Finalmente el viaje terminó. Cerré el maletero de la camioneta y me senté al lado de Louis. Alex se encargó de conducir y Tom fue su acompañante, los demás no estaban en condiciones como para animar el recorrido, sino por el contrario dormían plácidamente tratando de recuperarse de su resaca.
- ¿Regresamos a tu casa o a que lugar llegamos primero? - Alex me miró aprovechando que el semáforo estaba en rojo.
- Vayamos primero a mi casa. Déjalos dormir un poco. Respondí tomando con mi mano la cara de Louis que dormía plácidamente en mi hombro.
- Vale. - Sonrió y comenzó a conducir mientras de fondo se escuchaba una balada.
- ¿Llegamos? - Preguntó adormilado mi novio.
- No aún falta un poco. Duerme otro rato. -Acaricie su cabello y él me obedeció.
- Chicos hemos llegado. - Tommy les aviso a los dormilones que se quejaban pero no tuvieron de otra más que despejar su mente.
- Abre el maletero. - Bajé con cuidado de la camioneta y busque mi maleta y otras bolsas.
- Te ayudo. - Mateo me quitó las cosas y me hizo la seña para que abriera la puerta.
- Gracias. - Al llegar a la puerta me di cuenta de que el cerrojo había sido cambiado. Supuse que había sido obra de los padres de Ashley por lo que les llamé, la intención era pedir solo la contraseña pero ellos dijeron que vendrían hasta la casa para que les contáramos como nos había ido.
- Eh, bueno. Prepárense que vendrán más personas. - Sonreí mirando a mi amiga que abrió los ojos sorprendida.
Abrí la puerta y al dejar las cosas en la entrada todos tomamos asiento en la sala tratando de descansar un poco.
No pasó mucho tiempo en que la puerta se abriera sola y todos brincaran en sus asientos sorprendidos.
- Hola. Buenas tardes niños. - La señora Alice entró cargando un par de bolsas mientras sonreía.
- Déjame ayudarte tía. - Mateo corrió hasta ella y la auxilio.
- Gracias, Matty. - Besó su mejilla mientras lo mimaba cual niño pequeño.
- ¡Alex! - Una voz grave grito fuera de la casa por lo que mi amigo salió corriendo.
- En verdad que eres un buen niño. - El señor Peter miró como Alex cargaba un par de maletas que suponía eran de Ash.
- ¿Dónde esta mi bebé? - Coloco sus manos en la cintura observando hacia el resto, cuando vio que Ash caminaba hacia él abrió los brazos para que la abrazara y llenara de cariños.
- Papá. - Ashley se quejó pero no hizo nada para evitarlo.
- ¿Y mi otra bebé? - Mi rostro se sonrojo al sentir que todos me veían, me levanté y lo abracé.
- ¿Te divertiste? - Preguntó con una sonrisa y yo asentí.
- Peter, déjalas. ¿Las vas a seguir llamando bebés hasta que te den nietos? - Bromeo pero un par de toses pertenecientes a Mateo y Alex que cubrían sus bocas para no reír.
- Aun falta mucho. - El señor Peter nos abrazo a ambas con fuerza.
- No lo creo tío. - Alex sonrió mirando hacia la sala.
- Oh, vaya. No los saludamos. - La señora Alice dio un salto y corrió a abrazar a Louis.
- No pude ver bien tu cara la vez pasada, pero ahora veo que vale la pena poder apreciarte con la luz del sol. - Tomó sus manos y sonrió felizmente.
- Mamá. - Ash tosió algo avergonzada.
- Ya entendí. - Su madre soltó a Louis y sus ojos se cruzaron con los de Isabella. Inmediatamente su objetivo cambio y se abalanzó hacia ella.
- Querido, aquí hay otra bebé. -
- Hola, yo soy -
- Eres Isabella. Ash me ha hablado mucho de ti. Es una pena que no te haya conocido antes. Ven a mi casa cuando gustes, cocinaré para ti. - La menor de los Truswell se encontraba fascinada por la madre de Ashley, asintió vigorosamente mientras sonreía.
- Hola señora Smith. - Tom saludó y la señora Alice corrió a mimar a el más pequeño mientras le decía lo mucho que lo había extrañado y lo mal que lo había pasado porque no pudo ir a comer con el a la biblioteca.
- ¿Acaso están lloviendo hombres guapos? - La señora Alice miró a Joseph sentado en silencio en un rincón de la sala.
- Es mi hermano. - Louis habló mientras le hacia una seña para que se levantará y se presentara.
- Soy Joseph. Es un gusto conocerla. - Extendió su temblorosa mano tímidamente.
- Soy la mamá de Ashley, puedes decirme Alice o tía. - Tomó su mano y la agito vigorosamente.
- No creo que ninguno de esos los vaya a ocupar. - Murmuró en voz baja Alex, Mateo inmediatamente lo golpeo.
Supuse que Joseph estaba sudando frío y que el que el padre de Ash lo mirara causo que palideciera un poco.
- Bueno, yo - La voz de Joseph tembló pero después de mirar a Ashley enderezó su espalda.
- Lamento presentarme tarde. Mi intención era conocerlos bajo otras circunstancias. -
- Me gusta y lo invité a salir. - La voz de Ash resonó por la casa.
- Oh. - La señora Alice miró a su hija y después a aquel joven de quien aún tomaba sus manos.
- ¡Genial! - Sonrió y le dio un par de palmaditas en su hombro.
- Bueno. Parece un buen muchacho. - El señor Peter murmuró mientras se sentaba en una silla del comedor.
- Que bueno que todo esta resuelto. ¿Qué trajiste tía? - Alex intentó disipar el ambiente después de que él fue el causante de todo.
- Compramos un poco de comida. ¡Deben tener hambre! - La madre de Ash se encargo de sentarnos a comer.
Por fortuna, todo se tranquilizó y salió bien. Todos bromeaban en la mesa incluido el tío Peter, que ocasionalmente veía a Joseph y a Louis pero los trataba con amabilidad.
- Tengo que preparar mis cosas para mañana. - Tommy se levantó y agradeció por la comida.
- Duérmete pronto. Mañana paso por ti, nosotros te llevamos a la universidad. - El señor Peter se ofreció y Tom asintió feliz.
- Bien, yo tengo manejar. Es mejor que me ponga en marcha. - Mateo tomó sus cosas y Alex se levantó junto con él.
- Te ayudo a sacar tu auto de la cochera. - Alex se adelantó y salió de la casa.
- Yo los acompaño. - Isabella se levantó de golpe y los siguió.