- ¿Cuándo despertará? - Preguntó la voz de un hombre ya mayor.
- Eso es algo que depende de la joven, aunque tiene una ligera contusión en la cabeza, ella no está en peligro. - Dijo la voz de un hombre que sonaba ya cansado como si lo hubiese repetido infinidad de veces.
- Pero ya lleva en cama una semana entera, ¿deberíamos cambiar de médico abuelo? - Era Tom, sí, era imposible no reconocer su dulce voz tan característica de él.
- Yves, pide el cambio de hospital. Si es necesario busca a el mejor doctor del país. No es más, busca en los países extranjeros y tráelo. - Ordeno con voz autoritaria el primer hombre que escuche.
- Señor, eso no creo que - Trato de detenerlos con pesar el que supuse era el médico.
- ¡Mi nieta no ha despertado, debo buscar a alguien que la cure! - Grito mientras golpeaba una mesa.
- Pueden guardar silencio. - Murmuré con dificultad al sentir mi garganta seca.
- Son muy ruidosos. - Levanté mi mano y la coloque en mi cabeza para sobarla, tratando de aliviar las punzadas que sentía.
La habitación estaba en silencio, lo cual me puso ansiosa, cubrí mis parpados con mi mano y abrí lentamente los ojos, evitando que la luz de la habitación me cegara momentáneamente.
Frente a mi estaba el señor Durand, Tom y dos niños pequeños con cara de asombro y alivio, también estaban un par de doctores y enfermeras.
- Señorita. - Yves dijo con sorpresa al entrar a la habitación. Solo así todos pudieron reaccionar y comenzar a moverse.
- Necesitamos que todos salgan de aquí. Debemos hacerle uno exámenes a la señorita. - Los doctores y enfermeras rodearon la cama en la que estaba y comenzaron a revisarme de manera minuciosa.
- ¿Cómo se siente? ¿Tiene algún lugar que le duela o que le incomode? - Preguntó una enfermera con una pequeña lampara mientras apuntaba a mis ojos.
- Estoy bien, me siento cansada y sedienta. Me punza un poco la cabeza y el cuerpo me duele ligeramente. - Respondí tratando de cooperar.
- Es normal que se sienta así, algunas lesiones de su cuerpo ya casi se curan por completo pero el hecho de que estuvo inconsciente por mucho tiempo le trajo una leve desnutrición. En unos días se sentirá mejor. - Habló un médico mientras hacia algunas anotaciones.
- Dile que entren brevemente a sus familiares. - Ordenó el médico mientras la sala era abandonada por el personal médico que ya me había proporcionado medicamentos.
- ¿Cómo estas hija? - El señor Durand fue el primero en entrar presuroso a la habitación y en colocarse a mi lado mientras que sujetaba mi mano con fuerza.
- Estoy bien, un poco cansada pero bien. - Sonreí al ver unas ojeras oscuras bajo sus ojos.
- Sasha. - Tom entro con lagrimas en los ojos y me miró desde una esquina temeroso.
- ¿Has estado bien? - Pregunté algo dudosa, no sabía como debía tratarlo, era la primera vez que nos veíamos desde que Snake me había salvado de los secuaces de "The Rose", además de que el era la persona que me había advertido de que ellos me atacarían.
- Yo lo siento tanto. No sabía que mis padres serían ese tipo de personas. - Cayó de rodillas mientras las lagrimas caían por sus mejillas.
- ¡Tommy! - Traté de sentarme de manera abrupta pero un dolor intenso provino de mi tobillo y espalda.
- ¡AH! - Grité lo cual alarmó a todos en el cuarto.
- No debes levantarte, tienes heridas en la espalda y pueden abrirse. - El doctor me ayudo a recostarme y yo apreté con fuerza los dientes aguantando el escozor que sentía.
- ¿Pueden explicarme que paso? ¿Cómo llegue aquí? - Dije mientras intentaba calmarme y olvidar el dolor que sentía, apretando los puños y cerrando los ojos con fuerza.
- ¡¿Donde está Louis?! - Abrí los ojos y pregunté alarmada viendo el disgusto en el rostro del Señor Durand.
- El mocoso de los Truswell está bien. - Comentó disgustado.
- Louis está bien, solo tuvo un ligero golpe en el hombro. Ahora mismo debe estar trabajando, hubo un revuelo al darse a conocer que él estuvo envuelto en la captura de - Tom no pudo continuar con su explicación, las lagrimas que hace poco se habían detenido otra vez estaban amenazando con salir.
- ¿Cómo está Axel y los chicos? - Traté de cambiar el tema, por lo menos hasta que se calmara un poco.
- El chico que tenía la herida de bala se esta recuperando, tuvo suerte de que lo llevaran al hospital. Los demás están bien, seguramente están en el primer piso esperando noticias tuyas. - Volvió a hablar el Señor Durand.
- Me alegro que se encuentren bien. - Suspiré aliviada dejando caer mi cabeza en la almohada.
- Creo que es mejor que descanse un poco más, en unas horas mandare a una enfermera para que la despierte y coma algo. - El doctor les hizo una seña para que salieran, quería protestar pero me sentía somnolienta, ¿me habían dado algún somnífero?
Pasé un par de días en el hospital, pero solo veía a el Señor Durand y a Tommy, algunas veces el señor Yves pasaba a dejarme algunas flores que me enviaban los demás, pero aún así no pude ver a mis amigos ni a Louis. Me sentía sola y frustrada, sentía que estaban sobreprotegiéndome y que estaban evadiendo el tema relacionado con lo que pasó ese día.
- Tom, dime que fue lo que pasó o tendré que salir a preguntar yo misma. - Él se congelo al escuchar mi amenaza, terminó de colocar sus flores en el jarrón y me miró temeroso.
- Yo no puedo - En cuanto oí eso quite la sabana de la cama y comencé a sentarme en la orilla de la cama mientras buscaba mis pantuflas.
- Está bien, te lo diré. Regresa a la cama. - Corrió hasta mí y tras ayudarme a recostarme el silencio reino en la habitación.
- Supongo que tendré que ir. - Moví mi mano mientras sujetaba la sabana nuevamente pero Tom me detuvo.
- Yo sabía que eras hija de mi tía Lillyan, quiero decir Mía, me enteré mientras pasaba por la oficina de mis padres. Escuché cuando dijeron que trabajabas en la biblioteca que estaba cerca de mi escuela. Pensé que ellos estaban ayudando en la búsqueda del abuelo, así que fui solamente porque tenía curiosidad. Cuando te vi desde la lejanía me sentí muy feliz, no sabía porque, pero me transmitías un sentimiento de seguridad y alegría al ver como tratabas a tus clientes con amabilidad. Al ver que buscabas a alguien para que te ayudara, inmediatamente corrí con la esperanza de que esa vacante aún estuviera ahí. Me cuidaste y protegiste cuando te enteraste de mi pelea con mis padres, no me juzgaste cuando te dije que tenía novio. Contigo me sentí pleno y conocí lo que era el calor de la familia, a pesar de que tu no sabías nada de mí o de la familia. - Sus ojos brillaban con cierta emoción al contarme su versión de los hechos, yo me quedé en silencio al notar que su ceño se fruncía y trataba de continuar pero había algo que lo detenía.