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Chapter 102 - Día 91

Ayer por la tarde, emprendimos nuestro viaje lejos del bosque. La mayoría de nuestros animales de tiro eran mis esqueletos centípedes que, como no precisaban descansar, podían llevarnos a nuestro destino del tirón sin parar. Aunque con solo nuestros carros ya llamábamos demasiado la atención, varias docenas de caballos muertos vivientes co- rriendo hacían una caravana todavía más notable. Supuse que mientras nos siguiéramos moviendo tan decididamente, no íbamos a molestar en gran medida a las comunidades que vivían en las praderas más allá del bosque. Nuestra misión, esta vez, era dejar el bosque, las colinas y la montaña, y caminar hacia lo desconocido para descubrir la ciu- dad-fortaleza de Trient. Hoy probablemente íbamos a tener tiempo suficiente para llegar allí antes de que cayera la noche.

A estas alturas ya podríamos haber llegado, pero decidimos pasar la noche en una aldea cercana en la pradera, por lo que actualmente estábamos detenidos en las praderas.

El nombre de la aldea donde nos alojamos era Clute, su población era aproximadamente de trescientas personas. He de decir que era un poco sosa, solo se sostenía con agricultu- ra básica. Hmm, en realidad, se parecía mucho a la aldea donde nací en mi vida humana. El bosque en que nacimos al parecer se llamaba Gran Bosque Kuuderun y era famoso por la alta calidad de su madera. Hasta el encargado de la mazmorra de Velvet me dijo que, debido a la alta densidad de la magia en la zona, algunos productos de madera he- chos a partir de los árboles del bosque podían tener propiedades mágicas y eran famosos para la confección de instrumentos musicales. Al parecer, esta aldea también tenía una tienda que subsistía de la venta de estas piezas.

Decidí que valía la pena saciar mi curiosidad sobre el asunto y me dirigí a la tienda. Con toda honestidad, esos artículos eran realmente impresionantes; tenían incorporados los poderes de los espíritus de la selva. No es de extrañar que sean un bien tan popular entre los ricos y la nobleza de esta nación. Si alguien alguna vez quisiera convertirse en un famoso [Profesión Trovador], sin duda lo tendría fácil si disponía de algo como eso.

Originalmente, al parecer no había más que las praderas en esta área varios años atrás. La historia dice que aparentemente varios artesanos siguieron un rumor de que una madera era de muy alta calidad y se asentaron y construyeron varias casas juntas para comenzar a practicar su oficio. Tuvieron tanto éxito que pronto otros los siguieron has- ta aquí, y a lo largo del tiempo se formó este pueblo que se autoproclamaba como arte- sanal. Yo diría que, dado a su crecimiento, esta ciudad podría llegar a ser el doble de su tamaño en unos años.

Debido a que los maestros artesanos conseguían negocios de niveles tan altos con la aristocracia de este reino, parecía ser que si eras muy bueno, podías llegar a escalar por las filas de la nobleza, con el tiempo suficiente. Uno de estos individuos era aparente- mente tan hábil, que creó las criaturas artificiales llamadas [Golems] que se encargaban de proteger la aldea.

En pocas palabras, estos guardianes eran golems de metal, a pesar de no tener mucho más poder ofensivo que un hobgoblin, tenían cuerpos gigantes con altos valores de re- sistencia. Por lo que vi paseando por ahí, había cerca de cinco de estas criaturas. Como defensas añadidas, habían instalado trincheras, zanjas, y un hombre llamado Kikabe construyó una torre de vigilancia.

Según Pelirroja, que había conocido a varios comerciantes privilegiados cuyos inicios se remontaban a esa aldea, era seguro decir que estas personas tenían una gran sentido de la seguridad necesaria en ese mundo, casi me molesta lo ignorantes que algunas perso- nas podemos llegar a ser.

Muy pronto, me encontré vagando en círculos alrededor del exterior de la aldea. Des- pués de ver los cuerpos negros de los caballos esqueléticos que había creado, me decidí a utilizar uno de los artículos de mi inventario para convertirlos en caballos marrones de apariencia normal. Usé un anillo que había obtenido de la mazmorra de Velvet. Permitía cambiar la apariencia de objetos o personas durante un determinado período de tiempo.

Después de eso, me dirigí a la parte interior de la ciudad tras ver que no todo el mundo estaba listo para partir aún. Lo hice en parte porque, durante mi paseo, había oído a varias personas discutir sobre algún tipo de problema que causaba conflictos a los aldea- nos. Al ver un posible quehacer, me dirigí hacia el centro.

Ese pueblo aparentemente había estado teniendo problemas desde hacía varios meses, los clanes de orcos habían estado causando alborotos y se estaban volviendo cada vez más agresivos. Esos orcos al parecer no habían sido nada problemáticos en el pasado, de hecho solían quedarse la mayoría del tiempo en el bosque. Cuando me enteré de que eran monstruos del bosque, me llamó la atención. Eso podía tener algo que ver conmigo y con mi ataque al complejo principal orco de hacía un tiempo.

Según un aldeano, hacía alrededor de 10 años, llegaron a un acuerdo con las tribus de orcos del bosque para que cesaran sus incursiones en el pueblo a cambio de transferirles algunas esclavas cada semestre. Al parecer, era más conveniente hacerlo, debido a los altos beneficios de la aldea hasta ahora, en lugar de arriesgar vidas para luchar contra los orcos y sus incursiones constantes.

Sin embargo, los orcos habían comenzado recientemente a romper su trato, y habían empezado a atacar a los grupos de exploración. La última vez vez, supuestamente ha- bían capturado la hija de un influyente miembro de la comunidad. Me dijeron que se trataba del séptimo gran ataque en los últimos meses, siendo los ataques más frecuentes cada vez.

Sabían que había un buen número de ellos, pero no se habían arriesgado a atacar a la aldea directamente hasta el momento, a pesar de que los orcos fueran un tipo de mons- truo que, con varios de ellos, serían capaces de matar a un golem de metal. Aunque los golems de metal fueran fuertes, con el tamaño de este pueblo, no podían protegerlo todo con solo cinco de ellos. Sería cosa de los habitantes del pueblo luchar en caso de que la tribu de orcos los asaltara. Actualmente, los aldeanos ya no eran capaces de obtener la madera de alta calidad de manera segura.

Los orcos habían sido bastante amigables con el pueblo en la última década, por lo que ese nivel de brutalidad había dejado el pueblo en un estado de confusión. Aunque los orcos tuvieran algunas características humanoides, al final, seguían siendo solo mons- truos. Eso es lo que todo el mundo pensaba por consenso general (típica mentalidad humana).

La historia de ese pueblo era corta, y no muchos habían pasado gran parte de su vida en ahí. Pese a estar satisfechos con sus vidas aquí, especialmente los artesanos expertos que invirtieron mucho en la ciudad durante los últimos diez años, había riesgo de que el pueblo tuviera que ser abandonado si los ataques de los orcos continuaban.

Estos humanos no tenían mentalidad de lucha en absoluto y preferían reducir sus pér- didas en lugar de morir. Dejar su pueblo y todo su duro trabajo sin siquiera poner una pelea... Mmm, supongo que esto también podía calificarse como comportamiento hu- mano típico.

A pesar de que normalmente no me habría importado demasiado el sufrimiento de los seres humanos, vi que podía ser un negocio comerciar con este pueblo, ya que utilizaban los espíritus de los bosques en sus artesanías.

Dado que los únicos con la potestad de enviar una petición de castigo para hacer frente a los orcos sería el Gremio de la ciudad gobernante, fui allí para ofrecer nuestros servi- cios, a cambio de una justa recompensa adecuada por la salvación de toda su aldea, por supuesto. No me gusta la caridad a menos que me beneficie.

Ah, bueno. Creo que pude haber descubierto la raíz de la crisis a la que este pueblo se enfrentaba. Al parecer quien realmente estaba en el centro de ese incidente era yo. Yo y el resto que habíamos privado a los orcos de su base de operaciones y asesinado a su líder. Teniendo en cuenta que probablemente la mayoría de orcos no eran muy inteli- gentes para empezar, cortar la cabeza de su líder podría haber desatado una guerra civil tribal por parte de los supervivientes. Igual habría varias divisiones en la elección del próximo líder, y cada una salía para asegurar su propia supervivencia. Hasta el momen- to, por las incursiones, calculaban que había entre treinta y cuarenta orcos supervivien- tes, más allá de las docenas que habían muerto en la mina.

Quizá todos los orcos medianamente listos estuvieron presentes en la mina durante nuestro ataque. Por lo tanto, habíamos exterminado a todos sus refuerzos, líderes, ma- gos, y a toda la jerarquía de su organización. Los supervivientes, probablemente, no fueron más que simples animales que dependían de su puro instinto. La mejor manera de imaginar lo que estaba sucediendo era imaginarlos a todos como Ogakichis sin mi in- fluencia. Por la escasez de comida, atacaban la fuente más cercana de alimentos posible, es decir, la aldea y los que habían ido a recoger madera.

Los orcos no eran para nada débiles, pero con nuestras fuerzas actuales no habría pro- blemas en la eliminación de la amenaza que causaban. Para civiles humanos normales desentrenados, sin embargo, un orco era algo aterrador cuando se abría el debate sobre el contraataque. Les iba a ser extremadamente difícil someter a los orcos para garantizar la seguridad de sus leñadores.

Recientemente habían visto los Orcos mucho más delgados de lo que eran antes, un signo evidente de que luchaban para asegurar buenas fuentes de alimentos.

Los orcos probablemente se habían abstenido de atacar a los seres humanos hasta que el hambre había podido más que ellos, y fue entonces cuando vinieron a saquear a los humanos a pesar de recordar las advertencias que sus superiores les habían hecho antes de ser masacrados al completo. Al ver que los campos de cultivo estaban casi totalmente indefensos, los orcos habían empezado por ahí.

Uhh, al ser un problema causado por mí, supongo que no podía dejarlo como estaba. Sobre todo si, por alguna razón, llegara a salir a la luz que había sido yo el que hizo que los orcos empezasen a atacar el asentamiento humano, sabiendo cuáles serían los re- sultados. Lo más probable es que mis relaciones con los humanos se empañasen por un tiempo muy largo. No es que no me gustase la idea de patear a los Orcos de las minas. Las piedras espirituales que extraímos de allí eran mucho más valiosas que los mismos humanos. La experiencia en ese momento también estuvo bien.

Las piedras espirituales eran muy preciadas para los humanos y muchas otras razas por sus propiedades mágicas. Si fuera capaz de terminar yo mismo con los orcos restantes, venderlas aquí me haría ganar una enorme pila de oro. Este lugar tenía una gran deman- da de materiales mágicos de alta calidad, así que lo veía casi como si estuviera lleno de árboles de dinero. No es algo que mi corazón codicioso pudiera simplemente dejar pasar. Bueno, por ahora voy a guardar en secreto la información que he descubierto mientras se discute la cuestión de un contrato para hacer frente a los orcos. Para mí, lo que yo hice con los orcos era una cosa del pasado.

No es que tenga nada en contra de los orcos, pero dejé a un lado las posibles dudas morales por la idea de obtener una recompensa. Aunque, para compensar, me ofrecí a tratar a todas las personas heridas a causa de las constantes incursiones de los orcos. Eso incluso me benefició. Me hizo parecer un alma benevolente para sus ojos. Hasta podría hacerles un precio especial una vez que todo esto terminase.

De todos modos, habiendo sellado el acuerdo con la aldea de Clute, tenía unas pequeñas conversaciones pendientes con algunos de los miembros del Gremio gobernante antes de irme. Si jugaba bien mis cartas, podría convertir ese contrato a corto plazo en un contrato formal a largo plazo para proteger la aldea de futuros ataques. Y es que eso también me beneficiaría. Si iba a estar haciendo negocios con esta gente vendiéndoles nuestras piedras espirituales, también podía asegurarles la protección de no ser saquea- dos o arrasados. Con la firme seguridad que tenía del futuro de este acuerdo, volví hasta allí de nuevo.

Tras firmar el contrato, ni siquiera se había hecho de noche cuando freímos a todos los orcos como si fueran cerdo asado. Solucionamos completamente el problema del pueblo con los orcos. El valor de esa deliciosa comida compensó el precio de un día entero de viajes.

Mientras estábamos acabando con los Orcos, nos aseguramos de no dañar las mujeres humanas en su poder. Al tomar esta precaución, nos las arreglamos para recuperar las tres mujeres que habían sido secuestrados durante los ataques orcos. Cuando volvimos, se firmó un acuerdo para la protección futura del asentamiento. Con el acuerdo alcan- zado, les dejé a diez goblins y diez hobgoblins encabezados por un hobgoblin mago para que guarecieran la aldea. Ellos llegarían más o menos dentro de un día, y serían recibi- dos con gran amabilidad al llegar a la aldea.

La confianza que gané con esto fue impresionante.

A pesar de querer quedarme con las esclavas, decidí liberarlas y dejarlas en el pueblo. Pedí al Líder del Gremio que las tratara como iguales, con lo que estuvo de acuerdo.

Creo que el ambiente de este pueblo ahora es mejor que antes.

Eso es bueno. Cuanto mejor fueran las relaciones con un pueblo, mejor sería el negocio. Al volver a la carretera, los efectos del anillo se disiparon.

Me decidí a comer el anillo por la oportunidad de obtener una nueva habilidad.

Habilidad [Cambio Radical de Forma] aprendida

Ahora podía cambiar el color de mi cuerpo para tener un aspecto más humano, aunque me quede con mis tatuajes.

Con eso, seguimos avanzando hacia nuestro destino.