Hoy era el último día antes partir.
Produje algunos Caballeros Negros Esqueleto más, varias docenas más o menos. Por el momento, había aproximadamente 100 esqueletos negros dentro de la cueva. Así que, mientras que no viniera un ejército, por las personas que dejé combinadas con mis es- queletos, deberían de ser capaces de hacer frente a cualquier número de amenazas.
Ya lo apunté en una lista de tareas que dejé sobre de qué debían cuidarse, y puse la mitad de los esqueletos a cargo de varios de los hobgoblins de alto nivel que se iban a quedar en la cueva. El hecho de que yo me fuera no significaba que el desarrollo del asenta- miento tuviera que detenerse después de todo.
En cuanto a los elfos, una amistad arraigada se había forjado a través de los fuegos de la guerra, así como la partición de las aguas termales, que se había convertido en una atracción popular que muchos elfos visitaban cada día por una suma modesta. También disponían de comida a precio especial. Dejé la gestión de las aguas termales a un puñado de hobgoblins. No era una tarea difícil, por lo que no había mucho de qué preocuparse.
Está bien anticiparse a las preparaciones y los posibles problemas. Por primera vez en mi nueva vida, iba a salir fuera del bosque.
La amplia pradera y las ráfagas de viento se descubrían ante nosotros en las llanuras abiertas. Les di la bienvenida con mucho gusto.
Ante nosotros, se encontraba un mundo desconocido. ¡Y nuestro objetivo era la ciudad fortaleza de «Trient» del Reino Sternbild!