Sobre el techo del Ayuntamiento, una dragona negra hacía alarde de sus alas ante el grupo de Subaru.
Al abrir la boca, reveló sus afilados dientes y una alargada y serpenteante lengua roja. Y mientras la dragona negra entrecerraba sus ojos dorados, continuaba emitiendo una risa opresiva y aguda.
La apariencia de esa dragona negra coincidía bastante con cómo se imaginaba Subaru que lucían los dragones.
Tenía la misma aura que los dragones de tierra, como Patrasche, pero su pelaje y sobre todo su físico, eran distintos. Los dragones de tierra normalmente eran tan grandes como los caballos, pero esta dragona alada era tan grande como un elefante.
Con ese tamaño, seguramente la dragona negra no podría volar. Quizás sus fuertes alas sólo servirían para intimidar o confundir al adversario.
No debería ser posible.
_Capella: ¡Ser violada por sus atentas miradas no es emocionante en absoluto, criaturas de carne en celo! ¡Ah, ay~ no~; es una desgracia ser observada por gente como ustedes que sólo pueden pensar en la gratificación sexual! ¡Po~r lo tanto, no me acercaré a ustedes!
Agitando sus alas hacia el suelo, provocó una ráfaga de viento.
Sacando su lengua roja y moviéndola como si estuviera lamiéndose los labios, la dragona negra—Capella retorció su propio hocico de reptil en algo reconocible como una sonrisa.
Esa dragona alada era escalofriantemente expresiva.
Las barreras de la comunicación ofrecían un margen para la interpretación que podía dar lugar a cosas maravillosas. Y Patrasche, que no podía hablar, era un buen ejemplo de esto.
Como los gestos de Patrasche tampoco expresaban emociones, nada impedía adorarla.
Pero, por el contrario, esta dragona alada sólo evocaba disgusto.
_Subaru: …Es tarde para preguntarlo, pero… ¿los dragones pueden hablar?
_Julius: Gracias a que pueden vivir muchos años, los dragones pueden desarrollar inteligencia y entender el lenguaje humano. El dragón divino Volcánica, que hizo un pacto con el reino, obviamente puede hablar con los humanos… pero no sabía que pudieran ser tan expresivos.
Al escuchar la voz abatida de Subaru, Julius dio una respuesta detallada a su pregunta.
El más Caballero de los Caballeros tenía su espada levantada hasta la altura del hombro, sin dejar de mirar en ningún momento a la dragona alada. Y las otras cuatro personas del grupo estaban igual que Subaru.
Delante de ellos tenían a dos espadachines con una inigualable fuerza, más una dragona que se había llamado a sí misma la Arzobispa de la Lujuria.
La intranquilidad que tenían desde el principio se había multiplicado.
_Subaru: Al menos, tenemos alguna oportunidad contra los espadachines…
La mujer empuñaba su espada larga y delgada sin ninguna indecisión en su postura. Y el gigante movía sus enormes espadas de un lado a otro, como si estuviera familiarizándose con ellas.
Aún se desconocía la fuerza de la espadachina, pero el gigante había elegido interceptar directamente el ataque de Ricardo. Obviamente, lo hizo a sabiendas de que se regeneraría justo después, pero eso no significaba que el ataque no hubiera sido efectivo.
Por lo tanto, continuarían con el plan inicial, consistente en lanzar ataques a distancia.
A pesar de eso, este grupo de seis personas tendría que emplearse a fondo.
_Subaru: ¿Hay alguien que haya luchado contra un dragón?
_Wilhelm: …Sí.
_Subaru: ¿En serio, Wilhelm-san?
Subaru pensó que su pregunta no tendría ninguna respuesta afirmativa, pero ante su sorpresa Wilhelm respondió con una afirmación. El viejo espadachín se giró para aclarar al sorprendido Subaru.
_Wilhelm: Hace casi cuarenta años, fui enviado para eliminar un dragón malvado llamado Valgren, el cual apareció en el sur de Lugnica. El incidente causó mucha tensión diplomática por la concentración de fuerzas cerca de la frontera con Vollachia.
_Subaru: Vamos a dejar esas consecuencias diplomáticas para otro día… Aconséjanos sobre cómo luchar contra un dragón.
_Wilhelm: De los quinientos caballeros que fueron enviados a la batalla contra Valgren, cincuenta de esos caballeros murieron y además tuvimos doscientas bajas. Ganamos, pero el resultado fue doloroso. Deberíamos haber tenido más en cuenta su inagotable vigor y que su capacidad de volar suponía una gran ventaja contra los caballeros.
_Subaru: ¡Parece que nuestra situación actual es más desesperada de lo que imaginaba!
Al ver la desesperación en el rostro palidecido de Subaru, Wilhelm continuó hablando.
_Wilhelm: Descuide, Valgren era un enemigo digno de llamarse Dragón entre todos los dragones alados. Comparado con Valgren, esta dragona es más pequeña. Seguramente moriría si la decapitamos.
_Subaru: ¿Y Valgren no moriría de esa manera?
_Wilhelm: Valgren tenía un total de tres cabezas que decapitar.
Habiendo terminado de hablar sobre esa batalla de hace mucho tiempo, Wilhelm endureció su agarre en la espada.
Era un alivio saber que sólo tendrían que decapitarlo una vez.
Al ver a Wilhelm adoptar una postura lista para luchar, los demás del grupo hicieron lo mismo y Subaru también agarró firmemente su látigo.
Viendo que Subaru no se rendiría, la dragona negra —Capella— lució sorprendida.
_Capella: Va~ya vaya… No me gustan los malos perdedores. ¡Están abatidos y se ven miserables; y, además de mis refuerzos, están nada más y nada menos que enfrentándose a una Arzobispa del Pecado! Se supone que las criaturas insignificantes como ustedes huyen en situaciones así, ¿no? ¿Quizás mi adorable ser se equivocó al ponerles en el grupo de los insectos? ¡Kyajajajaja!
_Garfiel: ¡Deja de tocarnos los cojones! ¡Como si un enemigo más hubiera cambiado algo! ¡Como si pudieran hacer algo contra tantos de nosotros! ¡Ustedes alborotadores serán derrotados y mi asombroso ser los pisoteará!
_Capella: Kyajajaja, parece que los ladridos de este perro perdedor están dañando las orejas de mi adorable ser. Ups, cometí un error. No eres un perro perdedor, ¡sino un gato perdedor! Mia~u mia~u mia~u. ¡No estés tan enfadado simplemente porque esa gatita con la que estabas murió!
_Garfiel: ¡¿Q-Qu—, hk?!
Ante esas crueles palabras, Garfiel procedió a gritar, pero su propia respuesta hizo un nudo en su garganta.
No cabía duda de que la dragona negra se estaba refiriendo a la anterior derrota de Garfiel. Que Capella supiera lo que habían hecho a Mimi significaba que había estado viendo esa pelea.
Sin embargo, lo que más le sorprendió a Garfiel fue,
_Garfiel: Zorra… ¿Cómo sabes que mi asombroso ser tiene sangre de tigre?
_Capella: ¿Eh? ¿Que cómo lo sé? No seas tan engreído, no me interesa ni uno solo de tus fragmentos, partículas o pelos. ¡Deduje que eras un sucio mestizo desde el primer momento en que te vi! ¡Y ahora, muere de la misma forma en la que has vivido: como una bestia inmunda!
Diciendo crueles insultos, Capella se giró hacia el resto del grupo de Subaru y olfateó el aire.
_Capella: ¡Qué peste! ¡Qué peste! ¡Todos ustedes, pedazos de mierda, huelen a podrido! ¡Un pedazo de mierda arrugado! ¡Un pedazo de mierda que pretende ser genial! ¡Un pedazo de mierda con pelo de animal! ¡Un pedazo de mierda... no lo sé, pero es repugnante! Ah, pero—
Mientras decía todos esos comentarios tóxicos, Capella miró hacia Crusch.
Capella entrecerró sus ojos y, ante esa mirada persistente, Crusch inconscientemente se abrazó. Al ver eso, Capella procedió a hablar complacidamente.
_Capella: —parece que, entre todo ese montón de trozos de mierda, hay un trozo que no está nada mal. ¡Un bello y adorable trozo de gran calidad, como a mí me gusta! ¡Y también huele muy bien! ¡No sé si podré resistirme! Su cara, su cuerpo, su belleza... Quiero manosearla sin para~r.
Estaba en éxtasis al verla.
La dragona negra se inclinó hacia Crusch, como si quisiera lamerla de arriba abajo.
En ese momento—
_Julius: ...Ya basta.
_Capella: ¿Eehh?
—una voz que suprimía un ligero enfado se interpuso.
La dragona negra, que había estado mirando fijamente a Crusch, alzó ligeramente su mirada con enfado.
Y, hacia donde miraban esos ojos abiertos de par en par, estaba Julius, quien movía su espada como si fuera una batuta.
_Julius: Sé quemada por mi luz séxtuple, ¡El Prailium!
Los seis cuasiespíritus de Julius dibujaron un círculo encima de él y, brillando con seis colores distintos, dispararon un rayo de luz hacia la dragona. Cuando esa luz iridiscente alcanzó a Capella, se volvió blanca, y ella empezó a gritar.
_Capella ¡¡Kyaaaaah!!
_Julius: Este es el precio por tanta palabrería tuya. Si de verdad tuvieras alguna habilidad, no dirías semejantes tonterías.
Obedeciendo las órdenes de Julius, sus espíritus dispararon continuamente sus ardientes luces.