El maestro Meridian era quien llevaba el ritmo tan emocionado y por salir que no le importaba nada más, la familia se encontraba alojada en una pequeña residencia que estaba al sur del castillo
Que pasara con la familia de Elfos maestro Delios -
Su situación es muy preocupante, Baquefor es feroz cuando se trata de las leyes y aunque su amor por el maestro Lobeles es grande jamás seria convencido, así que no les auguro buena fortuna -
Mmm, es triste me agrada el hermano es muy inteligente y sabe mucho acerca de la historia parece ser que le encanta leer mucho -
Si son criaturas muy buenas, que podemos hacer eso no nos corresponde, comprendo al maestro Baquefor si fuera yo el que tuviera que decidir estaría sufriendo mucho -
Solo espero que el principe en verdad pueda ayudarlos -
También deseo lo mismo -
Terminaron los preparativos la familia viajaría con escoltas para poder atender la tienda mientras se solucionaba que deberían de hacer, muy a su pesar estaba tranquila Lutien ella era muy volátil era demasiado arrogante para el gusto de su madre Vanessa que era una mujer muy tranquila y dedicada a las labores del hogar, cuando era joven conoció a su esposo cuando corría por su vida después de haberse metido en problemas con unos ladrones de reliquias ella lo encontró en su balcón con el rostro golpeado y su brazo quebrado, tubo piedad de ese sujeto extraño le irradiaba confianza.
¿Atendió sus heridas y esperar unos días a que este despertara, le dio de comer lo baño, nadie sabía que estaba ahí ya que su familia era comerciante su padre era un hombre muy estricto que no le gustaba que sus hermanas se le acercaran algún hombre estaba decidido a que su hija se casaría con un hombre adinerado para poder expandir su negocio, cuando por fin pudo recobrar la conciencia, despertó una tarde el aire que entraba por la ventana tenía un olor dulzón, era a flores? No, no era eso, tal vez comida un postre sus ojos se fueron abriendo poco a poco, una imagen iba cobrando lucidez una mujer de piel bronceada de cabello color malta estaba sentada tomando té con unos pastelillos de avena y miel leyendo en un libro miraba hacia el horizonte estaba tan absorta en ese fugaz momento, que ni siquiera vio la figura que se acercaba
Hay algo ahí que debería de preocuparme -
Los ojos de la chica se abrieron como platos sus pupilas se dilataron y su cara giro rápidamente a la cama, al verla vacía su respiración regreso un poco acelerada
¿Me harás daño? -
Por qué lo haría si fuiste tu quien salvo mi vida -
Es bueno que digas eso me hace sentir tranquila -
No debes de preocuparte, en esta vida eh hecho muchas cosas, pero jamás eh sido desagradecido y nunca he matado -
Las palabras que dijo la hicieron reír, se veía muy bien aun a pesar de ese sinfín de heridas con las que había llegado.
Te gustaría comer algo -
Ese pan se ve delicioso me gusta mucho ese olor, creo que eso y tu perfume fue lo que me hizo despertar -
Toma a siento por favor -
Su conversación fue un poco tranquila ese chico tenía unos modales muy refinados y su belleza era un poco diferente, el tiempo paso de prisa y la noche se anunció con las personas con unas grandes lámparas y largas escaleras llegaban a prender las farolas de la calle.
Esta ciudad es mágica, no me molestaría pasar el resto de la vida aquí -
No eres de aquí, de donde vienes -
Sería una mentira si le diera un nombre o un punto, ya que vivo en el mundo -
Eres muy misterioso, pero dime quien fue el que te hirió de esa manera -
Me dedico al comercio de reliquias me gusta conocer el mundo -
Mi padre es como tú, él dice que el mundo es como un pastel -
¿Pastel?, no entiendo -
Tampoco yo, pero mi padre me dice que cuando crezca me lo dirá -
Que buena respuesta de tu padre -
Después de unas risas tocan la puerta de la habitación, es su madre que llego con algunos oficiales, al parecer la gente los había visto, al segundo una brisa cruzo por su rostro y el chico misterioso desapareció.
Pase madre -
Estas bien hija, me dijeron que había un hombre en tu habitación los guardias lo vieron -
Creo que se referían a mi maniquí estaba tomando medidas para un chal -
Lamento este mal entendido oficial -
No se preocupe señora estamos para servir -
Los oficiales dejaron la casa y las dos mujeres bajaron a la sala
Quédate aquí conmigo, no tarda en llegar tu padre -
Quieres que toque algo madre mientras esperamos -
Si, eso calmara mis nervios -
Después de ese día Vanessa no supo nada de su paciente, ni una carta ni un mensaje, nada, los días pasaron y ella poco a poco se convenció que jamás lo vería, aun a pesar que había quedado cautivada con su belleza, ella justifica que tal vez era casado que tenía una familia y que era fiel a ella por eso no podía regresar, era triste, pero calmaba su corazón justificando ese desinterés que había tenido.
Su salud no era buena así que sus padres tenían controladas sus salidas no podía salir sin alguien que la acampanara para evitar esos ataques que le impedían respirar.
Una de las chicas que habían puesto a su servicio llego un día con un volante el cual decía que había una tienda de medicinas que estaba pronta a abrirse, era una ciudad medianamente grande que al ser el cinturón del largo imperio estaba muy transitada, era muy común que muchas tiendas se abrieran, cual fuera que fuese el caso habría que visitarla.
Después de unas semanas la tienda por fin fue inaugurada, la gente estaba emocionada el doctor que era dueño de ella, era muy eficiente tenía muchos conocimientos se decía que venía de occidente donde el sol dejaba sus rayos de sol, sin mencionar las críticas de las jóvenes las cual decían que era demasiado apuesto para ser humano, debía de ser un bendecido por los dioses.
Todos esos rumores hicieron que todos visitaran la tienda y eso no excluía a Vanessa y su madre la cual esperaba que pudiera ayudar a su hija.
Hicieron una cita al llegar al lugar era imponente tenía una pared con muchos cajones todos con etiquetas, algunas repisas con recipientes de vidrio y algunas prensas modernas para plantas, un joven de cabello negro largo recogido en una coleta estaba tras el mostrador con un raro monóculo que se enganchaba en la nariz, al escuchar la campanilla, el joven se levantó de su sillón se quitó en monóculo y dio una sonrisa a las recién llegadas.
En que la puedo ayudar Madame -
La señora Zondervan me recomendó para ayudar a mi hija ella sufre de una enfermedad que le impide respirar -
Tengo registros de esa enfermedad en mis libros -
En verdad, los médicos dicen que no tienen precedentes de esos padecimientos y muchos rumores se esparcieron creyendo que mi hija fue poseída por un demonio -
Revisemos al paciente, por aquí esta enfermedad de donde yo estudie se le conoce como respiración silbante y depende de la condición las personas pueden mejorar, no se preocupe madame si seguimos al pie de la letra el tratamiento los resultados serán excelentes -
Doctor eso espero mi hija está sufriendo encerrada después de esos rumores sin fundamento -
Pasen por aquí siéntense my lady -
Después de unas sesiones de terapia y estrictas salidas al campo y algunas infusiones, al paso del tiempo el doctor y Vanessa fueron fortaleciendo su amistad hasta que un día en un picnic el doctor revelo su identidad era aquel hombre el cual había cuidado su sorpresa fue muy grande, pero guardo la compostura.
Y que pretendías al hacer esto que me arrojara a tus brazos -
Vanessa por favor escucha lo que tengo que decir -
¿Que escuche? O que justifique tus razones -
Solo dame la oportunidad de explicarlo si no es suficiente en verdad me alejare de ti -
Lo hare por educación y por agradecimiento sería una mujer sin valores si no te diera la oportunidad -
Mi nombre es Ostorin y vengo del norte de occidente, después de heredar a temprana edad el negocio de mi padre me dedique a viajar y ahí conocí acerca de la medicina, la familia de mi padre no acepto que a mi temprana edad fuera el heredero de mi padre así que cuando dieron con mi paradero trataron de acecinarme pero gracias a my lady que no tuvieron éxito, no pude acercarme ya que era peligro cuando por fin pude deshacerme de la amenaza quise llegar a ti, todo el tiempo te lleve en mi corazón quería ser una digna persona para que tu familia me viera con buenos ojos -
Vanessa estaba llorando, todo el tiempo había creído que ese joven se había olvidado de ella que jamás podría volver a verlo, pero saber que había hecho todo eso para poder estar a su lado conmovió su corazón