[Has sido enviado a la zona este del océano oriental por influencia de la diosa de la muerte]
[Has sido el primer usuario en saber el nombre de una deidad media has sido recompensado, la recompensa a sido catalogada aun mas alta debido a ser una de las deidades de rezo único]
[Has obtenido un premio derivado a la facción del abismo]
[Se le concederá una cría de una de las criaturas encerradas en el abismo, debido al incremento en la recompensa, la bestia sera del segundo estrato mínimo y limitado a no ser mayor del séptimo estrato]
Mientras estas notificaciones ocupaban parte de mi visión me vi caer desde el cielo al océano.
Justo cuando caí al agua pude ver diez seres esperándome, todos eran muy parecidos, cabeza humanoide con una boca muy grande, sin fosas nasales aparentes ni orejas pero con unos ojos enormes, el torso también era humano, dos brazos se extendían de este y con sus manos al final, estas palmeadas, mejores para nadar y al final del torso no habían piernas, tres tentáculos hacían su función, aunque estos tentáculos no eran del todo normales, el tentáculo mas centrado poseía una larga espina dorsal y al final una especie de cresta, como un abanico en forma de flecha.
En la espalda, había un par de grandes bultos, como músculos sobre tonificados, que abarcaban desde los omóplatos hasta el cuello.
Por ultimo vi que se podía diferenciar el genero de estos seres a partir del pecho, siendo mas bien humanoide, las ''hembras'' tenían mamas, pero no las normales de los humanos, sin pezones, ni tampoco rechonchas ni caídas, se parecían mas bien a un par de músculos mas redondos y grandes, en ciertos casos.
La piel estaba formada de escamas muy pequeñas en forma de tridente y colocadas de puntas arriba *(como la de los tiburones), su color de un azul muy oscuro junto con un tono grisáceo en el torso, ademas de patrones en azules mas flojos y brillantes en todo el cuerpo.
Estas criaturas no eran realmente hermosas, para no decir que serian parte de una película de terror submarino, pero me dieron esa extraña familiaridad, la cual fue resuelta cuando me fije en mi mismo, eran abisales y mis compañeros, he de decir que yo solo tenia una diferencia con ellos, en vez de tres tentáculos tenia cinco, con las mismas características que ellos.
Cuando al fin pude moverme tras un ligero mareo una de las abisales se me abalanzo a los brazos, mientras que los demás a excepción de cuatro ellos me rodearon y bajaron la cabeza.
En ese momento mi mente estaba completamente perdida.
Solo fue cuando la que estaba agarrada a mi cuello y con la cabeza baja hablo, pude entender lo que pasaba.
- Mi señor, no vuelva ha hacer esa estupidez por muy inmortal que sea, su vida es muy importante, usted no... - en ese momento su voz comenzó a temblar, estaba seguro de que si no estuviésemos en el agua podría ver las lagrimas caer, su voz reflejaba la impotencia que había sufrido ella mientras los defendía de su muerte, todo debido a [Lealtad].
Para ellos era como si su padre, su amigo o aquel por quien darías tu vida, se sacrificase por ti, sin poder impedírselo, sin poder hacer nada. Esa sensación de estar atrapado, simplemente de estar indefenso.
Y esto lo habían sufrido todos ellos.
- Bien, bien, ya esta, ya esta. Eso ya paso y no había nada que pudiésemos hacer, ademas de que no fue hecho por pura amabilidad, así que no merezco vuestras lagrimas. Ademas ahora estamos aquí y los peligros están a la vuelta de la esquina, si queréis pagármelo solo seguidme y ayudadme de aquí en el futuro- No podía dejarlos caer en ese pozo por una acción nacida de la codicia, yo mismo sabia que me había sacrificado porque no podría reemplazarlos rápidamente y con ello mi progreso se vería truncado, lo mejor era dejárselo claro y evitar que se les arraigue el sentimiento de culpa.
En ese momento el mas alto de mis seguidores, sacándome mas de una cabeza, se arrodillo, como pudo y hablo.
- En el nombre de mis hermanos, le pido disculpas por nuestra impotencia y falta de poder, le juro que no tendrá que volver a sacrificarse por nosotros nunca mas, nos volveremos capaces de protegerlo y de conseguir que nos veas como sus leales seguidores. Este tenia una voz potente, la voz que imaginarias para un general de legiones, una voz que denotaba firmeza y confianza, disciplina y honor, la de alguien que no jura en vano.
Tras escucharlo, la que estaba abrazándome me soltó y se puso a su lado, los demás junto con los cuatro que se habían quedado alejados desde el inicio también se pusieron en fila y se arrodillaron, con una sola voz una frase resonó en ese fragmento de mar como un huracán, haciéndome arder las venas y convertir mis inexistente vello en escarpias.
- LO JURO – Una simple frase que transmitía la lealtad verdadera, la que sueñan todos los generales de sus soldados y los reyes de sus generales y vasallos. Simple fuego en mi corazón y con ello una frase quedo impresa en mi corazón.
- Morir no fue en vano – Ese sentimiento de hermandad, de familia no la había tenido en la vida real, pero ahora, tras un par de días en LAZ, en esta nueva vida, lo había sentido por primera vez.
Sin segundas intenciones, sin renuencia ni oscuridad en su voz, era tan puro y trasparente, que pude notar un par de lagrimas salir de mis grandes ojos y perderse en el océano infinito y admito que daba gracias a estar aquí abajo, porque si no me verían llorar a moco tendido... en tan poco tiempo y con solo una frase, ese sentimiento de peso, de desconfianza debido a la traición que llevo a mi muerte... se fue.
Lejos, muy lejos y espero que para no volver.