Durante un rato nadie dijo nada, lo único que se podía escuchar era como el viento golpeaba la ventana con fuerza.
Sun Hee estaba sentada en la pequeña cama y observaba a su esposo, el cual todavía no había apartado el rostro de la almohada.
Finalmente, Sun Hee se atrevió a romper ese incómodo silencio.
—¿Estas enfadado?—preguntó casi susurrando.
Esa pregunta fue capaz de hacer que Seong-Jin regresase al mundo real.
Inmediatamente, le respondió con una voz seria:
—No.
Por el tono de su voz, ella pudo notar que si estaba enfadado, tampoco entendía porque él tenía que ocultarlo. Todo el mundo tenía sus dias malos y no era necesario ocultarlo.
—¿Quieres explicarme tú lo que ha pasado? Prefiero escucharlo directamente de tí—dijo con una pequeña sonrisa, pero su esposo no pudo verla ya que él seguía teniendo el rostro hundido en la almohada.
Seong-Jin no contestó, prefirió quedarse en silencio para que finalmente su esposa de fuera del dormitorio, pero ella no se rindió tan fácilmente.
—Señor Grosero, por favor dime lo que te pasó, solo quiero intentar ayudarte, ¿tan poco confías en mí?
Esta vez, Seong-Jin si le prestó atención, giró su cabeza rápidamente y observo el rostro sonriente de su esposa.
Sun Hee se percató de que finalmente él había decidido escucharla, siguió sonriendo para que su esposo no se girara.
—Si confío en ti—dijo serio.
Sun Hee abrió sus ojos sorprendida, en verdad, ella hizo esa pregunta solo como una broma, pero él en cambio respondió seriamente.
Incluso comenzó a ponerse nerviosa cuando observó directamente sus ojos.
—M-me alegra escuchar eso, entoces por favor dime el motivo por el que pareces un niño pequeño.
Seong-Jin frunció el ceño cuando escuchó como lo había llamado su esposa, pero decidió no darle importancia y explicarle lo que ella quería saber.
—No es nada, es solo que... Es agobiante tener a tanta gente alrededor.
La familia Wang insistió en que hiciera una colaboración con ellos y varias personas más.
Lo que pasa es que ellos nunca se presentan a ninguna reunión, envían a sus empleados y piensan que todo esta solucionado. Pero siempre tengo que hacer mi trabajo y él de ellos.
Lo demás son asuntos con menos importancia así que no es necesario que te diga nada más.
Sun Hee asintió, le alegró que la persona que le explicará eso fuera su esposo.
—¿No tenías una buena relación con la familia Wang?
—Sí la tengo, pero ellos parecen no darse cuenta de las complicadas situaciones en las que me involucran aveces.
Últimamente, las personas que llaman para que trabajen con ellos en un nuevo proyecto, no saben lo que hacen, simplemente hacen lo que piensan que es correcto y terminan arruinando todo. Al final, siempre termino siendo yo el que tiene que arreglar el desastre. No me molesta, pero tampoco quiero estar trabajando las 24 horas ya que las fechas de entrega son casi imposibles de cumplir.
Sun Hee suspiró, de alguna manera quería intentar ayudar a su esposo.
El mayordomo Min Ho había malentendido la situación, Seong-Jin solo estaba un poco enfadado, pero lo que realmente le sucedía es que estaba un poco... ¿Desanimado?
De repente, Sun Hee pensó en algo.
—¿Porqué no te niegas a colaborar esta vez con ellos? Dijiste que tenías una buena relación con ellos, si le explicas porque no quieres creo que lo entenderán?
Seong-Jin asintió, pensó que debía hacer lo que explicó su esposa.
Sun Hee decidió salir del dormitorio, quería dejar solo a Seong-Jin ya que pensó que él se sentiría incómodo con ella.
Cuando se levantó sintió como alguien le agarraba la mano.
—No te vayas—dijo Seong-Jin sin soltarle la mano.