Tanto si salían afuera como si se quedaban dentro, no había ninguna solución segura.
_Garfiel: Capitán…
_Subaru: …
La voz de Garfiel se sentía como un golpe bajo al costado de Subaru. Era una voz que necesitaba respuestas… y salvación. Como alguien buscando una luz que le guiara a través de la oscuridad.
¿Cómo se supone que debo responder a semejante expectativa?
Avanzando a trompicones entre las sombras, Subaru estaba tan perdido como él. Pero no tenía sentido mostrar su debilidad ahora. No salvaría a nadie enfadándose y soltando un berrinche. Con el tiempo que le tomaría quejarse, podría decir algo significativo en su lugar.
Cualquier cosa, siempre y cuando fuera de utilidad para alguien.
_Al: "Capitán esto", "Capitán lo otro"… sí que tienes fe en él para seguir entonando esa plegaria una y otra vez, coleguita. Son tan adorables que creo que voy a llorar.
Pero, mientras Subaru se devanaba los sesos buscando qué decir, fue el hombre manco quien rompió el silencio. Recostado en la pared, observando la masacre, Al dirigió su mirada a Garfiel.
Sus sarcásticas palabras dejaron pasmado a Garfiel por un segundo.
_Garfiel: ¿Eh? ¿Qué demonios quieres decir c—?
_Al: —¿No eres capaz de darte cuenta si no te lo dicen? Es exactamente lo que dije. Deja de maullar sin pensar, esperando que otros tomen las decisiones por ti. "Capitán", ¿qué es eso, alguna clase de plegaria? ¿Estás llamando a un Superman que puede arreglar todo sin importar lo que sea?
Interrumpiendo a Garfiel, Al continuó burlándose,
_Al: Todo lo que he visto de ti hasta ahora es confianza, ¿pero este tipo te parece alguien con quien se puede contar? Si se trata de luchar, tú eres mucho más fuerte. Y si se trata de inteligencia, de seguro hay alguien más listo. Incluso si es por la suerte, bueno si dices que esta situación es afortunada nadie va a creerte.
_Garfiel: ¡Cierra la boca! ¡¿Quién te crees que eres, criticando así al Capitán?! ¡¿Qué demonios vas a saber tú sobre él?! ¡¿No tienes idea de lo increíble que es?!
_Al: ¿Increíble? ¿Acaso tienes diez años? ¿Qué tiene de increíble? Si tanto lo fuera, a estas alturas ya hubiera hecho algo. ¿O es que ya tiene un plan y se está burlando de nosotros?
El tono sarcástico de Al no disminuyó ante la energética réplica de Garfiel. Al se inclinó para mirar a Subaru directo en la cara, pero Subaru no dijo nada.
Ante esa ausencia de reacción, Al se irguió una vez más mientras decía ¿Lo ves? ,
_Al: Si pudiera tomarlo todo sobre sus hombros y arreglar todos y cada uno de los problemas, eso sería increíble. Sería un protagonista. Pero la mayoría de nosotros los tipos normales no podemos tomar esa clase de responsabilidad. Naturalmente, eso se aplica a mí, pero también al colega aquí. ¿Entonces por qué imponerle también esa carga? No esperes tanto de él. Me da un poco de pena.
_Subaru: …
Subaru no tenía idea de por qué Al estaba diciendo esto. ¿Estaba siendo influenciado por la Autoridad de Ira una vez más? Si era así, ¿qué clase de emoción dominaba la mente de Al en ese momento? ¿Sería enojo, tristeza, o alguna otra?
Parecía indignación, pero también lamentación, o quizá burla. Incluso esto era difícil de identificar.
_Al: Dime, colega. ¿En qué estás pensando, que parece tan difícil?
_Subaru: …Pues en…
En una manera de salvar la ciudad; de asegurarse de que las personas en el refugio no salieran heridas; de salvar a Emilia; curar a Crusch; recuperar a Rem; ahuyentar a los ocultistas; de encontrar el camino perfecto en el que todo el mundo fuese salvado.
_Al: Es por tu Princesa-sama, ¿ni siquiera puedes dar una respuesta inmediata como esa?
_Subaru: …
Al escuchar la voz decepcionada de Al, Subaru levantó su cabeza.
Al mantuvo su mirada en Subaru. Como Al llevaba puesto un casco, Subaru no podía ver su rostro; pero por alguna razón, Subaru sintió que se le encogía el pecho.
_Al: En mi caso, lo estoy haciendo todo por Princesa-san, Priscilla. Así que francamente me importa un comino lo que le pase a los demás. También estoy yendo contigo únicamente para aumentar mis probabilidades de sobrevivir y encontrar a mi Princesa-san.
_Subaru: Al…
_Al: Por eso es que no te entiendo, colega. "Esto es importante". "Eso también es una prioridad". Si sigues pensando así, no podrás ver qué es lo más importante. Tratar de lograrlo todo a la vez, ¿no es esa la ya gastada excusa de un hombre que no es capaz de sacrificarlo todo por la única cosa más importante para él?
Chasqueando con la lengua, Al parecía estar reprimiendo alguna clase de emoción.
Ni siquiera Garfiel parecía capaz de interrumpir esa desbordante ferocidad. Y Subaru, como recipiente de ese sentimiento, no sabía bien cómo responderle.
_Al: La señorita de pelo plateado es la más importante para ti, ¿no es así, colega? Si únicamente te preocuparas por salvarla a ella, ya estarías actuando en vez de cavilar tanto. Fácil, ¿verdad?
_Subaru: …¿Cómo puedes decir algo así? No hay duda de que voy a matar al bastardo que se llevó a Emilia, pero por mucho que quiera, ni siquiera tenemos un plan. ¿Crees que sería así de fácil?
_Al: No, pero es más fácil que intentar salvar todo a la vez. No te exijas demasiado, aligera un poco la carga, y verás un cambio en lo que puedes y no puedes hacer. ¿Me equivoco?
La patética resistencia de Subaru fue negada por las mordaces palabras de Al.
_Al: ¿Estás tratando de ser un santo o un héroe? Hay un límite para cuánto puedes empujar tus límites.
Encogiéndose de hombros, Al desestimó la indecisión de Subaru como haría con algo estúpido.
Mientras le escuchaba, Subaru no podía evitar sentirse desconcertado.
Cuando había estado discutiendo con Anastasia en el Ayuntamiento, insistiendo en una posición basada puramente en impulso, fue precisamente Al quien estuvo de su parte.
Al había sido el único que expresó su apoyo a la obstinada autocomplacencia de Subaru. Pero, por algún motivo, ahora Al estaba yendo en contra de su propia opinión de antes.
_Subaru: Eso no es lo que dijiste entonces, ¿no crees? ¿Estabas de mi lado o no?
_Al: No no no, lo entendiste mal. Lo que estoy diciendo ahora no es que esté mal perseguir la autocomplacencia, sino que ya es hora de que veas los límites de esa misma autocomplacencia. Después de ver la masacre que sucedió aquí, ¿todavía crees que puedes salvar a todos? Ya es suficiente, ¿no crees? Sólo sé honesto y protege lo más importante para ti, al diablo con el resto.
_Subaru: Al diablo con… ¿quieres decir que simplemente huya? ¿Aun cuando la situación está así?
_Al: ¿Qué hay de malo en eso? Si no hay nada que puedas hacer, ¿qué hay de malo en escapar? Para mí, una vez que recoja a Princesa-san, me largo de aquí. No tengo razón ni obligación alguna de arriesgar mi vida por esta gente.
Introduciendo un dedo por debajo de su casco, Al se rascó el cuello mientras observaba al estupefacto Subaru.
_Al: Deberías hacer lo mismo, colega. Salva únicamente a la señorita… Emilia, y vete tan lejos de aquí como puedas, porque incluso si eliminas a alimañas como el Culto de la Bruja, ellas se arrastrarán de vuelta poco después. Son como esos dementes que acuchillan gente al azar en las calles. Involucrarse con ellos es de por sí una mala idea.
En opinión de Al, sólo existía una solución.
Subaru estaba completamente de acuerdo con que los Cultistas eran una plaga; y tampoco podía negar que nada bueno saldría de involucrarse con ellos. Pero habían sido los cultistas quienes habían decidido inmiscuirse. Subaru sólo se había dedicado a apagar los incendios según se desataban.
Como Al decía, era imposible saber por qué hacían lo que hacían. Obviamente, que tomaran de rehén a Emilia marcaba la diferencia. Pero, aunque Emilia no hubiera estado involucrada, Subaru no habría huido.
Y si preguntaras por qué―
_Al: Nada de lo que está pasando es responsabilidad tuya, colega. ¿Para qué molestarte?
_Subaru: Si ves que un niño empieza a cruzar la calle en medio de una luz roja, irías corriendo sin pensarlo dos veces y lo detendrías, ¿no? …Tal vez sea algo como eso.
_Al: …
Al contuvo un suspiro ante la respuesta de Subaru.
No estaba claro si todo se resolvería con una respuesta tan simple; pero una cosa era cierta: en el momento en que Subaru se sumergió en sus pensamientos, esa fue la conclusión que se le vino a la mente. Y ahora que lo había dicho en voz alta, fue como si se hubiese quitado un gran peso de encima.
_Subaru: No pienso en ellos, uno por uno, como cosas triviales. Ya que estoy aquí, haré lo que esté en mis manos. Sé que hay montones de cosas que están más allá de mi capacidad; es obvio con tan sólo ver a la gente aquí. Pero…
¿Acaso no sería un acto de cobardía pretender que todo estaba más allá de su control?
Subaru pensaba que nunca haría algo así.
_Garfiel: Cap—
Garfiel casi llamó a Subaru cuando escuchó esa respuesta tan calmada. Pero justo cuando estuvo a punto de decir "Capitán", Garfiel dudó. Quizá Garfiel ahora intentaba evitar esa costumbre que mencionó Al hace escasos momentos.
Subaru estaba ligeramente intrigado de ver a Garfiel pausando para pensar. Al mismo tiempo, se le ocurrió algo.
Una idea ingeniosa que les permitiría sacar ventaja de la Autoridad de la Ira.
_Subaru: Garfiel, no hace falta dudar. Sólo dilo como siempre.
_Garfiel: …
_Subaru: Me avergonzaba un poco al principio, pero ya me he acostumbrado. No puedo garantizar que seré capaz de cumplir tus expectativas, pero daré lo mejor de mí.
Subaru se preguntaba cómo se habría visto ante los ojos expectantes de Garfiel.
Pero cuando Garfiel se había creído atrapado en un callejón sin salida, las acciones de Subaru le habían hecho recuperar la esperanza. Ocurrió lo mismo con aquella chica solitaria que alguna vez había maldecido todo cuanto existía en este mundo.
Y por eso, Subaru debía tomar responsabilidad por sus acciones.
_Garfiel: …A-A sus órdenes, Capitán. 'Ntendido. Mi asombroso ser también hará todo cuanto pueda para ayudar. No más lloriqueos.
_Subaru: Bien, cuento contigo. Después de confiar los heridos de aquí a los miembros de Colmillo de Hierro, regresaremos al Ayuntamiento de inmediato. Seguramente Anastasia se opondrá, eso sí.
Sacudiéndose el polvo mientras se levantaba, Subaru le dio a Garfiel un par de palmadas en el hombro. Viendo a Garfiel dar un gruñido afirmativo y apretar sus puños, Subaru se giró para encarar al ahora silencioso Al.
_Subaru: Mi instinto ha tomado una decisión. Puede que sea diferente de lo que querías.
_Al: …Lo que tú digas, colega. Al menos, hasta que decida que acompañarlos no me ayudará a encontrar a mi Princesa, me quedaré con ustedes.
A pesar de que su proposición fue rechazada, Al respondió sin resentimiento aparente.
Aunque tenía dudas acerca de esa actitud, Subaru dirigió sus pasos afuera con tal de prepararse para moverse tan pronto como llegaran los refuerzos.
Garfiel lo siguió, y también Al, quedándose un poco más atrás.
Mirando a las espaldas de los dos compañeros que caminaban delante, Al puso su único brazo derecho detrás de su cabeza y la reclinó hacia atrás para que su cuello descansara, y entonces dejó escapar un profundo suspiro.
_Al: ¿Qué resultará… de intentar cumplir las expectativas de tantas personas? Seguramente no lo sabrás hasta que termines sufriendo las consecuencias.