Sun Hee suspiró decepcionada, parecía que el mayordomo Min Ho no comprendía lo que ella quería decir, simplemente ella estaba allí por su esposo no por la gigantesca casa.
—¿Porqué tiro eso?—dijo mientras señalaba los objetos rotos.
—Bueno... El joven amo en verdad no tiro lo que estaba sobre la mesa adrede, lo que pasó es que iba hablando por teléfono cabreado y sin querer se apoyó ahí.
Sun Hee hizo una sonrisa burlona, antes, él le había dicho a ella que era torpe y que llevase cuidado con los objetos. Pero resultó que al final Seong-Jin fue el primero en romper algo.
—Min Ho, ¿él fue el que te pidió que me dijeras que debía irme?
—No, el joven amo no sabe que yo le pedí eso señorita, iba a decirle que debiste irte durante unos dias por algún asunto privado.
Lo siento, no creí que vendría, no debería haberla preocupado.
Pensé que el joven amo se enfadaría muchísimo pero ahora esta en su dormitorio y no he escuchado nada más.
Sun Hee asintió, él solamente le había dicho lo que estaba sucediendo en ese momento.
Seong-Jin se solía enfadar antes, por eso el mayordomo Min Ho hizo lo que creyó que sería lo mejor.
Aunque no se esperaba que el joven amo se hubiera calmado tan rápidamente, cuando él había llegado a la mansión su mirada era aterradora.
Enseguida lo que dijo Sun Hee hizo que Min Ho dejara de pensar y se paralizara.
—Ahora vengo, quiero comprobar si sigue enfadado, realmente es un niño malcriado.
—Señorita, por favor, deje al joven amo solo...
Es mejor aprovechar que no esta enfadado, creó que si alguien entra ahora terminará enfadado.
Sun Hee siguió caminando hacia el dormitorio, giró un poco su cabeza y puso su dedo sobre sus labios para indicarle a Min Ho que no era necesario que dijera algo más.
Shaoran, en cambio, estaba quieto y sonriendo feliz.
Desafortunadamente, cuando Sun Hee subía las escaleras comenzó a arrepentirse.
¿Realmente él estaba enfadado?
Cada paso que ella daba hacía que sintiera que el peso sobre ella aumentará.
Sus pasos eran pesados y comenzó a caminar un poco más lento.
En verdad, cuando ella estaba abajo no pensó en la reacción de su esposo, simplemente quería ver como estaba él.
Ahora había conseguido entender un poco mejor la situación, pero ya era tarde, sin darse cuenta ya había llegado a la puerta del dormitorio.
Observó su mano temblorosa durante unos segundos, enseguida la apoyo sobre el manillar.
Finalmente logró calmarse, decidida abrió la puerta.
Mantuvo sus ojos cerrados, ya que todavía sentía un poco de miedo.
El aire se sentía pesado, Sun Hee casi no podía respirar, el frío recorría todo su cuerpo.
—Seong-Jin.
—¿Qué?
En el momento que ella escuchó su voz abrió sus ojos rápidamente, ella pensó que su voz la asustaría. Pero lo que ella no se esperaba es que la voz de su esposo en ese momento era suave, agradable y tranquila.
Si ella no supiera lo que estaba pasando, pensaría que él estaba intentando calmarla con su voz...
Una pequeña sonrisa se formo en el rostro de ella, vio a su esposo acostado boca abajo con la cara enterrada en la almohada.
Todo su cuerpo excepto su cabeza estaba cubierto por la sábana blanca.
La primera reacción de Sun Hee fue una risa descontrolada, claramente su esposo la había escuchado pero la ignoró por completo.
Lo único que él hacía en ese momento, era desconectarse del mundo real.
De repente se sorprendió, notó como al lado suyo se había hundido la cama, su esposa de acababa de sentarse al lado suyo.