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Chapter 276 - Calma

El olor a salitre hizo que regresara a mis sentidos, estaba en una especie de habitación de madera que servía como almacén. A mi alrededor había barriles y cajas con utensilios de pesca, por lo que pude inferir que seguíamos cerca del puerto. En lo alto de una pared se encontraba una pequeña ventana que daba hacia el exterior. Logré sentarme con algo de dificultad mientras sostenía la parte trasera de mi cabeza, que aún dolía. Me arrastre hacia la pared y me recargue en ella para descansar un poco antes de ponerme de pie. Al tratar de poner mi pie un ligero pinchazo en el tobillo casi me hace perder el equilibrio, afortunadamente logre sostenerme con ayuda de un barril de madera.

Avancé con lentitud hacia la dirección opuesta de la ventana y pude ver que el sol aun estaba en lo alto, faltaban un par de horas para que comenzara a ponerse el sol. Extrañamente los alrededores se escuchaban sumamente silenciosos, por lo que para mi representaba una oportunidad para intentar salir del lugar. Busqué en mis bolsillos y cabello alguna horquilla que me sirviera para abrir la puerta, era afortunada de que los chicos me enseñaran bastantes trucos durante la estancia en la casa de la playa.

Desafortunadamente no encontré ninguna, recargue mi frente en la pared tratando de pensar alguna otra manera para salir del lugar. Mis manos se apresuraron a buscar en mi sujetador la navaja que había escondido, y por fortuna esta seguía ahí, me acerque a la puerta y en la rendija de la puerta la pasé tratando de liberar el pestillo.

Un ligero chirrido me indicó que la puerta había sido exitosamente abierta, sujete la manija y mire el exterior para ver si había alguien cerca, al ver el lugar en calma salí cojeando ligeramente hasta llegar a otra puerta, puse mi oreja en esta para tratar de escuchar si había algo fuera pero todo estaba en silencio, me puse nuevamente de cuclillas y traté de abrirla pero el sonido de unos pasos caminando sobre la arena me alertaron.

Me puse de pie y corrí lo más rápido que pude hacia la habitación en donde estaba en un principio, cerré la puerta, guardé la navaja en el bolsillo de mi pantalón y me dejé caer en el mismo lugar en donde había despertado.

- Veamos que hacemos con ella más tarde. - La voz de un hombre ingresando a la habitación de al lado me hizo cerrar los ojos, temiendo que en cuanto llegar me descubriera despierta.

- Trevor, creo que mejor dejarla e irnos. Ya pasó mucho tiempo en el que el jefe se comunicó con nosotros. - Se quejó un hombre mientras abría la puerta de la habitación.

- ¿Sigue inconsciente? - Preguntó la voz de aquel hombre que por lo que escuchaba se trataba de Trevor.

- Si. Parece que la golpearon muy fuerte. - Cuando cerraron la puerta abrí lentamente un ojo y por fortuna no se dieron cuenta de que estaba escuchando todo.

- Es mejor que no se despierte, dará lata en cuanto recobre la conciencia. -

- Jefe, vayámonos tengo un mal presentimiento. - Insistió el hombre provocando que el otro golpeara una mesa molesto.

- ¡Te dije que te callarás! - Gritó con enojo causando que yo me encogiera en mi lugar sobresaltada.

Se escuchó como un auto se estacionaba de manera abrupta a las afueras de la casa. Escuché que aquellos hombres salieron de inmediato, me puse de pie y con dificultad arrastre algunos barriles a medio llenar hasta la puerta, tratando de impedir que ingresaran a donde yo estaba, coloque cajas apiladas cerca de la pequeña ventana, tomé un bloque de piedra y subí hasta llegar a ella. Comencé a golpear de manera insistente las esquinas de la ventana. Mi cuerpo cabía por el estrecho lugar, aunque estaba un poco alto no me haría mucho daño si caía a esta altura.

- ¡Maldición, tomen sus cosas y márchense primero. Yo iré por ella, nos servirá como rehén! - Muchos pasos se adentraron a la casa pero en cuestión de segundos se marcharon mientras se escuchaba de fondo las llantas de los autos derrapando y alejándose del lugar.

Golpeé con mayor insistencia hasta que sentí un liquido caliente recorrer mi brazo, mi mano estaba herida y habían algunos cortes por los vidrios pero no era momento de detenerme. El marco de hierro oxidado finalmente cayó.

- ¡Abre la puerta maldita pe***!. - Salté al oír como empujaban de manera agresiva la puerta, los barriles estaban recorriéndose, no durarían mucho tiempo.

Quite los pedazos de vidrios que estaban con el bloque aún en mi mano y con algo de dificultad comencé a salir. Cuando el viento choco contra mis mejillas, una sensación de libertad inundó mi pecho, aunque esa libertad fue arrebatada tras el sonido de los barriles rodando por el suelo.

- ¡¿A donde crees que vas mocosa?! - Una mano envolvió mi tobillo herido y jaló de el, provocando que cayera a espaldas de la ventana sobre un montón de cajas de madera destruidas.

- ¡Urkkk! - Me removí en el suelo apretando con fuerza los dientes para mantenerme consiente.

- ¡Cof, cof! - A un costado mío se encontraba un hombre tratando de ponerse de pie, mientras dispersaba con su mano el polvo del lugar.

Tenté con mi mano a mi costado y logré sujetar una tablilla, me puse de pie con gran dificultad haciéndole frente a aquel hombre que me superaba en estatura y fuerza.

Avanzó tambaleante hacia mi, no solo yo había resultado herida, al perecer el impacto sobre las cajas de madera las recibió él también.

- ¿Qué es lo que quieres? - Pregunté retrocediendo y tratando de mantener la distancia de él.

- Al principio te queríamos a ti, pero creo que ahora eres algo inútil. - Sonrió victorioso al percibir algo de temor en mi.

- En ese caso, déjame y vete. - Respondí con desdén y avanzando hacia la puerta.

- No creo, aunque ya no me sirvas puedo dejarle un recuerdo a Snake y al viejo Durand. Me pregunto, ¿Cuál será su reacción al saber que su nieta, murió al igual que su adorada Lilyan? - Sonrió de manera siniestra, y un escalofrío recorrió mi espalda.

Se abalanzó hacía mí pero logré huir, no sin antes golpearlo en la cara con la tablilla, él cayó de rodillas y yo salí corriendo de la casa, no muy lejos se encontraba el faro del puerto, eso significaba que el pueblo estaba cerca.

Un disparo se escuchó, y una bala pasó por un costado mío. Lo mismo pasó un par de veces más, como si disfrutara el hacerlo. Por desgracia, una de sus palas me rozó por el tobillo que estaba lastimado, caí de manera abrupta sobre el concreto de la carretera.

- No importa que tanto corras, no podrás escapar. - Se acercó a mí y se puso de cuclillas mientras apartaba uno de mis mechones de cabello con el arma.

- No me toques. - Lo miré con rencor y él sonrió algo divertido.

- ¿Qué harás niña? - Se burló mientras daba ligeros golpecitos con el cañón en mi cabeza.

Respiré profundamente y me moví rápidamente, logrando clavar en su mano la navaja que había escondido. El arma salió volando cayendo a varios metros de nosotros.

- ¡Ah! - Cayó de espaldas, sosteniendo la navaja y quitandola repentinamente y arrojando la navaja mientras se aferraba a su mano herida.

Me puse de pie nuevamente, con intenciones de continuar huyendo, el sonido de autos y las sirenas de policía acercándose me indicaban que faltaba poco para que esta pesadilla terminará.

Camine por la orilla del andador, luchando con el cansancio que estaba a punto de vencerme, mi respiración estaba entrecortada y mi vista comenzó a tornarse borrosa. Las luces color azul y rojo se vislumbraban a unos metros de distancia.

- Te dije que era inútil correr. - Una mano se aferró a mí cabello causando que yo lanzará un chillido de dolor.

- Tienes que pagar por esto. - Levantó su mano que sangraba.

Me arrastró hasta la orilla del andador, miré hacia abajo y noté que estaba a nada de ser arrojada a un pequeño acantilado.

-Salúdame a tu madre. - Sonrió y me aventó, escuche unos disparos pero nada más.

Cuando mi cuerpo impactó en el agua, mis ojos se cerraron y la sensación de calma invadió mi ser.