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Chapter 5 - Capítulo 5: Mudanza complicada

Ya había pasado una semana desde que Sun Hee firmo el contrato, pensaba qué debería mudarse con su esposo, así suelen ser los matrimonios normales o al menos poder ver su rostro, edad, nombre...

La intriga la mataba por dentro, cómo si una bala le rozara a milímetros de su pequeño cuerpo.

Realmente tenía ganas de mudarse, no para conocer ha su esposo, si no para no volver a ver ha su insoportable madre, solamente pedía el cariño de una madre y ni eso le podía dar.

Sun Hee paseaba por la casa mientras miraba los objetos lujosos qué la rodeaban, realmente no podía apreciar las obras de arte, en cambió si fuera un plato de comida...

En el patio Sun hee se encontraba mirando la piscina con miedo ha acercarse, cuándo empezó ha alejarse de la piscina para poder volver a la casa, un coche negro seguido de dos más pararon enfrente de la gran mansión.

No se podía ver quién iba dentro ya qué las ventanas eran de color negro, eso impedía ver el interior del vehículo.

Un señor bajo de la parte trasera del auto y comenzó ha caminar en dirección a Sun Hee, el señor ya bastante mayor le dijo de una manera rápida qué subiese al auto, no dio ni una explicación más.

—E-espere debo coger mis cosas...—comentó mientras se daba la vuelta.

—Señorita no podemos permitir qué use algo ya usado.—Su voz era seria pero a la vez transmitía tranquilidad.

—Disculpe, pero ahí varios objetos necesarios para mi.

Sun hee realmente necesitaba algunos objetos de valor para ella, cómo sus diplomas, fotos, cuadernos, cualquier cosa qué le ayudara a saber mas acerca de su pasado.

Su madre Kuyng Shin, se encontraba justo al otro lado de la puerta de su dormitorio esperando a qué su hija saliera, mientras tanto daba pequeños golpes con la punta del tacón en el suelo y tenía los brazos cruzados. Sun Hee salió de la habitación con un par de cajas qué le tapaban el rostro, hacían que se tambaleara de un lado a otro. Eso hizo qué no viera a su madre justo en frente de ella, quién ya tenía la palabra en la punta de la lengua.

Sun Hee la había ignorado completamente sin darse cuenta, su "simpática" madre quedó humillada frente a todos los empleados de la casa.

En cuanto Sun hee llegó al patio, varios guardaespaldas cogieron las cajas para qué pudiera respirar en paz, el hombre anciano quedó impresionado por la bella mujer qué tenía en frente, parecía delicada cómo una flor pero nada más ver a Sun Hee llevar las cajas de esa manera... Esa delicada flor pasó a ser un oso protegiendo su terreno. El anciano le pidió educadamente a Sun Hee qué subiera al auto. Ella asintió con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

No paraba de preguntarse si iba ha conocer a su esposo, ni siquiera se dió cuenta de que movía las piernas de un lado a otro y ya había destrozado su peinado de tanto tocarse el cabello.

Otra vez la bella mujer pareció haber sobrevivido al mayor huracán de la historia.

—Señorita Sun Hee, ¿esta bien?

—Ah, sí...sí.

Aunque Sun hee afirmara qué se encontraba bien todo el rato, en realidad los nervios la comían por dentro.

¿Cómo seria su esposo? Se preguntaba sin parar, su mente en esos momentos parecía un disco rallado.

Un rato después, el pobre anciano tuvo qué lidiar con sus consecutivas preguntas:

—¿Cómo se llama? ¿Te gusta tú trabajo? ¿Cómo se siente al trabajar con mi esposo? ¿Es buena persona? ¿Qué le gusta hacer?

Por una parte él entendía a la adorable jovencita, pero por otra él rogaba qué alguien le ordenara callarse, el anciano aceleró un poco, quería qué ese trayecto durara lo menos posible.

Sun hee mientras tanto se dedicaba a contar los autos qué pasaban.

Había algo qué levantaba la curiosidad del buen hombre, ¿porqué el joven amo eligió a esa mujer qué se dedicaba a contar autos?