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Chapter 391 - Conclusión de Hielo y Fuego. Parte2

Subaru no estaba seguro de qué acción tomar antes de resolver el vínculo emocional de Sirius.

_Subaru: ¡Entonces tenemos que pensar en algo!

_Multitud: ¡Repulsivos insectos!

Un hombre saltó hacia Subaru, quien agachó la cabeza y se posicionó debajo de los brazos de su oponente, antes de saltar contra el pecho del hombre, levantándolo del suelo y enviándolo lejos con una patada.

La multitud no mostró consideración hacia el hombre que salió despedido hasta que éste los derribó. Desviando la mirada de esta escena parecida a los bolos, Subaru habló.

_Subaru: Están tan enojados que no piensan en nada.

_Beatrice: Aun así, no recomendaría hacer eso, de hecho. En este momento, ellos probablemente no dudarían en matar cualquier cosa que esté cerca de ellos, supongo.

_Subaru: ¡Eso sería problemático!

Él no deseaba ningún sacrificio.

La razón por la que Subaru había luchado tan duro una y otra vez fue precisamente para evitar eso. 

Naturalmente, Subaru tenía claro el alcance de su deseo.

Él quería proteger muchas cosas. Sin embargo, había un límite de cuánto podía alcanzar.

Subaru no era un ser omnipotente.

_Subaru: Aun así, ¡seré yo quien elija ese límite!

_Beatrice: ¡Ese es el Subaru de Betty, de hecho!

Al escuchar el mejor apoyo posible a su espalda, Subaru empuñó su látigo.

Salvaré tantas vidas como pueda. Así que, por favor, perdónenme por cualquier herida— era lo que Subaru estaba pensando. Apuntando a los pies de la multitud, su látigo se lanzó por el aire.

El látigo golpeó el pavimento de piedra con un ruido similar a un pequeño trueno.

Aunque no era letal, seguía siendo un arma y, cuando se manejaba sin piedad, podía producir un grado de poder incapacitante.

Y, a lo mejor, después de atestiguar dicho poder, la multitud podría acobardarse y retirarse,

_Subaru: No creo que sea tan fácil.

Entonces, no había otra opción.

Subaru abalanzó su látigo a través de la multitud, esta vez apuntando a la silueta que los lideraba. Altura media, cabello azul claro, ojos afilados—es decir, Rachins.

Atacar a personas que conocía haría a Subaru sentirse triste.

_Subaru: Aunque me duela en el alma, tampoco puedo dejar que me destrocen. ¡Lo siento, Chin!

_Rachins: ¡Que no soy Chin, ¿—?!

Subaru azotó su látigo a los pies de Rachins y lo tiró hacia arriba. Su cuerpo giró en semicírculo y derribó a las personas que lo rodeaban mientras caía.

Los miembros caídos de la multitud bloqueaban el avance. Para llegar hasta Subaru, debían encontrar otra ruta.

_Subaru: Bien, no pueden pensar... En ese caso, mientras siga—

Justo cuando estaba a punto de decir "reteniéndolos lo suficiente", Subaru sintió un escalofrío recorriendo su espalda.

Para Subaru, ese escalofrío era como la imponente sensación de intimidad de su tenebrosa enamorada. Incluso si él se portaba reacio a encontrarse con ella, ella le había dado a Subaru la ayuda que más necesitaba. Tenían esa clase de relación compleja.

—Era el aliento de la Muerte.

_Subaru: ¡¡Ah!!

_Hombre Bestia: ¡Maldito gusano!

Una gran espada silbó hacia Subaru, siendo acompañada por un viento estridente.

El hombre bestia había saltado de la multitud, apuntando hacia el cuello de Subaru. Aunque tenía prominentes orejas caninas puntiagudas, su nariz y boca parecían asemejarse al astuto encanto de un zorro.

El semizorro, usando su cola blanca como apoyo, no se vio afectado por los trucos de Subaru mientras daba otro fuerte golpe.

_Subaru: ¡Beako!

_Beatrice: ¡Shamak!

_Hombre Bestia: ¿¡—!?

En una confrontación seria, Subaru podría ser derrotado en sólo cinco segundos.

En un instante, Subaru había determinado la diferencia de poder y llamó a Beatrice. Ella enseguida se dio cuenta de la intención de Subaru y lanzó un Shamak que envolvió la cara del hombre bestia.

Su cuerpo delgado y su gran espada también fueron engullidos por la niebla oscura, despojándolo de su efectividad en combate.

_Subaru: ¿Eso habrá cortado su vínculo con los demás?

_Beatrice: ¡No hay nada que lo indique, supongo! ¡Aunque le hemos quitado la capacidad de luchar, el vínculo en sí no se cortó, de hecho! ¡Lo más probable es que ese impulso sólo deje de tener efecto después de que esa tipa extravagante muera, supongo!

_Subaru: ¿¡Qué hacemos!?

_Beatrice: ¡Betty está pensando desesperadamente, de hecho!

Resolver este misterio era una tarea que era mejor dejarle a Beatrice.

Lo único que Subaru podía hacer era darle a Beatrice el suficiente tiempo para examinar y pensar, y evitar que las masas con el lavado de cerebro la molesten.

_Subaru: ¿Cómo le va a Emilia-tan?

Subaru volvió su mirada hacia Emilia, quien todavía estaba ocupada enfrentando a Sirius.

Durante este año, Emilia había dedicado su tiempo a aprender sobre política y combate. Su efectividad en combate era mucho mayor que la de Subaru.

Aun así, Subaru se preocupaba por Emilia, no porque pensara que él era mejor, sino simplemente porque Subaru era un hombre y Emilia una mujer.

La mayoría de la gente probablemente descartaría esa preocupación por ser innecesaria.

_Emilia: ¡Hahh! Yah! ¡Saah!

Como siempre, escuchar los gritos de batalla ligeramente apáticos de Emilia, era como escuchar el viento para Sirius.

Emilia rotó sobre sí misma, su espada cortando hacia la mano de Sirius, quien abalanzó su cadena ardiente en el aire, interceptando la espada mientras maldecía con rabia.

Con un sonido agudo, la espada de hielo se fragmentó en polvo y se dispersó, pero Emilia ya tenía formada una lanza, de cuya punta Sirius logró defenderse mandándola a volar de forma espléndida.

Emilia estaba usando su enorme reserva de maná, creando armas de hielo con el objetivo de destruir.

Subaru había llamado a esas técnicas de combate Arte de las espadas de hielo, en honor a su belleza ilusoria que le recordaba a un hada de hielo de las historias de fantasía.

Los restos de hielo roto ilustraban la intensidad de la feroz batalla entre Emilia y Sirius. Luchando con fuego y hielo, la ardiente batalla entre las dos guerreras que empuñaban armas opuestas continuaba desarrollándose en el helado escenario.

_Emilia: ¡Ei! ¡Yaah!

Emilia rotó sobre sí misma, girando su lanza hacia Sirius y derribándola. Ella inmediatamente siguió con otro golpe, arremetiendo con la punta de la lanza. Sirius retorció ágilmente su cuerpo en el aire, evitando el golpe y capturando la lanza con su agarre.

_Sirius: ¡Ardiente! ¡Hirviente! ¡Abrasador! ¡Mi corazón se estremece! Aah, ¡aaaah AAAAAH! ¡Esta es la IRA!

_Emilia: ¡¿Kyah?!

Como si respondieran a su llamado, el intenso calor redobló sus esfuerzos.

El calor consumió la lanza de Emilia mientras ella involuntariamente la soltó, sin dejar rastro alguno.

_Sirius: ¡Tus sucios ojos amatista, tu sucia voz de campana, tu sucio sedoso cabello plateado, tu sucia piel clara, tu sucia cara bonita! ¡Todo eso existe con el único propósito de seducir hombres! ¡Aah, pero qué indecencia! ¡Perra, asquerosa zorra! ¡Sucia prostituta! ¿Todo lo que quieres hacer es tentar hombres? ¿Todo lo que deseas es quitarme a esa persona? ¡Repugnante puta! ¡Maldita semibruja ladrona!

_Emilia: ¡Ya! ¡Basta, deja de decir todas esas cosas!

Mientras una ola de calor pasaba sobre los ojos entrecerrados de Emilia, una vez más creó una cuchilla de hielo.

Esta vez, el arma era una lanza de dos puntas que mantenía las llamas lejos de ella.

Con un intenso sonido, la psicópata y Emilia intercambiaron miradas.

_Emilia: ¡Mis ojos, mi voz, mi cabello plateado! ¡Todo eso vino de mi persona favorita, de la mujer más asombrosa en todo el mundo! ¡Que los trates de esa manera tan despectiva me produce furia!

_Sirius: ¿¡Furia!? ¿¡Acabas de decir furia!? ¡No digas tonterías! ¡La furia me pertenece! ¡Es lo más valioso que recibí de esa persona! ¡Este deber y este nombre son todos regalos de esa persona! Y llegas tú, sin autorización y sin permiso, a quitármelos... ¡No lo permitiré! ¡¡No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no lo haré!!

Mientras su discurso llegaba a su fin, los gritos de Sirius cambiaron drásticamente a ser de aflicción. La psicópata agarró la lanza con fuerza y la rompió, y Emilia creó otra espada.

Pero quizás los gritos de Sirius afectaron a Emilia, ya que su rostro, que anteriormente había mostrado una consistente expresión de determinación, parecía haber vacilado.

_Subaru: —Oh no.

Después de haber visto de perfil la expresión de Emilia, los instintos de Subaru comenzaron a gritar por un mal augurio. 

No tenía pruebas. Pero Subaru estaba seguro.

La expresión de Emilia había cambiado, es decir, había adoptado los sentimientos de Sirius.

Seguía luchando, sus movimientos no habían perdido efectividad. Aun así, esa reacción en verdad había sucedido.

Emilia había caído presa del poder de Sirius.

Sin embargo, ella aún no estaba completamente bajo su poder.

Emilia, actualmente en una batalla defensiva, aún igualaba los ataques de Sirius. No estaba tan perdida como la multitud, ya que era tan encantadora como siempre.

Analizando la situación:

_Subaru: Cuando Sirius apareció por primera vez, ¿por qué su vínculo emocional no afectó a Emilia, Beako ni a mí?

¿Al igual que Reinhard, Emilia y Beatrice habían resistido el poder? ¿Acaso hubo algún rasgo individual o algo similar que todos compartieron? La suposición inicial de Subaru había sido que Reinhard podía resistirlo simplemente porque era Reinhard.