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Chapter 75 - Día 70

Hoy colocamos varias trampas en la ruta de invasión del ejército humano para embos- carlos.

El ejército humano planeaba sacar ventaja de su superioridad numérica para atacar a las tropas élficas desde múltiples direcciones. Por eso les estábamos esperando en caminos separados para derrotarlos uno por uno.

Ya que esta es una de las muchas rutas que actualmente están vigilando, parece que una de las unidades principales de su ejército pasará por aquí. Mientras pensaba que sería capaz de ganar muchos puntos de experiencia con esta batalla, me dediqué a dividir el área de caza con Asue-chan.

El camino que parecía un tablero de juego era ligeramente más bajo que sus alrededo- res, y a medida que nos movíamos para adelante, alterábamos el terreno para hacer una pequeña ladera.

Colocamos trampas que obstaculizaban las bases de los árboles, los cuales eran espesos por ambos lados. Entonces cavamos una trinchera para escondernos en la base de cier- to árbol que estaba un poco apartado del camino. Para hacerlo más seguro, instalamos un escudo hecho de tablas de madera y pusimos fauna alrededor de la trinchera para que pasara inadvertida. Herrera-san se había esforzado en hacer ballestas automáticas suficientes para equipar a las tropas de larga distancia, «Tirard», cuya posición eran las trincheras.

También puse a «Oleada Roja», la infantería ligera, dentro de la trinchera por si acaso. De modo que aunque saltaran por encima de los obstáculos y se acercaran esquivando la lluvia de flechas, lo tendríamos fácil para ganar algo de tiempo... o para hacer que matarlos fuera fácil.

Sin embargo, tienen que lidiar con nuestros kobolds escondidos en las trampas antes de eso.

En cuanto acabamos las preparaciones generales, los escoltas de mi cuadrilla reporta- ron que el enemigo tardaría aproximadamente 30 minutos en llegar aquí con su ritmo actual de velocidad. Siendo así, todo lo que podíamos hacer era aguantar la respiración y esperar.

Entonces, llegaron.

Oxidado, quien iba equipado con una armadura de cuerpo entero de un color metálico oxidado, avanzó a horcajadas sobre su caballo de guerra. Prestaba mucha atención a su alrededor mientras dirigía un ejército ordenado que no rompía filas y marchaba detrás de él. Ciertamente, cada uno de ellos parecía tener habilidades de combate relativamen- te altas, calculo que había unos 700.

Entre ellos había usuarios de la magia magos es un término general para representar- los, describe a quienes senda profesión implica lograr milagros usando la magia; hay invocadores, arcanos19, hechiceros y demás, probablemente unos 100 de ellos.

Teniendo en cuenta el poder devastador de la magia, incluso con solo 700 de ellos, te- nían un potencial de batalla tremendo.

Pero eso no me preocupaba, hacía que sintiera que eran unos oponentes deliciosos. Coordinando a mis tropas a través de los pendientes, primero hicimos caer un árbol y

barramos el paso al enemigo para retrasarlos. Pese al ruidoso sonido del árbol cayendo,

no aplastó a ninguna persona. No obstante, captó la atención de nuestro enemigo y me dio la oportunidad de gritar el siguiente comando.

Con su vía de escape obstruida, llegó la hora de nuestro primer asalto. Dejamos caer y lanzamos múltiples piedras, que habían sido extraídas de la colina de encima de nues- tro enemigo, contra ellos. El área rebajada que era su punto de apoyo se derrumbó en ambos lados y se convirtió en un desastre para los que no salieron a tiempo. Fueron o bien triturados o bien pisoteados hasta la muerte por sus compañeros, quienes trataron desesperadamente de escapar de las rocas que caían.

Entre ellos, había quienes perdieron sus armas, otros usaron su magia para tratar de pul- verizar las rocas. Desafortunadamente para ellos, yo había colocado un encantamiento en las rocas para que no se rompieran con facilidad y mantuvieran su impulso y fuerza de rotación mientras rodaban hacia abajo. Su resistencia fue en vano y cayeron presos de las rocas.

De los 700 enemigos que había, más de 200-300 murieron aplastados o quedaron inca- paces de seguir luchando. Muchos otros también habían sufrido lesiones de los rebotes, les iba a ser difícil volver a organizarse inmediatamente de nuevo.

Evidentemente yo no tenía intención de dar a nuestro enemigo un descanso, así que los bombardeamos con nuestras ballestas automáticas, enviando una lluvia de flechas envenenadas contra ellos.

Habíamos evitado su retirada por aplastar horriblemente a sus compañeros con el ata- que sorpresa de la caída de rocas seguido de una lluvia de flechas voladoras. Fue un método despreciable pero terriblemente poderoso, sobre todo porque utilizamos nume- rosas ballestas automáticas.

Por otra parte, puesto que unté las puntas de flecha con un veneno que hice, incluso el más mínimo toque era mortal. Por lo que ese ataque redujo al instante el número de enemigos.

19 La palabra arcano se asocia con secreto, misterioso, recóndito, reservado.

En un intento de defenderse, algunos de ellos trataron de asaltar las trincheras, pero acabaron cayendo en las trampas que estaban hábilmente ocultas. Se encontraron con un final lamentable, fueron golpeados hasta la muerte por los kobolds escondidos.

Obviamente, esto por sí solo no fue suficiente para matarlos a todos. El poder de mando

de Oxidado no era algo que tomarse a la ligera.

Amontonó a los pocos que sobrevivieron y organizó una formación utilizando los cuer- pos de sus compañeros muertos para protegerse de las flechas envenenadas. Tratamos de derrotarlos con las rocas, pero estas fueron destruidas por rápidas ráfagas de magia lanzadas de entre las grietas de la formación en forma de concha. Con las flechas enve- nenadas siendo bloqueados por sus escudos de cadáveres, ya no podíamos disminuir su número.

Caímos en un breve punto muerto. Justo cuando estaba pensando que lo hizo bien con apenas 100 restantes, sentí una oleada de interés en Oxidado.

Ya que lo quería a él como peón, anulé su aniquilación con ataques mágicos de momento e hice que la unidad de artillería pesada «Revolución», liderada por Ogakichi-kun, car- gara contra ellos desde la parte superior de la colina.

Para evitar que nos diéramos a nosotros mismos por error, tuvimos que dejar de dispa- rar flechas envenenadas. Así que me limité a supervisar a Ogakichi-kun y sus hombres mientras él preparaba su escudo de torre y avanzaba hacia adelante.

Ataques mágicos brotaron de la línea enemiga en dirección a Ogakichi-kun, pero todos ellos fueron bloqueados por el objeto mágico escudo de torre y se dispersaron hacia la nada. Nuestro enemigo juzgó que sería inútil luchar contra Ogakichi-kun y comenzó a apuntar a los demás. Sin embargo, la mayoría de ellos fueron protegidos por el escudo de torre.

A medida que ambos ejércitos se acercaban los unos a los otros, los enemigos huyeron desesperadamente de la emboscada cuando ya solo podían correr o morir, pero no fue- ron capaces de pasar a través de la defensa de la unidad de artillería pesada, sino que fueron asesinados cooperativamente por los miembros de la unidad de artillería pesada, uno por uno.

Aunque Oxidado se resistió a Ogakichi-kun, no era competencia real puesto que Kichi había mejorado sus habilidades en una lucha contra esqueletos negros recientemente. La razón por la que «luchaba» contra ellos era que él simplemente estaba jugando hasta que le pedí que me trajera a Oxidado con vida.

Luego, tras 30 minutos, cuando Ogakichi-kun hubo disfrutado de la lucha al máximo, Oxidado fue noqueado, capturado y esclavizado.

Y así la carne se distribuyó y se comió, *CRUNCH CRUNCH*.

Habilidad [Profesión Hechicero] aprendida Habilidad [Profesión Escudero] aprendida Habilidad [Profesión Centinela] aprendida Habilidad [Golpe de Escudo] aprendida

Habilidad [Capacidad Técnica de combate] aprendida Habilidad [Dominio de la Espada] aprendida Habilidad [Dominio de la Guardia] aprendida Habilidad [Profesión Arquero] aprendida Habilidad [Profesión Cazador] aprendida

Habilidad [Profesión Creador de Artículos] aprendida

Habilidad [Pared-Escudo] aprendida

Habilidad [Estimación de Herramientas Avanzadas] aprendida

Nuestros logros militares en esta ocasión fueron bastante destacables.

Después de recoger el equipo que parecía más útil, transportamos el botín de la guerra, los prisioneros que parecían mejores y algunos alimentos, como la última vez.

Drogamos a las mujeres capturadas y las pusimos en la cárcel, mientras que los hombres serían obligados a trabajar como esclavos inmediatamente.

Después de eso, informé al Padre Elfo-san.

Si no podían contenerse más y anhelaban a las mujeres capturadas, en ese momento se las daría como recompensa a los individuos que hubieran actuado bien.

Fue lo que respondí cuando me preguntaron qué sería de ellas.

Padre Elfo-san dijo que no las forcemos en contra de su voluntad, sino que las pe- netremos sin drogarlas. ¿Sabía de lo que estaba hablando? Puesto que son enemigos, deberíamos al menos tener permiso para drogarlas.

Ahora, ¿debería de hacerle algunas preguntas a Oxidado?

Justo cuando estaba pensando en hacer eso, Dhammi-chan tiró avergonzada del borde de mi parte inferior con las mejillas sonrojadas.

¿Eh? ¿Ella quiere un... hijo?

Me hizo entrar en calor de varias maneras.