--- Louis---
Era muy precipitado el que yo llevara a Sasha a presentar con mis abuelos, pero no sabia cuando volvería a tener esa oportunidad, era muy rara la vez en la que nos reuníamos a "escondidas" de mis padres, sin embargo quería que ellos conocieran en cuanto antes a Sash porque su salud era algo inestable. A comparación de mi mala relación con mis padres mis abuelos habían sido las personas que habían velado por mi bienestar y el de mis hermanos cuando ella nos dejó.
- ¿Qué pasa?.- Me preguntó sacándome de mis pensamientos.
- Nada...- Besé su mejilla para después acariciar su rostro.
- ¿Qué pasa si alguien entra y nos ve así?.- Su mirada se fijo en la puerta con algo de preocupación.
- No te preocupes, siempre tocan la puerta a excepción de mis hermanos y de Sebastián... esos tres solo hacen lo que quieren.- Suspiré acariciando su espalda.
- Pero aún así...- Le besé para evitar que siguiera preocupándose.
- ¿Aún te preocupa que me vean contigo?.- Susurré cerca de su rostro.
- N-No.- Sus mejillas estaban algo rojas, así que quise seguir molestándole.
- Entonces duérmete conmigo.- Le jale de tal manera que quedamos los dos recostados en el sillón.
- No creo que pueda dormir.- Le abracé con fuerza y comencé a acariciar su cabello, ella se quedó en silencio inmóvil, pasó algo de tiempo y ella se acercó más a mí haciendo que me arrepintiera de llevar tan lejos mis movimientos, pero no podía hacer nada porque pude notar que su respiración se hacía más lenta, Sasha se había quedado dormida dejándome a mi merced.
Disfrute un poco más de verle descansar, me levanté lentamente para no despertarle, le arrope y me levanté para continuar con mi trabajo ya que era lo único que podía hacer. a veces me levantaba para revisar que no se cayera del sillón pero en verdad ella era muy tranquila para dormir.
-Jefe.- Dijo mi secretaria entrando después de tocar un par de veces la puerta.
- Dime.- No levanté la vista y continué trabajando.
- Su padre esta en la oficina de su hermano, él y el señor Sebastián le están entreteniendo para que no venga aquí.- Su voz sonaba algo inquieta.
- Está bien.- Me levanté ya arreglé mi saco. - Ayúdame a abrir la puerta de mi habitación.- Dije caminando hasta el sillón y cargando a Sasha en mis brazos. - Por favor encárgate de cuidarla, no quiero que entre nadie a la oficina. Si despierta dile que regreso en seguida.- La recosté en la cama acomodando su cabello.
- Si señor yo me encargo de cuidar a la señorita.- Asintió de manera obediente.
- Por favor quédate a trabajar en la oficina en lo que regreso, es probable que se sienta sola en caso de que no vea nadie.-
- No se preocupe, yo me encargo de todo, les diré a los demás que me ayuden a cuidar la puerta y que no dejen entrar a nadie en lo que regresa usted.-
- Gracias Cinthia.- Cerré la puerta de la habitación ella fue por unas cosas a su escritorio y regreso una vez que había comunicado mis ordenes. -Regreso en unos minutos.- Caminé hacia la puerta de mi oficina y salí, algunos de mis empleados me saludaron durante el transcurso de mi camino.
- ¿Dónde está tu hermana?.- Escuche una voz gruesa que provenía de la oficina de mi hermano.
- Por favor vayan a trabajar a una de las salas de conferencia, en cuanto les avise regresen.- Dije mirando a las personas que trabajaban con Joseph un tanto incómodos por la situación.
- Si señor.- Dijeron mientras tomaban sus cosas y se iban.
- Por favor también avísenle a mi hermana menor que venga.-
- En seguida.- Dijo un joven que salió corriendo inmediatamente para buscarle.
Entré a la oficina y cerré la puerta tras de mi, pude ver que mi padre estaba sentado en uno de los sillones y a su lado estaba mi madre.
- ¿Qué te trae a mi empresa?.- Dije acercándome a mi amigo que estaba al lado de Joseph quien lucía atemorizado.
- Eres la ultima persona a la cual quiero ver.- Soltó mi padre con algo de desprecio.
- Eso mismo pienso yo de ti, sin embargo estas en mi empresa molestando a mis trabajadores con tus gritos y no dejas trabajar a mi hermano.- Me recargué en el escritorio mirándole fríamente.
- ¿Acaso me vienes a molestar ahora que hiciste publica tu relación? ¡Haz ofendido a Leticia ella me llamó esta mañana y sonaba bastante afectada! ¡Deberías disculparte!.- Gritó señalándome con enojo.
- ¿Yo? ¿Acaso no fuiste tú el que le contacto y le ofreció casarse conmigo aún sin saber que ya había alguien a mi lado?... Yo no tengo nada que hablar con ella.-
- ¡Tu!...- Su rostro enrojeció, estaba furioso.
- Parece que no recuerda lo que hable con usted el día en el que fui a casa... Le dije que no podía ver a mis hermanos hasta que se comportara como un padre.- Joseph me miró sorprendido, acaricie su cabello, podía sentir el miedo que le tenía a nuestro padre.
- ¡Mocoso insolente!.- Se levantó abruptamente haciendo que Joseph se escondiera tras Sebastián como un cachorro asustado.
- Si no te vas a comportar tendré que llamar a el personal de seguridad para que te escolten hasta la salida.- Me levanté haciéndole frente.
- Louis...- Soltó "mi madre" viéndome preocupada.
- Es tarde, deberían irse.- Miré hacia la puerta viendo como Isabella entraba a la oficina sosteniendo algunos documentos y trayéndolos hacia el escritorio.
- Será mejor que regresen.- Dijo mi padre viendo a mis hermanos quienes se ocultaron tras de mi.
- Lo lamento padre pero no quiero regresar, seguiré viviendo con mi hermano.- Isabella tomó mi mano con fuerza.
- ¡No puedo creer que así sea como me pagan!.- Dijo caminando hacia nosotros.
- Vicent déjalos.- Dijo con voz débil aquella mujer tomándole del brazo.
- ¿Acaso sigues malcriándoles hasta en estos momentos?.- Su voz se volvió aún más fuerte.
- La razón por la que no regresan contigo es porque te tienen miedo aunque ya sean adultos.- Dije frustrado al ver que no tenía ni la más mínima intención de cambiar.
- ¡Hablaré contigo después!.- Me señaló mientras salía de la oficina azotando la puerta con fuerza.
- Tengo que irme. Lamento lo que pasó mis niños.- Isabella caminó hasta donde estaba su madre y le tomó la mano para calmarle.
- Estaremos bien los tres mamá, es divertido vivir con Louis, puedes venir cuando quieras a vernos.- Dijo Isabella con una sonrisa.
- Déjeme acompañarle.- Sebastián camino hasta ella y después de que se despidió se marcharon dejándonos solos a mis hermanos y a mi.