- Su orden esta lista. - El mesero dejó un par de capuchinos y pasteles en la mesa y se retiro.
-¿Por qué hay dos libros? - Mire fijamente los dos tomos.
- Este me lo dio el antiguo director de la editorial. - Le dio un sorbo a su bebida.
- Ya veo. - Comencé a comer mientras divagaba.
- Me dijo que el libro no había sido publicado porque se quedó para revisión y sin autorización de tu madre no podía distribuirse. -
- Es extraño. - Murmure y Matt Asintió de acuerdo.
- Ahora que tenemos todos, incluido uno que no estaba contemplado, podemos comenzar a buscar pistas o algo de información que nos sea útil. - Limpié con una servilleta la espuma que había quedado en su comisura.
- Comenzaré a leer con detenimiento cada libro, veré si hay algo que nos sirva. - Peiné mi cabello y terminé de comer la pequeña rebanada de pastel.
- Bien, yo voy a continuar investigando en la editorial para ver si no hay más manuscritos. - Miró su reloj en su muñeca.
- Vamos te llevo a la biblioteca. No puedo dejar que andes sola a estas horas. - Los rayos de sol entraba directamente por la ventana.
- Gracias. - Tomé los dos libros y mi bolsa, Mateo pago la cuenta y caminamos hasta su auto.
- Déjame cerca del banco. Tengo que pasar a hacer algo. -
- Esta bien. Conduciré despacio. - Abrió la puerta de copiloto y me subí.
El camino era muy corto, bajé del auto una vez que llegamos a la puerta principal del banco.
- Cualquier cosa me dices. - Habló con voz fuerte y yo asentí mirándole por la ventanilla.
- Creo que será mejor que no estés sola durante él día. Sin embargo, no podemos retenerte por siempre en casa, así que avísanos si vas a ir a algún lugar. -
- Lo hare. Conduce con precaución. - Me despedí y él se marcho después de despedirse.
Ingrese a las instalaciones del banco, tomé una ficha para esperar mi turno que no estaba tan lejano.
- 504. - La voz de un ejecutivo resonó en la sala de espera.
Me levanté y caminé tras el hasta llegar a su escritorio. Explique él motivo de mi visita, venía a hacer una donación a la casa hogar de la ciudad, entregué la tarjeta con el número de cuenta. Mi madre lo hacía todos los años, una vez que murió decidí continuar haciéndolo, prefería que el dinero que estaba guardado en el banco se continuara usando con buenas intenciones, en vez de que solo se quedará estancado ahí. Era imposible que yo gastara tanto dinero. Una vez que se hizo la donación salí del banco y le comuniqué a la directora del orfanato la noticia a través de un mensaje de texto.
Mi madre siempre iba a dejar de manera presencial un pequeño detalle mientras que aprovechaba el día para convivir con los niños. Pude haber hecho lo mismo, pero tampoco quería imitar todo lo que solía hacer mi madre. La semana de su cumpleaños y de su aniversario de fallecimiento siempre eran los más difíciles para mí. Eran las fechas en las que más recordaba lo que había pasado.
- Tommy, he regresado. - Sonreí mientras dejaba el bolso en la silla.
- ¿Cómo te fue? - Preguntó levantando la mirada con una sonrisa.
- Bien. Me tardé un poco pero todo va bien. - Me senté en una silla que estaba libre.
- ¿Qué tal está? - Busqué personas en la biblioteca pero estaba vacía.
- No tiene mucho desde que se fueron los últimos usuarios. No hay mucha gente. - Se reclinó en le respaldo de la silla.
- Cerremos antes. ¿Quieres ir a comer? - Sugerí y él sonrió asintiendo fuertemente.
- Vamos. - Ambos nos levantamos emocionados y cerramos la biblioteca tan pronto apagamos las luces.
- ¿Está bien que hagamos esto? - Cuestionó Tommy siguiéndome.
- Si, no pasa nada. De hecho en estas fechas hay temporada baja de clientes por los eventos culturales de la ciudad. Todos los años cierro un poco antes la biblioteca. ¿Por qué no cambiamos el horario de atención? -
- Tienes razón, por lo regular las calles son muy transitadas pero ahora están casi vacías. -
- En los próximos días no habrá nadie por estos lados de la ciudad. - Tomé con mi otro brazo los libros.
- Abramos al medio día y cerremos a las cuatro de la tarde. -
- ¿No es muy poco tiempo? -
- No, a lo mucho tendremos de 3 a 8 usuarios al día. Todos suelen ser estudiantes que van a esa hora. Además es un poco peligroso el que estemos trabajando en días que no son tan concurridos. Aunque la ciudad es algo segura, existe un riesgo de que roben o asalten a causa de que hay menos personas. -
- Cierto. No podemos estar exponiéndonos tanto. Será mejor que abramos y cerremos la biblioteca juntos. -
- Mañana pegaré un aviso en la puerta. - Nos detuvimos en frente de un restaurante pequeño e ingresamos.
Pedimos algo de comida y charlamos en lo que nos traían nuestra orden. Recibí un mensaje de Louis me preguntaba que estaba haciendo.
- Sonríe. - Le dije a Tommy que inmediatamente posó para la foto y se la envié. No tardó mucho en responder con un sticker de un perrito triste, pero después me dijo que me dejaría comer y que mientras tanto él iría a una junta.
Aunque había hablado con él, y sabía que teníamos gustos y pasatiempos similares jamás pensé que coincidiríamos tanto. El estar con Tom se sentía como si lo conociese de mucho tiempo atrás. Me era familiar aquella aura cálida y tranquila, es como si fuese mi hermano pequeño.
- En verdad hizo eso frente a todos. Yo no podía creerlo, en ese momento recuerdo que mi amiga dijo que mi rostro era tan rojo como una manzana. Pero creo que fue muy lindo. - Rio alegremente con un ligero rubor en sus mejillas.
- Se esforzó mucho en conquistarte. - Sonreí llena de ternura al escuchar su historia.
- No puedo creer que terminara saliendo con la personas con la que menos esperaba. Odiaba su carácter y en general casi todo lo que hacia. - Cada vez parecía más cómodo al hablar conmigo, me gustaba conocer más acerca de Tommy.
- Deberías traerlo a casa algún día, cocinaré para ustedes. -
- Le diré, solamente falta que regrese del extranjero. - Sonaba algo melancólico pero sus ojos brillaban con un toque especial.
- Supongo que es difícil el estar lejos de él. - Recargue mi barbilla en mi mano.
- Al principio lo era, siempre estábamos juntos, pero después de que se fue tuve que buscar cosas que me gustaran. No me quejo, siempre nos mensajeamos y cuando tenemos oportunidad hablamos por teléfono. -
- Me alegro que todo vaya bien. -
- Mis hermanos lo adoran. - Su sonrisa se borró y decayó.
- ¿Lo conocieron? - Él asintió y bebió un poco de agua.
- Mis hermanos guardaron en secreto el que salía con Billy. -
- Debes extrañarlos mucho. -
- Si, yo soy el mayor. Pero igual siempre hablamos por teléfono. Aunque no es lo mismo a que convivamos diariamente como antes. -
- Pronto podrás verlos. - Intenté animarlo y él sonrió.
- Creo que ya deberíamos irnos. - Miramos hacia el cielo y el sol se había ocultado totalmente.
- No se en que momento anocheció. Vámonos antes de que nos llamen para interrogarnos. - Nos pagamos y pasamos a caja a pagar.
- Lo bueno es que esta cerca tu casa. -
- Nuestra casa. - Contesté y tomé su mano. Así caminamos hasta llegar a la casa, pero las luces estaban apagadas.
- Creo que volvió a tener otra cita. - Remos los dos mientras nos adentrábamos a la casa y encendíamos las luces.
- Vamos a descansar. Necesito una ducha y terminar unas cosas. - Tom y yo subimos las escaleras y nos dirigimos a nuestra respectiva habitación.
Dejé los dos libros junto con el resto, me quité los zapatos y me di una ducha. Al salir, sequé y peine mi cabello, me puse una pijama y le mande un mensaje a Ashley para saber a que hora regresaría. Unos minutos después me dijo que estaría en casa en una hora aproximadamente.
Tenía sueño y me sentía un poco abrumada al ver los libros. Estaba llena de incertidumbre al no saber que es lo que pasaría una vez que revisará cada tomo. Me dejé caer en el colchón y mientras pensaba, mis ojos se cerraron.