Cómo se le había pedido, Xiao Kong no permitió que se revelara ningún tipo de información sobre el incidente de Tang Yuri, se le dijo al público que fue un evento desafortunado de la naturaleza y se omitió a propósito el nombre de la única causante de la tormenta de tribulación, a quienes habían presenciado el dramático hecho se les pago por el silencio con influencia de la familia real del Reino Dongguan. El alboroto se silencio y, sorprendentemente, fue como si nada extraño hubiera pasado.
Tang Yuri se recuperaba en la mansión del Anciano Alquimista Jian Yi Chen, los días pasaban como cascada de agua y así se cumplieron casi tres semanas antes de que el cuerpo de Tang Yuri estuviera completamente recuperado, su poder no tuvo mayor crecimiento ya que usaba gran parte de él para mejorar su velocidad de curación. En cuanto a su relación con Yang Qian Yuan, el joven la había visitado muy a menudo y era constante en querer hacerle compañía, claro que Tang Yuri a veces le rechazaba directamente para que se alejara, pero con el paso de los días empezó a acostumbrarse a su indiferente presencia. En el día décimo noveno de su recuperación, Tang Yuri estaba leyendo un libro frente a la ventana, podía contemplar desde allí la gran montaña a unas pocas millas de allí, la gran montaña emanaba un aire de imponencia y misterio pero a la vez de tranquilidad y elegancia, siempre que Tang Yuri la miraba un extraño sentimiento se apoderaba de ella, era una clase de mezcla entre terror y admiración, para ella era desconocido el por qué le causaba terror mirar hacia la montaña que parecía casi tocar el cielo.
Un ruido sacó a Tang Yuri de su contemplación, se giró para ver de reojo detrás de ella y encontró a un joven vestido con finas túnicas verde oscuro apoyado en el marco de la puerta, su cabello rubio oscuro levemente despeinado y sus ojos color miel brillantes de indiferencia al principio pero con un destello de ternura parpadeando más allá de sus pupilas le daban un aire encantador. Tang Yuri le miró profundamente por unos segundos antes de desviar su mirada y volverla a fijar en la silueta de la imponente montaña.
- ¿Te impresiona la Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes? - preguntó Yang Qian Yuan acercandose unos pasos para estar parado junto a Tang Yuri.
- ¿Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes? - Tang Yuri levantó la mirada para contemplar el perfil del joven con leve curiosidad en sus ojos color azul marino.
- Lleva ese nombre desde hace más de doce generaciones, la leyenda dice que una poderosa entidad espiritual humano animal derramó allí sus lágrimas por su maestro muerto en un mar de sangre, las lágrimas se convirtieron en magestuosas cascadas en las que brotaron innumerables lotos blancos, cuando el agua se ondea los lotos también y crean una triste canción que hasta ahora sigue cobrando la cordura de muchos cultivadores que poseen la valentía de adentrarse en la Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes - respondió Yang Qian Yuan mirando fijamente el rostro de la niña para ver su reacción.
Tang Yuri bajó la mirada a sus manos delicadas que todavía sostenían el libro abierto en su regazo, pensó por un momento antes de sonreír con indiferencia y mirar a Yang Qian Yuan para preguntarle:
- ¿Tú has entrado a la Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes?
Yang Qian Yuan se encogió de hombros para responder:
- He entrenado en la base de la montaña y he escalado casi hasta la mitad de ella, pero si quisiera ver a los Mil Lotos de Aguas Danzantes tendría que escalar casi hasta la cima de ella, además hay bestias demoníacas feroces y bestias espirituales muy agresivas que pueden llegar casi hasta el reino Tiankong de pureza espiritual.
Esto era cierto, las bestias demoníacas y bestias espirituales no eran lo mismo, las bestias demoníacas tenían un cuerpo físico que no podían abandonar para contratar con un cultivador de Refinamiento espiritual, además eran extremadamente agresivas y poseían una sed de sangre incontrolable, mataban si se sentían amenazados, nada les detendría de provocar la muerte de cualquier ser humano e incluso de bestias demoníacas más débiles. Las bestias espirituales eran poderosas pero en su firma no tangible, con su cuerpo físico no serían diferentes de animales comunes con extrañas variaciones en el tamaño que debían tener, cada bestia espiritual tenía una marca de su atributo ya sea en su cuello, en sus patas o en cualquier parte de su cuerpo físico, cuando tomaban su forma espiritual es cuando todo su poder y magnificencia se mostraban, algunas eran agresivas pero a diferencia de las bestias demoníacas ellas no atacaban para matar sino solo para herir o asustar, aunque por supuesto que las clases de carnívoros tenían que cazar para subsistir pero su dieta y horarios eran mucho más balanceados y aceptables que el de las bestias demoníacas.
- Entiendo... - Tang Yuri desvió otra vez su mirada hacia la Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes, su corazón de repente pareció latir con pesadez antes de relajarse nuevamente, al sentir esa incomoda sensación Tang Yuri frunció sus labios - Si yo quisiera ir a la Montaña de los Mil Lotos de Aguas Danzantes, ¿tú me llevarías?
- Tenía que preguntarás algo asi... - Yang Qian Yuan se pasó la mano por su despeinado cabello rubio oscuro y frunció sus cejas en forma de espada - Sólo soy un falso-Shuijing, no podría protegerte...
- Entiendo... ¿Y si el Abuelo Yi Chen nos acompaña? - Tang Yuri intentó con otra técnica para lograr lo que buscaba.
- Eso no funcionará... Al Abuelo Jian no le gusta el escándalo... ir a una montaña repleta de bestias espirituales y bestias demoníacas no sería de su agrado - Yang Qian Yuan le respondió seriamente mirándola desde su altura.
- Ya entendí... eso es un No - Tang Yuri cerró de golpe el libro sobre su regazo, frunció el ceño y grandes ondulaciones de frialdad escaparon de ella sin poder evitarlo. Miró fijamente la ventana emanando extrema frialdad cuando divisó en el cielo una nube blanca y esponjosa, de repente se le ocurrió una idea que hizo que sus ojos brillarán con terquedad. En su mente se empezó creando un elaborado plan a la velocidad del rayo, sus labios formaron una sonrisa radiante y murmuró para si misma sin que Yang Qian Yuan pudiera oírle:
- El Legado de la Nube del Atardecer del Tiempo...