Aunque nunca había oído hablar de esa bruja, Subaru se estremeció cuando Wilhelm la nombró.
Aparte de Satella, sólo conocía a seis brujas más. Se trataba de las seis Brujas del Pecado con las que se encontró en la tumba de Echidna.
Que existieran más brujas aparte de ellas era una noticia realmente devastadora.
_Subaru: Entonces… Wilhelm-san, si esa bruja llamada Sphinx está relacionada con este ataque del Culto de la Bruja, ¿significa que además de los Arzobispos, también debemos combatir contra una bruja?
Los enemigos principales eran cuatro Arzobispos y dos guerreros de élite. Que una bruja se uniera a sus filas haría que repartir las fuerzas de combate se convirtiera en un asunto realmente desesperante.
Ante la preocupación de Subaru, Wilhelm levantó la mano.
_Wilhelm: Mis disculpas, no me he explicado bien. Esa bruja llamada Sphinx dejó de existir en la Guerra Demihumana. Es imposible que ella haya podido implicarse en este ataque.
_Subaru: ¿Está muerta? ¿Estás seguro? Pudo fingir su muerte, o tener bastante libertad de acción incluso después de morir de verdad; esa es la impresión que tengo sobre las brujas.
Como Satella, quien aparecería siempre que Subaru violara el tabú; y como Echidna, quien seguía disfrutando de su vida incluso después de morir en su Castillo de Sueños.
Que una bruja hubiera muerto no era garantía de nada.
_Wilhelm: Subaru-dono, desconozco por qué tiene esa impresión sobre las brujas, pero a Sphinx sólo se la llamaba bruja por conveniencia, nada más. De hecho, aunque las fuerzas del Reino se referían a ella como tal, la persona en cuestión nunca se denominó así.
_Subaru: ¿La persona en cuestión? …¿Acaso Wilhelm-san la vio en persona?
_Wilhelm: Más de una vez en la Guerra Civil. El momento que marcó el final de la Guerra Demihumana podría haber sido perfectamente la decapitación de Sphinx. Roswaal, Bordeaux y su esposa eran personas muy destacadas por esa época.
_Subaru: ¡¿Roswaal?!
La aparición inesperada de aquel nombre provocó que Subaru abriera sus ojos de par en par.
Al ver esa reacción, Wilhelm bajó la mirada ligeramente y se sumió en sus pensamientos.
_Wilhelm: Conocí al Roswaal-dono de hace dos generaciones. En esos tiempos yo no era muy amigable… pero ella cuidó bien de mí.
_Subaru: ¿Hace dos generaciones? …Aah, entiendo. El nombre de Roswaal se hereda de generación en generación, ¿verdad?
_Wilhelm: Lamentablemente, ella murió poco después de la guerra, y después de eso me distancié del grupo. Para mí, el señor Mathers sólo es un conocido de vista, aunque esto no viene al caso ahora.
Subaru ahora estaba escuchando historias sobre amistades inesperadas, pero ciertamente eso se alejaba del tema original.
Subaru sacudió la cabeza, y Wilhelm se dispuso a continuar su relato.
_Wilhelm: Como iba diciendo… no creo que haya sido Sphinx, sino alguien que ha utilizado un maleficio con efectos similares. Creo recordar que, a los muertos controlados mediante ese método, se les llamaba "Soldados Cadáver".
_Subaru: "Soldados Cadáver:… ¿Tienen algún punto débil o algo por el estilo?
_Wilhelm: Por lo que sé, permitía controlar el cuerpo del muerto, pero no las habilidades que tuvo en vida. En vez de eso, reflejaba la habilidad de quien los controlaba desde las sombras, humillando los fallecidos mientras los mantenía vivos en apariencia física.
_Subaru: Pero el de ocho brazos y… aquella…
No sabía qué decir.
Quien se había convertido en Soldado Cadáver, y cuyo cuerpo estaba siendo profanado, era la esposa de Wilhelm. Wilhelm lo había asimilado, pero Subaru aún dudaba al hablar de ello.
Wilhelm relajó amargamente sus labios ante la preocupación de Subaru.
_Wilhelm: Agradezco su preocupación, pero esto es necesario. …Sí, mi esposa y Kurgan poseen casi las mismas habilidades que cuando aún estaban vivos, lo cual excede lo que se podía hacer con Soldados Cadáver.
_Subaru: Entonces, quizás no sean Soldados Cadáver, ¿no? En ese caso, puede que tu esposa no esté muerta…
_Wilhelm: Mi esposa está muerta. No fui lo suficientemente fuerte.
Subaru era el único que se estaba aferrando a una débil esperanza.
Las palabras de Wilhelm destruyeron las esperanzas de Subaru, quien no encontró palabras para responder al perfil del viejo espadachín.
_Wilhelm: Incluso en ese entonces, muy raramente hubo algo que pudiera ser calificado como algo más que un simple Soldado Cadáver. Desconozco si eso se debía a falta de aptitud para usar ese método u otro factor; pero lo que sí sé es que debemos considerar la fuerza de esos dos enemigos como una amenaza.
_Subaru: ¿Conoces alguna manera de derrotarlos?
_Wilhelm: Destruyendo completamente el cuerpo o quitarles de un tajo la marca de maldición que se encuentra en algún lugar del cuerpo. Al hacerlo, el Soldado Cadáver volverá a ser un simple cadáver. Son las únicas maneras.
Era difícil escuchar la voz pensativa de Wilhelm.
Tratando de averiguar qué debía hacer, y llegando a conclusiones con mucho esfuerzo. Su voz inestable, su puño cerrado, sus ojos apretados… no estaba escondiendo nada.
_Wilhelm: Me disculpo por retenerle tanto tiempo. No podemos hacer esperar más a Crusch-sama. Venga por aquí.
Wilhelm giró su espalda y señaló la puerta de la habitación a la que se dirigían, la cual estaba en la parte más interior del cuarto piso y tenía una placa estropeada que ponía "Salón".
Crusch, que había llamado a Subaru, estaba dentro.
Pasando por el lado de Wilhelm, Subaru se dirigió hacia la puerta escuchando sus propios pasos.
El recorrido hasta la puerta se sintió terriblemente eterno. A Subaru le parecía que las suelas de sus zapatos se quedaban pegadas al suelo y no lo dejaban avanzar; pero era claramente consciente de que todo eso era producto de su propia debilidad.
_Subaru: ——Soy yo. Natsuki Subaru. ¿Estás aquí… Crusch-san?
Subaru llamó a la puerta y habló tan suave que se preguntaba si le habrían oído al otro lado. Luego de un momento de silencio, la puerta fue abierta lentamente desde el otro lado.
Ante él, apareció el rostro de Ferris, pero su apariencia era completamente distinta.
_Ferris: Subaru-kyun…
Tenía los ojos hinchados y rojos de llorar, su castaño pelo estaba completamente desarreglado. A juzgar por la sangre ajena que manchaba la blanca piel de su cuerpo, parecía que él no había tenido tiempo para limpiarse. Además, la sangre de su mejilla y cuello aún estaba fresca.
Ante ese aspecto tan miserable, Subaru contuvo el aliento inconscientemente.
_Subaru: Me han dicho que Crusch-san me ha llamado; así que…
_Ferris: Sí. Entra, ella está en la cama… Te ruego que no hagas ninguna imprudencia, por favor.
Su voz era firme y con algo de odio al final de la frase.
Sin embargo, era obvio que ese odio no estaba dirigido a Subaru, sino hacia todo. Ferris estaba sometido a una furia que no sabía hacia dónde dirigir, haciendo que odiase a todo el mundo.
Con un suspiro, Subaru siguió a Ferris hacia el interior de la habitación.
Aunque lo llamaran "Salón", no era demasiado espacioso. Largas mesas y sillas se encontraban dispuestas en dos filas y, más atrás, la pequeña sala estaba dividida por un umbral. Había una cama al otro lado.
Y en esa tosca cama, ella estaba tumbada.
_Crusch: ¿Na—tsuki-sama?
Crusch, despierta, advirtió que Subaru entraba y lo llamó por su nombre.
Al escuchar la voz de Crusch, el cuello de Subaru se tensó. Prepararse, fingir estar tranquilo, decir palabras tranquilizadoras——ni siquiera era capaz de hacer cosas tan simples.
_Crusch: El aspecto que tengo es desagradable… Mis disculpas…
_Subaru: …No; no es… eso. En absoluto.
Percatándose de la tensa expresión de Subaru, Crusch se disculpó con tono letárgico. Ante la triste actitud de la mujer frente a él, Subaru pronunció unas vagas palabras.