para enviarlo donde uno quería. Había otro propósito en los pedazos de roca flotantes, aunque eso era para más adelante.
Muuuuuuuuuuuu...
A medida que el resplandor de las rocas se expandía por todos los lados, Minokichi-kun anguló su escudo con la pezuña de su pierna, interceptando así las rocas, como si estu- viera practicando surf en una ola. Los choques producían sonidos secos, pero no fueron capaces de dañar el escudo, ya que su velocidad estaba siendo canalizada a fin de dismi- nuir el impacto.
Minokichi-kun se las arregló sorprendentemente bien, hasta el punto de asombrar al mismo Aporou.
........uuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
El contorno del toro de oro comenzó a brillar una vez más y la ilusión de la cabeza del toro apareció.
Minokichi-kun recibió las rocas restantes y al mismo tiempo dirigió un ataque a Apo- rou. Sin embargo, dado que este tenía un poder tan terrorífico, convirtió las piedras en una lluvia de gravilla. Entrelazó las rocas con el hilo de oro que brotaba de sus dedos fue capaz de amortiguar las piedras, ya que caían por la rotación de la fuerza centrífuga, y contraatacó una vez más.
Para asestar un buen golpe a Minokichi-kun, hizo que la mezcla dorada de rocas e hilo siguiera una órbita imposible de bloquear con el escudo. Aunque no lo consiguió debido a que el hacha ardiente lo cortó en dos, evitando que las piedras llegaran a su objetivo. Con eso, Minokichi-kun evitó recibir un daño enorme.
¡¡¡Muuuuuuuuu!!!
De la frustración, Minokichi-kun liberó un fuerte grito iracundo.
Cuando la enorme figura enrabiada dio contra el suelo, el impacto pareció liberar todos los sentimientos acumulados y desmontó el hacha. La potencia de la caída, así como el peso de todo su equipamiento, debía de pesar más de 1 tonelada. Eso, combinado con la fuerza muscular sobrenatural que tenía por ser un minotauro, creó una gran explosión al caer. Pudo haber otras razones, pero, al final, la extensa destrucción fue creada por Minokichi-kun.
Al aterrizar, el suelo se sacudió como si de un meteorito se tratase. El escudo que había utilizado como una tabla de surf se hundió profundamente en el suelo, creando una nube de polvo anormal.
Aporou casi perdió el equilibrio debido a la sacudida de la tierra, pero se recuperó rápi- damente.
Era cierto que la mayoría de los seres vivos habrían muerto de haber recibido tal con- moción, sin embargo, el problema no era el pesado escudo incrustado en la tierra, sino el ataque del hacha que lo había enterrado en el suelo hasta la mitad.
Las llamas blancas y los truenos dorados de la punta del hacha demostraron su poder de destrucción, ya que volaron desde el subsuelo, hendiendo fisuras como si varias ser- pientes enormes hubieran sido invocadas una por una.
Y eso no era todo, había más.
Minokichi-kun utilizó su ira para balancear hacia abajo de nuevo su hacha con llamas eléctricas. Pero no tenía suficiente con destruir el suelo porque sí, y envió llamas eléc- tricas perpendicularmente para terminar de devastarlo todo.
Las grietas en el suelo comenzaron a brillar en un blanco dorado, y entraron en erup- ción. Una columna de llamas eléctricas hizo estallar el cielo y la tierra, reuniéndose en un fantástico espectáculo.
La onda expansiva ocupó toda la arena, dejando a Aporou sin espacio para el escape.
Los restos de rocas que aún flotaban en el cielo se hicieron añicos por las llamas eléctri- cas y desaparecieron calcinadas. Incluso con su cuerpo siendo envuelto con las llamas eléctricas, Aporou manipuló la corriente de aire de tal manera que estas no lastimaran a las personas cercanas.
Las llamas eléctricas de Minokichi-kun se encontraron en el centro de la arena.
En cualquier caso, el ataque de Minokichi-kun no solo se centró en Aporou. Su cólera había sido tan potente que había extendido el daño a la mayoría de la multitud.
Si no hubiera hecho nada, casi el 70% de los espectadores no habría podido salir del ran- go a tiempo. Podría haber habido un gran número de muertos...
Fue un ataque a gran escala de alto nivel con un poder increíble.
Después de varios segundos, los pilares de llamas eléctricas finalmente desaparecieron.
*COFF, COFF* ...Oh, Minokichi-kun, ¿ya te has serenado? Aporou, que acababa de soportar el ataque de Minokichi-kun, estaba al límite de su paciencia.
Como era una pelea entre Aporou y Minokichi-kun, el ser atacado no era el problema. De hecho, era natural y, por lo general, no le hubiera hecho enfadar. La ira, sin embargo, no había salido de eso.
La razón de la ira de Aporou se debió a que Minokichi-kun, sin pensarlo en absoluto, había utilizado un ataque de una escala tan grande que habría involucrado a los otros miembros.
Minokichi-kun, que era un comandante y tenía unos subordinados a su cargo, lanzó un ataque irresponsablemente que los podría haber matado.
Grrrrrr... Aaaaaaaaaaaaaaaah...
A lo lejos, Minokichi-kun reaccionó y murmuró: ¿Qué... he hecho...?
Al mismo tiempo, Aporou, al límite de su paciencia, activó [Mal de ojo de Ogro Negro] y [Dignidad del Demonio Negro]. Como resultado, los movimientos de Minokichi-kun se vieron entorpecidos notablemente.
Más de la mitad de la gran hacha de Minokichi-kun permanecía metida bajo tierra, y su enorme escudo estaba completamente enterrado a sus pies. Podría haberlos sacado fácilmente, pero Aporou ralentizó sus movimientos de forma excepcional.
Mientras almacenaba su lanza en el inventario, Aporou corrió hacia Minokichi-kun a toda prisa. Potenciando su cuerpo con [Porvenir del Demonio Negro], se aceleró aún más. En combinación con [Carga del Demonio Negro], su velocidad superó con creces la de Minokichi-kun. Esta vez era Aporou quien se movía más rápido que la velocidad del sonido, cubriendo la distancia al instante.
Un [Martillo de Hierro de Gigante] apareció en los brazos de Aporou y puso en marcha sus [Oleada de Puñetazos Destructivos Trituradores de Carne].
Con dos o más habilidades que utilizó para fortalecer sus puños, Aporou desapareció de la vista de Minokichi-kun a una velocidad simplemente imposible de comprender.
Él no tenía suficiente tiempo para recoger su escudo y, mientras lo sopesaba, Minoki- chi-kun sacó a la fuerza su hacha del suelo con ambas manos para endurecer su defensa. Fue en ese momento que el ataque de Aporou explotó.
Un pesado puñetazo pasó por el flanco derecho de Minokichi-kun, superando sus defen- sas. Un poder impresionante atravesó la piel de Minokichi-kun y le rompió las costillas fácilmente.
Su brazo izquierdo se estrelló contra el pecho de Minokichi-kun. Gracias a su extraordi- naria defensa, Minokichi-kun sobrevivió. De haber sido un ser humano normal, debido a la brutal fuerza del golpe, las costillas rotas habrían penetrado en los pulmones y otros órganos internos.
Luego le golpeó en el hombro derecho defendido por su hacha, y aunque esta paró en gran medida el golpe, de la fuerza pura, el húmero se rompió y le salió fuera de la carne. A continuación, le golpeó en el lado izquierdo de la cabeza que había quedado indefen- so, sacudiendo su cerebro y creando una grieta a lo largo del cráneo.
Por último, propinó un golpe directo a la parte superior de la mandíbula, aplastando uno de los colmillos de Minokichi-kun que le cayó hecho trizas. El cuerpo masivo del mino- tauro dejó de tocar con los pies en el suelo, volando por los aires durante unos segundos, después aterrizó fuera de la arena y cayó al suelo con un sonido sordo.
El lugar donde aterrizó cambió de color. Varios huesos sobresalían del cuerpo de Mino- kichi-kun y una gran cantidad de sangre brotaba de él sin parar.
Con esas lesiones tan severas, no cualquiera hubiera sido capaz de seguir luchando. Sin embargo, Minokichi-kun se levantó como si nada. Todos los compañeros que habían estado observando la escena desde fuera de la arena, especialmente los humanos, se asombraron con lo que acababa de suceder. Sus llamas eléctricas comenzaron a salirle de las heridas y las graves lesiones se curaron en cuestión de segundos.
Le creció un nuevo colmillo en el lugar del que se le había roto. Los huesos que le so- bresalían de la piel crujieron y volvieron a entrar en el cuerpo de Minokichi-kun, y las costillas que deberían haber perforado sus órganos internos crepitaron y volvieron a su sitio.
Incluso a sabiendas de la vitalidad orgullosa y poderosa de la raza de los minotauros, ese poder de recuperación era simplemente increíble. Era la prueba de que el poder de regeneración de Minokichi-kun alcanzaba, o casi lo hacía, al de Aporou.
El Minokichi-kun recuperado nunca soltó su hacha mientras fue golpeado. Volvió a en- trar en la arena y después de recuperar la compostura, recogió su escudo por el camino y se lanzó hacia adelante de nuevo.
Aporou lo veía como si una enorme figura hubiera comenzado cargar con su escudo hacia él. Todavía quedaba mucho camino por recorrer antes de que chocasen, pero la sonrisa de Minokichi-kun podría verse fácilmente detrás de su escudo.
Naturalmente, viendo el escudo que se dirigía hacia él a toda velocidad, Aporou recibió a Minokichi-kun con una sonrisa. Preparó la lanza roja, el otro blandió el hacha, la lanza la interceptó, chocaron, fulgurando con un destello de luz y una onda de choque.
Después de la destrucción indiscriminada y extendida, el suelo se caía a pedazos, Aporou lanzaba la gravilla generada como si fueran balas, y la multitud gritaba por la tensión.
Ambos monstruos colisionaron igual que antes. El hacha y la lanza se enfrentaron, entre chispas y rugidos de guerra por todo el bosque.
v v v
Después de que Minokichi-kun volviese, continuamos entrenando todo el día. A medida que nuestra batalla llegaba a su fin, las estrellas y la luna fueron invadiendo el cielo de la noche.
Yo estaba muy cansado. Debido a la gran cantidad de fatiga, tanto Minokichi-kun como yo pasamos la noche en el campo de entrenamiento exterior.
Ahh, el cielo estrellado es hermoso.
Me entró un poco de nostalgia de luchar en el espacio exterior...