Chapter 3 - Capítulo 3: ¡Bomba va!

Sun hee salió del dormitorio como un rayo, le agradeció a las mucamas educadamente, ellas hicieron una reverencia y se retiraron.

Una vez en su habitación Sun hee se preguntaba porque tanto misterio por un simple papel en blanco qué solamente llevaba su firma, se sentía acorralada, encerrada por su propia madre.

***

A la hora de comer kuyng Shin mandó a Sun hee a su habitación, le tenía demasiado odio a su hija, lo único qué hizo Sun hee fue amarla.

Sun hee no pudo evitar sollozar, poco después ya tenía todo su pálido rostro cubierto de lágrimas, sus ojos esmeralda brillaban todavía más, mientras qué sus labios apretados se pusieron de color escarlata.

Sentía qué la vida no podía ser más cruel con ella, se quedó paralizada al ver lo humedecidas qué estaban sus sabanas blancas de seda por sus lágrimas.

Una chica tan joven y bella encerrada en esa habitación hasta qué llegara el día de su boda.

"Sun hee Shin no saldrás de esta habitación hasta qué no llegué el día de la boda"

Al recordar esas palabras su corazón comenzaba a latir provocando una furia inmensa en ella.

"¿Quiere tenerme aquí dos dias hasta qué me casé con alguien qué no conozco, y si es un anciano pervertido con una fortuna?"

Sun hee al pensar eso le entraban nauseas, sentía escalofríos en todo su cuerpo.

No quería ni imaginarlo, supo qué debía salir de ahí. Se levantó y empezó a golpear la puerta con sus delicadas manos hasta qué vio las pequeñas heridas qué eso le causó, empezó a rogar desesperada qué le abrieran la puerta, sabía qué las mucamas se encontraban fuera... todo fue un desperdició de tiempo nadie se atrevía a abrirle.

No tenía planeado rendirse, decidió pasar al plan B "Bomba va", abrió la ventana velozmente, un segundo después cogió impulsó y salto desde la segunda planta hacía la piscina haciendo qué sus lujosas ropas quedarán empapadas.

¿Quién se podría imaginar a una supuesta delicada mujer haciendo eso?

Sun hee salió de la piscina dispuesta a salir corriendo, nada más bajar la mirada vio su fino vestido empapado haciendo qué su ropa interior de encaje resaltará.

Cuándo comenzó a caminar se dió cuenta qué habían periodistas grabando la escena, rápidamente se cubrió con sus manos el cuerpo, varios guardaespaldas salieron de la nada para echar a los periodistas mientras qué varias mucamas salieron con una larga bata fina de un color blanco, rápidamente cubrieron a Sun hee con ella haciendo qué su suave cabello de color rojizo deslumbrará y su hermoso cuello mojado al descubierto provocará a cualquier persona.

—Se-señorita Sun hee, debería regresar adentró para-

Inmediatamente cuándo Sun hee escuchó lo qué dijo la mucama retrocedió hacía atrás, sin darse cuenta tropezó y cayo al suelo, lo qué claramente los periodistas no se perdieron.

Sun hee ante tal desesperación comenzó a sollozar, primero le habían grabado tirándose por la ventana desdé un segundo piso a la piscina, segundo toda su ropa interior saldría en televisión, y por sí no fuera poco tuvo una caída ridícula.

Prefirió entrar y no tener más problemas, rogaba para qué su madre no haya visto nada, desgraciadamente su madre no ignoro la situación, pudo ver todo perfectamente desde la gigantesca televisión del salón.

Kyung Shin se levantó con los ojos inyectados en sangre, cruzó los brazos haciendo qué diera un aire de superioridad y ordenó a todos los presentes en la sala qué se retirarán.

—¿Ya estás contenta?

Cada momento qué pasaba aumentaba la tensión en la sala.

—¿Contenta?

—Medio país acaba de verte en ropa interior ¿es así cómo quieres ganar fama?

Kuyng Shin era una actriz exitosa, no tanto para tener lujos, pero era bastante reconocida, tras fallecer el padre de Sun hee su madre heredó la fortuna por la qué trabajo el padre de Sun hee tantos años.

Kuyng Shin mandó a su hija a su dormitorio, está vez cerro las ventanas y la puerta, no tendría ninguna pizca de compasión con ella.

La habitación qué antes era cálida y preciosa se había convertido en un infierno oscuro y tenebroso. Sun hee acostada en la cama no paraba de pensar qué todo esto no hubiera sucedido si no la hubiera dejado encerrada en su cuarto cómo una miseria, ella ya tenía la mayoría de edad estaba apuntó de cumplir los 19.

Prefirió no arriesgarse más y quedarse tranquila, no sabía de qué era capaz su madre.

Encendió la televisión... pero después de ver lo qué vio se arrepintió de inmediato haberla encendido, todo lo que pasó antes estaba en la televisión y claro las redes sociales no se quedaban atrás.

En algunas redes los vídeos ya superaban casi 200.000 visitas y todavía no había pasado ni una miserable hora.