No sería difícil pensar que ella era la mismísima encarnación de la aversión visceral.
Algo que era verdaderamente intolerable. Tal vez esa era la definición del horror que tenía Subaru ante él.
_Capella: Qué benevolente y piadosa soy, no cabe duda de que soy la mujer perfecta. Dado que se decidió que yo monopolizaría todo el amor y respeto del mundo, debo actuar muy diligente con mi deber, sin flojear. Con tal de ser mucho más amada, trabajaré muy duro y cambiaré todo de mí para encajar con sus gustos. Para poder capturar su atención, les arrebataré todo aquello por lo que pudieran sentir, aunque sea la más mínima pizca de interés, todo aquello que no sea yo. Amar a otros está bien, pero siempre terminarán eligiéndome. Me comprometo completamente a ese cometido. ¡Elevaré mi propio encanto hasta la cima de la cima de la cima de la cima de la cima de la cima de cualquier cima que exista! ¡Y el encanto de cualquiera que no sea yo, o sea, todos ustedes, asquerosos pedazos de mierda, lo llevaré hasta el fondo del fondo del fondo del fondo del fondo del fondo del fondo más profundo de la zanja más pútrida porque es ahí donde pertenece! ¡No importa de quién se trate, no importa quién sea, todos se enamorarán de mí! ¡¡El ser más hermoso y encantador que habita en este mundo!!
_Subaru: …Basta, mátame ya.
_Capella: ¿Por qué? Soy filántropa, ¿cómo podría yo cometer un acto tan brutal como asesinarte? ¡Aunque eres escoria que vale menos que mierda de mosca, si existe la posibilidad de que me ames, aunque sea la más pequeña posibilidad, y esto aplica para cualquiera, los dejaría vivir incluso un segundo más si así me dan mi bien merecido elogio! ¡Y los que no puedan hacerlo, morirán! ¡Aniquilados sin miramientos! ¡Porque por sobre todas las cosas, soy una dama con la que de~ben estar muy agradeci~dos!
_Subaru: .....................Entiendo.
_Capella: Oh, ¿en serio? Bueno, ahora que ya entendiste, rápido, dale todos tus elogios a esta dulce señorita. Deja que mi profundo amor te derrita y conviértete en mi escoria favori—
_Subaru: —Muere.
No podía pensar; pero no hacía falta.
La entidad frente a él era el enemigo. Este enemigo era lo más vil que existía. No necesitaba saber nada más.
El látigo de Subaru se lanzó hacia adelante. El monstruo retrocedió instintivamente cuando su cara fue atacada repentinamente por el látigo, quitando su sucio pie de Crusch. Aprovechando esa oportunidad, Subaru se movió inmediatamente, recuperando a Crusch.
_Capella: Mi~ra, tus fluidos no paran de gotear sólo porque querías esa carne hembra. ¿Acaso no lo negaste antes? ¿No habías dicho algunas hermosas pala~bras? ¿No te gustan las cosas hermo~sas? ¿No te gustan las cosas li~ndas? ¿No te gustan las cosas suaves y agrada~bles? ¡¡No seas tan pretencioso!!
_Subaru: ¡—!
Mientras seguía a Subaru, Capella extendió sus brazos, llevando sus muñecas hacia él.
Una mano se transformó en la cabeza de una serpiente, y la otra se convirtió en una cabeza de león—esas cabezas distorsionadas perseguían a Subaru, mostrando sus caninos mientras iban de un lado a otro por el suelo de la habitación.
Aunque su pierna derecha estaba sangrando otra vez, Subaru seguía sin sentir dolor. Siendo consciente de la temperatura corporal y el peso en sus brazos, dando lo mejor de sí para proteger a la mujer que cargaba, Subaru enfocó toda su habilidad atlética en esquivar a Capella.
_Capella: ¡Te preocupas demasiado por esa carne hembra, ¿no te parece?! Si así va a ser, ¡entonces aférrate con todas tus fuerzas a ella y no la dejes ir por el resto de tu corta vida! ¡Esos tentadores ojos! ¡Esos dulces labios! ¡Esa tierna carne, carne, carne! ¡Te aferras tan desesperadamente a ella, te cuesta tanto soltarla, porque es muy estimulante, ¿no es así, pedazo de mierda?! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muérete ya!
_Subaru: ¡Deja ya tus estupideces, desgraciada! ¡No soy esa clase de persona!
_Capella: ¡Cállate ya! ¡La carne como ella debería quedarse calladita, tan hedionda como siempre! ¡Y la carne macho como tú debería quedarse quietecita en su maldito lugar, emanando su repulsivo hedor de animal! ¡¿Que nunca has pensado algo lascivo?! ¡¿De verdad puedes decir que no lo has pensado nunca ni por un segundo?! ¡¿Y ese único segundo acaso no lo vuelve ya una relación así de obscena?! ¡¿Cuál es la diferencia?! ¡¿Cuál es la maldita diferencia?! ¡¡DIME CUÁL ES LA DIFERENCIAAA!
La serpiente y el león se retorcían como si respondieran a la apasionada emoción de Capella, sacudiéndose sin razón aparente por la habitación.
Se oyeron unos dientes clavándose en una mesa de madera, enviando sus patas por los aires, desarmando su cuerpo. Esa misma fuerza buscaba a Subaru, tratando una y otra vez de alcanzarlo.
Atrapado en medio de esa tormenta destructiva, sonó un grito de dolor; Subaru protegía el cuerpo de Crusch, esquivando desesperadamente los continuos ataques. Capella se hallaba en la salida de la habitación. Aunque Subaru quisiera aprovechar la oportunidad para escapar, el cuerpo de Capella se expandía y contraía cambiando constantemente entre mujer, niña y doncella, creando una anomalía visual a la que no quería acercarse.
_Capella:¿No te gustaría acariciarle a ella el cabello? ¿No te gustaría sentir sus rosados labios? ¿No te gustaría abrazar su delicado cuerpo? Ustedes, escoria, siempre justifican sus pensamientos baratos con palabras bonitas, usan al amor como excusa. El amor es algo hermoso, ¿no te suena eso a una justificación egoísta? ¡¿No te parece que simplemente están usando palabras bonitas para ocultar sus sucios deseos?!
_Subaru: ——¡ghh, oah!
_Capella: ¡Escúpelo de una vez! ¡Acepta tu lujuria! ¡No trates de adornarla con "amor"! ¿O será que no quieres aceptarlo? ¿Estás tratando de negar algo que siempre ha estado ahí? —La amo por cuán hermoso es su corazón. Su nobleza, su amabilidad, su compasión, su templanza, sus brillantes ojos. Porque está dispuesta a vivir anteponiendo el bien ajeno, porque tiene la fuerza para tolerar las injusticias, por la vulnerabilidad que muestra sólo cuando está conmigo, jamás quiero dejarla sola. Por esa voz tan reconfortante, esa mirada tan llena de amor, esos ojos que fácilmente se llevan toda mi amargura, por esos labios que pronuncian mi nombre con tanto cariño, esa calidez que sujeta mis dos manos, esa emoción en mi corazón cuando hacemos contacto, por la hermosa danza de su cabello en el viento. Porque el destino nos reunió, porque tengo la certeza de que solo ella podría aceptarme de verdad, porque siempre ha estado a mi lado en mis peores momentos, porque me ha enseñado tantas lecciones valiosísimas, porque hemos estado juntos todo este tiempo, quiero ver y sentir lo mismo que ella ahora y para siempre. Porque lo prometimos, y juré que jamás lo olvidaría, porque soy el único que la conoce, y únicamente con ella puedo ser yo mismo. Porque siempre estuve solo, y anhelaba encontrar a alguien que me entendiera. Fuiste tú quien me dijo que ese primer pensamiento es lo que lleva a una persona a enamorarse. Fuiste tú quien hizo desaparecer todas mis lágrimas, fuiste tú quien escapó de este mar de personas y logró encontrarme, fuiste tú quien me sujetó con fuerza cuando colapsaba, fuiste tú quien me regañó por primera vez en mi vida por haber sido tan ingenuo, fuiste tú quien me contó la verdad sin tapujos, fuiste tú quien me enseñó tantas cosas de las que jamás había escuchado, fuiste tú quien me mostró tantísimos paisajes inimaginables, fuiste tú quien tomó mi mano, y me sacó de mi cautiverio. Sin importar el momento, siempre me has apoyado, sin importar lo que fuera, siempre me has comprendido. Estamos destinados a estar juntos por la eternidad, no podría vivir sin ti, eres todo para mí, porque me amas y me has enseñado a amar, porque tu calidez es única e inigualable, porque contigo, todos los colores resplandecen con tanto fervor, porque sin ti no conocería la felicidad, sin ti, no sabría cómo vivir. Porque en este mundo tan lleno de mentiras, esta es la única verdad.
Prácticamente escupiendo maldiciones, el rostro de Capella se volvía cada vez más inexpresivo con cada palabra que pronunciaba.
No obstante, mientras recitaba su larga y conmovedora confesión de amor, se percibía en el rostro de Capella una extraña y compleja combinación entre belleza, inocencia y obscenidad. Entonces, levantando la mirada, gritó:
_Capella: —¡Ninguna! ¡Ni una sola de esas palabras es hermosa!
_Subaru: …
_Capella: ¡La única razón de existir de esas palabras es la de hacer que otros escuchen lo que quieren escuchar! ¡¿Poseen siquiera alguna clase de sinceridad o significado?! ¡No son más que un nauseabundo sinsentido! ¡Son engaños! ¡No son más que apariencias! ¡La realidad es que todo lo que sientes es atracción por esa carne! ¡Si de verdad crees que sientes amor por aquellos a los que les dedicas esas afectuosas palabras, gestos y charlas, entonces observa lo que ocurre cuando se convierten en esas malditas moscas! ¡¿Los amarías?! ¡¿Crees que podrías amarlos?! ¡¿Crees que no te sentirías aterrado?! ¿¡De verdad crees que no te sentirías asqueado hasta el cansancio?! ¡¿Que no sentirías una creciente y sofocante repulsión por cada poro de tu cuerpo?! ¡Así que más te vale pensar bien en las idioteces que has dicho!
Abuso verbal demencial, paranoia, delirio de persecución, celos, odio, pérdida de percepción de la realidad, sentido obsesivo de la autopreservación.
Gritando, Capella destruía el lugar histéricamente, como si hubiera enloquecido.
El siseo de la serpiente, el rugido del león y los gritos de Capella se habían vuelto insoportables para Subaru.
El ruido era como una tormenta, y la habitación empezó a colapsar. A pesar de sus esfuerzos, no podía ver más allá de la nube de polvo.
No sabía cómo estaba su propio pie, ni si podía seguir usándolo en tan mal estado. Únicamente estaba seguro del pulso de la chica que llevaba en sus brazos, que seguía llenando a Subaru de determinación.
Pero incluso esos esfuerzos llegarían a su fin.
_Capella: ¡Ey, pedazo de mierda; puedo verte!
_Subaru: ¡¡—Gaaah!!
Abriéndose paso entre el polvo, la cabeza de león se abalanzó súbitamente hacia él.
Sus colmillos prensaron la pierna derecha de Subaru, arrancando un gran pedazo, haciendo que la sangre comenzara a brotar con fuerza.
La herida ya había superado por mucho el límite de lo que la magia de Ferris podía controlar, y la mente de Subaru comenzó a hervir mientras luchaba contra el dolor de haber perdido su pierna derecha. Lanzó un violento grito de agonía que su garganta no podía ni articular.
Obviamente ya no podía levantar ni su propio cuerpo.
Subaru cayó al suelo, y vio cómo Crusch también caía y rodaba por el suelo. Subaru no paraba de sangrar abundantemente. Era como si alguien hubiera volcado una cubeta de sangre. No cabía duda de que su vida se le estaba apagando rápidamente.
_Capella: Ah, qué dolor de cabeza. Parece que no pude evitar emocionarme—mil disculpas. ¡Kyajah!
_Subaru: ——
Quedándose boca arriba en el suelo, Subaru puso una de sus temblorosas manos sobre la herida.
Aunque la palma de su mano estaba cubriendo la herida, la sangre seguía derramándose rápidamente. De hecho, otra sensación empezaba a inundar el cuerpo de Subaru.
Pronto, todo terminaría. Ésta era la familiar sensación de la Muerte, era una sensación que poco a poco se aproximaba a Subaru.
En el breve lapso de tan solo algunas horas, había sentido dos veces el dolor de perder parte de su pierna derecha.
Su rostro había dejado de estar pálido y había empezado a tomar un tono amarillento, y su respiración se aceleraba cada vez más mientras sus ojos se enrojecían por la inyección de sangre.
_Capella: Cielos… ¿Será que estás a punto de morir? Observar la agonía de este pedazo de mierda es de particular incomodidad para mi compasivo ser que comprende el dolor de los demás.
_Subaru: …aa… aa…
_Capella: La carne hembra que estabas tratando de proteger también morirá pronto. Es una verdadera pena que haya decidido dejarme llevar un poquito por mi pasatiempo… y decidiera comprobar si ella lograría resistir mi sangre. ¡Ah, ya sé!
Capella se agachó, observando el retorcido y agonizante rostro de Subaru.
Y entonces, ese monstruo sonrió y extendió suavemente su mano hacia la herida en su pierna.
_Capella: Me pregunto en qué clase de aberrante carne te convertirás…
_Subaru: …ah.
Mientras hablaba, Capella convirtió su otra mano en una cuchilla, y realizó un pequeño corte en la mano con la que acababa de acariciar la herida de Subaru. Y, gota a gota, su negra sangre caía sobre Subaru. Negro y rojo mezclándose, uniéndose, formando una escena de moral cuestionable.
Y justo entonces,
_Subaru: ¡¿——?! ¡¿EH?! ¡ah, ahhHhhhHhhhh!
_Capella: La sangre de esta señorita es especial; está mezclada con sangre de dragón, la cual contiene una gran maldición. ¿Crees que podrías durar aunque sea un po~co más que esa carne hembra?
Capella tarareaba alegremente, y Subaru era incapaz de siquiera articular una respuesta.
Todo su cuerpo estaba medio muerto, incluso su dolor había empezado a volverse lento. Justo antes de morir, la sangre que había entrado en la herida invadió y erosionó su cuerpo.
Como si un cuerpo extraño con vida propia hubiera entrado en su cuerpo, un miedo de una categoría totalmente diferente al de simplemente perder una extremidad asolaba a Natsuki Subaru, sentía como si algo estuviera tratando de reescribir completamente su existencia mientras se unía a él.
Se trataba de algo totalmente fuera de su entendimiento, arrebatándole incluso la piadosa liberación de la muerte.
¿Y comparado con Crusch? Era justo como había dicho el monstruo. Ella pasaba por el mismo dolor. Si tenía que pasar por semejante sufrimiento, era mejor que muriera. ¡Mátanos! ¡Mátanos! ¡Mátame! ¡Mátame! ¡Mátame!
_Capella: ¡Kyajajajaja! Muy bien, ya me he encargado de los invasores. Parece que ya va siendo hora de que…
Luego de mirar a Subaru y Crusch, colapsados, Capella se puso de pie, satisfecha.
Regresó a su forma de jovencita, y su cola se desvaneció mientras se dirigía al cuarto de transmisión. Mientras se daba la vuelta, dejó de hablar.
Su mirada se posó en el muro que había sido destrozado durante la batalla con el dragón negro señuelo.
_Capella: Vaya vaya… parece que no era tan inútil.
Y, después de haber caído del edificio hace sólo unos instantes, el dragón negro retomó el vuelo. Al ver a su enemiga, dejó salir un rugido ensordecedor y exhaló una bocanada de fuego negro.
—En ese momento, el ayuntamiento fue engullido por llamas negras.