--- Louis ---
¿Qué diablos estaba por pasar? pensé mientras lavaba mis manos y rociaba algo de agua en mi cara para intentar volver a mis cinco sentidos, esta había sido una prueba bastante difícil, afortunadamente logré controlarme. Levante el rostro y me miré en el espejo, suspiré y me seque el rostro, quité el seguro de la puerta y salí por fin, pude ver que ella estaba en el sillón viendo hacia la ventana, mis pasos se sentían algo pesados y no quería incomodarle.
- Creo que es hora de que me vaya.- Me senté a su lado mientras buscaba el contacto de mi chofer para avisarle que viniera por mi.
- Lo siento.- Su voz sonaba bastante apagada e hizo que sintiera una leve punzada en el pecho.
- Ey... no es culpa de nadie.- Sostuve su mano buscando su mirada para verle.
- Pero te vas a ir... no pude evitarlo... - De haber sabido que se iba a sentir así jamás hubiera dicho que me iba air.
- Me voy porque creo que te sentirás algo incómoda.- Fui sincero porque no quería que surgieran malentendidos.
- Estoy bien, somos una pareja... así que está bien lo que hagamos.- Ella parecía estar algo tímida pero al parecer no se sentía mal estando cerca de mi.
- ¿Entonces puedo quedarme?.- Un pequeño hilo de esperanza sostuvo mi corazón.
- Sí.- Ella me miró a los ojos con determinación.
- ¿Estás segura?.- Quise asegurarme de que estuviese bien.
- Si.- El agarre de su mano se hizo más fuerte.
- ¿Incluso si te pido que nos quedemos juntos a dormir?.... Solo dormir, no haré nada.- Ella estaba un poco sorprendida por mi petición pero la verdad es que después de haber dormido en sus brazos sabía que era muy difícil para mi no volverlo a hacer, me sentía sumamente reconfortado y mi energía se recuperaba al estar tan cerca de ella.
- Podemos quedarnos en mi habitación.- Dijo con una sonrisa pura haciendo que me sintiera feliz.
- Te pusiste los aretes.- Extendí mi mano para tocar su oreja.
- Muchas gracias por el regalo.- Sostuvo el dije del collar con una sonrisa. -Pero... yo no te di nada.-
- Claro que sí, me diste la oportunidad de estar a tu lado.- Besé su frente con delicadeza pero me alejé porque no podía perder la cordura nuevamente.
- No necesitas ser tan cuidadoso ni reprimir lo que sientes... Quiero que te sientas cómodo en cualquier momento y no estés pensando en que debes hacer y que no.- Acaricio la palma de mi mano con su pulgar.
- Pero no quiero presionarte, ni hacer cosas que puedan hacerte molestar.-
- ¿Cómo me voy a molestar contigo? Eres tú, confío en ti, pasé lo que pasé estaré contigo.- ¿Por qué confiaba tan ciegamente en mí? Ni siquiera yo confiaba tanto en mi, pero sabía que ella veía algo y que era sincera. Ella miró el reloj de la pared, eran casi las diez de la noche.
- Te dije que te mostraría una foto de mi madre, ¿cierto?.- Asentí con curiosidad y ella sonrío. - Vamos a mi habitación.- Ella se levantó y extendió su mano, me puse de pie y entrelacé nuestros dedos, apagamos las luces del primer piso y nos dirigimos a su habitación, ella me dijo que entrara en lo que buscaba las fotos. Entre a su cuarto y me senté en la mesa, había u pequeño estante con algunas de sus obras y otros libros que pertenecían a otro autor que me gustaba. ¿Teníamos tantos gustos similares?, me agaché para tomar uno de los libros pero escuché un golpe en el pasillo, inmediatamente me levante y salí para ver que había pasado.
- ¿Estás bien?.- Corrí hasta Sasha a quine ayude a levantarse del suelo.
- Intenté subir pero no alcance y me caí.- Miro hacia el techo sobándose.
- ¿Quieres subir al ático?.-
- Si, las fotos las guardé allá arriba junto con otras cosas.- La puse tras de mí e intenté alcanzar la agarradera, cuando la atrapé jale hacia abajo un par de veces para que por fin se abriera, bajé la escalera plegable.
- Gracias Louis.- Ella comenzó a subir y yo le seguí tenia miedo de que ella se lastimara en la oscuridad, Sasha encendió la luz que esta justo a un lado, vi un par de cajas guardadas, algunas sillas pequeñas y juguetes. - Eran mías, las usaba para jugar son Alex y Ashley.- Caminó hasta el final en donde habían dos cajas con letreros que decían que había dentro.
- Déjame ayudarte Sash.- Abrimos la caja mediana que decía "Álbumes y libros", había algo de polvo pero pudimos abrirla sin ensuciarnos.
Sacamos con cuidado algunos libros escolares, abrí uno por curiosidad y estaba un dibujo de una pequeña niña con cabello rojo y el de su madre con un corazón rodeándole, abajo estaban unas letras poco legibles.
- ¿Qué ves?.- Dijo ella acercándose a mi para ver con una sonrisa el dibujo.
- ¿Qué dice?.- Le pregunte con una sonrisa al ver que ella parecía ofendida.
- ¿Acaso no esta bastante claro?.- Negué con la cabeza esperando una respuesta. - Dice "Sasha ama a mamá"... Ves hasta dibujé una flor al final.- Señalo un garabato que se veía bastante dudoso como para ser una flor.
- Oh, ya veo.- Tenía una gran imaginación la Sasha pequeña.
- ¿Estas juzgando mi letra? Sé que es un poco desordenada, pero tenía cuatro años cuando hice eso, mira esta es mi letra actual, sacó una libreta de la caja y me mostró una letra muy linda y ordenada.
- Es muy buena.- Dije sorprendido de la letra tan linda que tenía.
- ¿Verdad? Todos me decían que era bastante buena.- Ella se regocijo mientras seguía buscando ene le interior de la caja.
- ¿Qué es esto?.- Dije sacando un libro de portada negra y lomo rojo.
- Es un libro de mi madre... ¡Dios! ¡Acabas de encontrar uno de esos libros raros que dejó mi madre!.- Estaba muy emocionada dando leves saltitos.
- ¿Tu madre es la autora de estos libros?.- Dije en shock, la madre de Sasha también había sido tan reconocida, ellas eran muy talentosas.
- Si, aprendí de la mejor, ¿verdad?.- Dije que si con la cabeza mientras se lo entregaba. - Bien, solo falta encontrar ocho libros más.-
- ¿Faltan aún más?.- Dije sorprendido.
- Si, ¿recuerdas que te dije que mi madre me daba una "pista" con un libro en cada cumpleaños?.-
- Si.-
- Pues solo tengo tres con este, si quiero saber que me quería decir tengo que buscar el resto.- Dijo sacando un par de libros más. - Listo, tengo las fotos.-
- ¿Quieres que te ayude a buscarlos?.- Ella me miro un poco confundida. - ¿Por qué no buscamos aquí el fin de semana?.-
- Pero tienes que trabajar.-
- Los chicos pueden hacerse cargo.-
- Pero no quiero interferir con la empresa.-
- Quiero pasar más tiempo con mi novia porque entre semana suelo estar más ocupado.- Ella sonrió y me abrazó.
- Yo también quiero estar más tiempo contigo, pero aun así no puedes dejarles todo a ellos... ¿Por qué no voy a tu oficina el sábado y cuando termines venimos a casa?.- "Casa" sentí un leve cosquilleo en el estomago cuando ella se refería a su casa como si fuera de ambos.
- Esta bien.- Le abracé por un tiempo pero después comenzamos a estornudar por el polvo que tenían los libros. con los ojos llorosos regresamos a su habitación para ver por fin lo que me quería mostrar.