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Chapter 118 - Día 106

Esta mañana, las hermanas empezaron a mostrar signos de estar embarazadas.

A diferencia de los niños humanos, los niños con sangre de ogro crecen mucho más rápido. La probabilidad de que fueran niños humanos, sin embargo, era bastante baja, aunque no sería la primera vez que ocurría.

Les había crecido el vientre a ambas de la noche a la mañana. Con eso bastaba. Contacté con Gobujii directamente, que estaba en nuestra base. Le pregunté qué debía-

mos hacer y me dijo: Cuando a la madre gestando un niño ogro le crece el vientre sig-

nifica que, en poco tiempo, el bebé habrá crecido lo suficiente y estará listo para nacer. En el caso de un niño ogro, lo más probable es que nazca de la misma manera que un niño humano, pero un niño ogro es el doble del tamaño de un niño humano. Si el cuerpo humano es demasiado pequeño, el niño podría forzar su salida a través del vientre.”

Me quedé completamente pálido al oír esto. Envié varios esqueletos a buscar un lugar ideal para que las hermanas descansaran urgentemente. Se trataba de una emergencia. Como no quería que Principesa me molestase, la dejé con Caballerito. Aunque era joven, ella pareció comprender la gravedad de la situación y no dijo nada.

Dhammi-chan, Pelirroja, Alquimista-san y Herrera-san fueron bastante difíciles de con- vencer al ver las hermanas sufrir de esa forma. Durante el viaje, las hermanas se habían vuelto visiblemente más delgadas y frágiles porque los niños en sus vientres absorbían los nutrientes de sus cuerpos. Les di rápidamente mi [Elixir de Sangre] para beber y también les di parte de mi carne. Al principio no quisieron comer mi carne, pero les obligué a comerla sin tener en cuenta su opinión. Tuvo un efecto excepcional y sin duda nos dio algo de tiempo.

Después de unos treinta minutos, un esqueleto regresó con la ubicación que necesitá- bamos. Mientras les proporcionábamos a ellas un tratamiento de emergencia, seguimos al esqueleto hasta una cueva dentro de una cordillera montañosa. Entramos apresura- damente.

Vaporicé las criaturas de la cueva en un instante, matándolos sin pensar en nada.

Por el olor de la sangre fresca en el aire, Ardiente-kun e Ilusionista-kun custodiaron la entrada, mientras que Ventisca-chan investigó la cueva para asegurar que no hubiese nadie más escondido por ahí.

Todo el mundo estaba muy callado. Ni siquiera Kumajirou o Kurosaburou emitían so- nidos.

Tumbé a las hermanas, retorciéndose de dolor por el embarazo, en una cama que cons- truí. Luego me centré en rellenarles la energía que las criaturas en sus vientres habían absorbido.

Pelirroja y las otras chicas no podían hacer nada más que observar. Estaban sin palabras.

Las dos chicas empezaron a quejarse todavía más por las criaturas gimiendo en su inte- rior. El dolor era causado por la rápida transformación de su cuerpo, su vientre se había hinchado tanto que parecía que su piel iba a romperse si se tensaba un poco más.

Intenté curarlas con cada una de las habilidades que tengo, lo único que tenía en la cabeza era evitar que sus vientres explotasen. Suprimí hasta cierto punto el dolor que sentían con mi [Elixir de Sangre] infusionado con una anestesia, aunque no podía hacer demasiado. Ambas seguían con un dolor espantoso.

Era la primera vez que me veía en una situación como esta, especialmente tratándose de

mis propios hijos. Tenía la frente empapada de sudor que no dejaba de fluir.

El tiempo iba más lento a mi alrededor; no tenía ni idea de cuánto tiempo podía haber pasado. ¿Una hora? Podrían haber transcurrido diez horas o más y ni me habría ente- rado. ¿Cuánto tiempo durará su embarazo? No lo sabía y todo lo que quería hacer era ayudarlas a sobrevivir.

Al final los fetos consiguieron desarrollarse por completo. Pronto, nuestros bebés empe- zaron a empujar para nacer y atormentaron a las hermanas a unos niveles irracionales.

Sus gritos se volvieron tan altos que el resto de las chicas empezó a palidecer.

Controlé a la hermana mayor con una anestesia increíblemente fuerte. Le hice un corte en el vientre con un bisturí cubierto de un efecto bactericida que creé con [Cambiar For- ma] y activé [Equipar Alma]. Al verme hacer eso, las chicas soltaron un “Hiii–” ahogado pero enseguida se taparon la boca para no distraerme.

Había hecho una cesárea.

Le pedí a Dhammi-chan que se acercara y se preparara para sacar a la niña sangrienta del vientre. Durante el proceso, le transferí mi propia sangre en grandes cantidades usando habilidades de curación para reparar todo el daño. Se formó un gran charco de sangre en el suelo. Usando habilidades de regeneración una tras otra, con [Bendición del Dios del Origen y el Fin] activa, curé la herida sin siquiera dejar una cicatriz en el vientre de la hermana mayor.

Mi niñita... Dhammi-chan me la entregó y yo la lavé rápidamente. Llantos alegres reso- naban por toda la cueva. Cuando justo acababa de suspirar de alivio, la hermana menor empezó a sufrir desmesuradamente. Repetí el mismo proceso, y conseguí sacar al niño del vientre de la hermana menor.

Escuchando los llantos retumbantes de mi hijo y mi hija por toda la cueva, empecé a ver borroso de repente.

Todos sintieron un gran alivio al ver que las hermanas habían sobrevivido. A Dham- mi-chan y a mí nos temblaban las manos violentamente después de tal experiencia.

Apenas me quedaban fuerzas para sujetar a mis bebés recién nacidos entre mis brazos. No tardé en dejarlos a cada uno en manos de sus madres. Pasados unos minutos, los niños ya empezaban a querer teta.

Ahh, qué bien.

Me sentía como en las nubes. Yo, Ogarou, tras vivir 106 días, acababa de convertirme en padre de dos criaturas. Probablemente era demasiado pronto, dado lo joven que era, aunque fuera un ogro. Oh, a veces lo olvido, hace 107 días era un humano de 25 años. Eso me otorga la edad adecuada para ser padre.

Respecto a mis hijos, ambos eran medio ogros y medio humanos, eran [Ogros Mestizos]. Cuando el progenitor humano era genéticamente dominante, cabía la posibilidad de que

los hijos fueran [Ogros Nobles], unos niños ogro con características humanas. Estos

eran un poco más débiles que un niño ogro común y tenían el aspecto de un humano, pero sus genes estaban repartidos equitativamente, solo que predominaban las carac- terísticas humanas. Eran bastante fuertes y mucho más inteligentes que la mayoría de ogros.

Sin embargo, también podía darse otro caso mucho más raro, que ocurría una vez cada un millón de nacimientos. Se trataba de una raza llamada [Especie Caótica].

Pero puesto que yo heredé la fuerza de un ogro y la mente de un humano, soy un ogro pero no parezco un ogro, eso es lo que creo.

Resumiendo la información de Gobujii y los demás, mis hijos podrían tener tantas [Pro- fesiones] y [Rangos]12 como yo. Tendrían acceso a casi todas mis ventajas. Iban a ser verdaderamente fuertes de mayores.

Según Gobujii, también podían [Evolucionar]. Al parecer, esto era una ventaja formi- dable y rara que les daría acceso a ramas extinguidas del árbol evolutivo de los goblins.

Era excelente que pudieran hacerlo. Oír esto me entusiasmó.

Pero como no eran ni del todo humanos ni del todo ogros, había un alto riesgo de que quien los descubriera quisiera matarlos. Según Gobujii, en el pasado, cada vez que se descubría un bebé mestizo entre humano y ogro, se formaban grupos para asesinarlo antes de que la criatura pudiera crecer...

12 Se refiere a mejorar la misma profesión.

Los mestizajes con razas de monstruo son tabú, al parecer.

También había el riesgo de que la parte de ogro consumiera a la parte humana, pero eso solo ocurría en casos muy puntuales.

En el peor de los escenarios, si yo muriese, estos niños podrían sobrevivir en una socie- dad humana, dado que eran medio humanos. Una vez hayan crecido y sepan defenderse, y nos hayamos asegurado de que no son de [Especie Caótica], el riesgo de ser atacados no será muy alto.

En el pasado, hubo reyes en la sociedad humana, conocidos como [Reyes Despiadados], que usaron su poder para forjarse sus propios reinos, los cuales ya habían pasado a la historia con el tiempo. Esos reyes podrían ser perfectamente mestizos.

Algo que solo unos pocos pueden tener la esperanza de conseguir a lo largo de su vida. Esto hizo que pensara en cuánta fuerza y cuánto poder se generarían de una evolución

como esa. Qué poder tan maravillosamente aterrador.

Por cierto, todos nosotros habíamos empezado como goblins y luego nos habíamos vuel- to como somos ahora pasando por múltiples evoluciones. La idea de que esos críos ya fueran así era bastante anormal. Era algo que superaba el sentido común por sí mismo.

Volviendo a la conversación, pareció ser que Gobujii tampoco estaba tan seguro de cuál era la razón. Bromeó acerca de matarlos antes de que se desatara un desastre, o algo por el estilo. Supuse que todo lo que sabía era sobre goblins nacidos de humanos con ciertas habilidades, pero no había visto nunca un bebé ya evolucionado desde el nacimiento, al menos hasta ahora.

Y evidentemente no pensaba ni por asomo matar a mis hijos. Eran criaturas extraordi- narias que habían nacido gracias a mí. Mi plan era educarlos con mis mejores habilida- des. No iba a consentirlos nada de nada. Dentro de unos días, cuando crecieran, les daría un entrenamiento espartano mejor que el del mismo Ogakichi-kun. Eran mis hijos, e iba a tratarlos como tales, haciéndoles pasar por las peores pruebas de supervivencia que se pueden imaginar.

En el futuro, puede que incluso considerase dividir el grupo creando uno de mestizos con habilidades especiales. Podría ser útil. Algún día, nuestro grupo mercenario se ra- mificará hacia distintos campos, así que la preparación y la enseñanza siempre son necesarias. Aun así, por ahora, guardaré estos pensamientos en algún lugar recóndito de mi mente.

Como padre, lo que ahora podía hacer era simplemente estar ahí de pie mientras mis niños mamaban de los pechos de sus madres.

En sus frentes de color marrón tirando a negro, había un tatuaje rojo con la misma forma que el mío. En el dorso de la mano derecha de mi hijita había una [Orbe] dorada, y en el dorso de la mano izquierda de mi hijito había una [Orbe] plateada. Puesto que yo mismo soy una mezcla entre sangre humana y de ogro, me pregunto si alguna vez llegaré a tener una orbe.

Ya investigaré después sobre este tema.

Seguro que todas mis hijas serán adorables y hermosas, llenas de fuerza y majestuosi- dad. Y mis hijos serán valientes, poderosos y sabios. Tendré que jugar el papel de padre severo pero indulgente. Ah~ Tener hijos va a ser ciertamente interesante.

Empecé a medir el tamaño de mis hijos. La niña medía unos 70 centímetros, mientras que el niño hacía más de 80 centímetros. Con este tamaño, el riesgo de que hubieran explotado los vientres de las hermanas no era broma.

Si yo no hubiera estado allí, las hermanas habrían muerto y los niños se las habrían comido. Pero por suerte no hablamos de ello, puesto que seguían aquí con vida. Las chicas se limitaron a dar la enhorabuena a las hermanas agotadas por los últimos acon- tecimientos.

Aunque dijeran que estos críos eran tabú, declaré allí mismo que mis hijos iban a crecer y hacerse fuertes y acompañar a su padre en muchas aventuras y batallas.

Las hermanas soltaron un suspiro de alivio. Pese a que eso les producía un poco de ansiedad, al fin y al cabo habían concebido a esas criaturas por voluntad propia. Les prometí que iba a defender a nuestros hijos haciéndome todavía más fuerte.

Vaya, eso sonó bastante heróico por mi parte...

Cuando los niños terminaron de alimentarse, volví a cogerlos con todo mi amor. La siguiente en hacerlo fue Dhammi-chan. Quizás no es lo más adecuado abrazar a unos bebés recién nacidos, pero estos son robustos como su padre, mi sangre fluye en su in- terior.

Son de una raza superior a la humana. No pasa nada por darles un abracito aunque acaben de nacer.

Los envolví en mantas hechas de mi propio hilo y se los di a las chicas. Ellos lloraban cuando se alejaron de sus madres, pero no tardaron en calmarse.

La última en coger a las criaturas fue Principesa, quien hasta ahora había estado obser- vándolo todo en silencio desde una de las paredes de la cueva.

Cuando la miré para ver cómo estaba, se abalanzó sobre mí subiendo a mi hombro.

Principesa tenía a uno de los bebés entre sus brazos y, por primera vez, el temor del bebé se apaciguó lentamente, y se quedó dormido.

No fue gran cosa, pero estoy seguro de que la vi sonreír por un momento.

Quizás todo este episodio le había servido de experiencia a Principesa.

Después de toda la excitación, creo que a todos nos va a venir bien descansar un poco.” Y así pasamos el primer día de mis hijos, durmiendo en la cueva. Empezó a llover afuera,

por lo que creí que lo mejor que podíamos hacer era quedarnos. Yo dormí entre las hermanas, con nuestros hijos entre nosotros.

Por ahora, mi hija se iba a llamar Auro, y mi hijo, Argento. La mezcla de los colores de sus orbes era interesante, cuanto menos. Me pregunto por qué han salido así...

Mientras lo pensaba, caí dormido.