Finalmente aparcamos frente al complejo de apartamentos en donde vivía Alex, en la entrada estaba Ash e Isaac que se acercaron corriendo hacia nosotros aliviados de vernos llegar.
- ¿Cómo les fue?.- Dijo con dificultad mi amiga que estaba intentando recuperar el aliento.
- Bien, parece que no son ellos los que están detrás de todo lo que pasó.- Alex paso su mano por su cuello.
- ¡Eso es genial!.- Ash sonrió feliz de las noticias. -¿Porque te ves tan pálida?.- Dijo al verme. "¿Tan mal estoy?" pensé e inmediatamente saque un espejito para verme, mi piel estaba casi tan blanca como una hoja de papel y lo único que le daba color a mi cara eran mis mejillas que estaban completamente rojas.
- Tiene fiebre.- Mateo me miro preocupado.
- Vamos a la casa, tenemos que hacer algo para bajarla.- Ash abrió la puerta y me sacó casi a rastras.
- Nosotros debemos ir a regresar el auto y llevaremos a Isaac a su casa para que descanse.- Alex le hizo una seña para que subiera al auto.
-Tengo que irme, pero mañana vendré temprano antes de que se vayan, les daré la información que conseguí del anillo que me mando Alex.- Se despidió de nosotros y se subió.
- Regresaremos pronto, no salgan, y no le abran a nadie, les llamaré para ver como esta Sash, así que nos deben contestar el teléfono. Suban y haz que descanse.- Mateo vio a Ash quien asintió con energía, tomo mi mano y me llevó hacia el edificio, subimos al elevador y esperamos hasta llegar a el departamento, una vez que estuvimos en la puerta entramos, ella me llevó hasta la habitación en la que me quedaba y me sentó en la cama, limpio el maquillaje con unas toallitas húmedas, me trajo una pijama y me dejo que me cambiara, me vestí con un poco de torpeza, me sentía cansada, cuando terminé me senté para recuperarme. Ashley entró poco después con su maleta.
-¿Que haces?.-
- Me quedaré aquí a cuidarte.- Lucho con su enorme maleta hasta que la pudo acomodar, la tiro y comenzó a sacar otra bolsa de la cual sacó todo el contenido, tomo una caja de medicamentos y unos parches para la fiebre.
- Déjame quitarte la peluca.- Puso las cosas en la cama y me la quitó rápidamente, deshizo las trenzas y me hizo un moño.- ¿Te quitaste la peluca?.- Dijo mientras me recostaba en la cama.
-No... bueno me la afloje en el auto cuando veníamos de regreso.-
-Entiendo, es difícil usarlas si no estas acostumbrada. Ten toma estas pastillas son para la fiebre.- Le hice caso y me recosté, me puso un parche en la frente, dio la vuelta a la cama y se sentó frente a mi.
-¿Qué quieres preguntar?.- Dije riéndome al ver que la curiosidad le estaba carcomiendo.
- ¿Cómo es el señor?.-
- ¿Cuál de todos?.- Dije dándole vueltas al asunto bromeando.
- Ya sabes... La persona que contacto a Alex dijo que era el padre de...- Guardo silencio mientras pensaba en como decirlo.
- Se parece bastante a mi madre, solo que él no es pelirrojo, a simple vista parece ser bastante intimidante, pero es amable.-
-Eso significa que te agradó.- Dijo molestándome con su dedo.
- Creo que es confiable.-
- ¿Él no sabe que tú eres...- Dijo nuevamente sin terminar la frase.
- Iba muy bien disfrazada, ¿Cómo iba a saberlo?... ¡Hiciste un excelente trabajo!.- Dije sonriendo, aunque por dentro estaba castigándome por mentirle.
- Soy muy buena con este trabajo.- Se pavoneo frente a mi mientras seguía lanzándose halagos, sin embargo un ruido en mi estomago le hizo detenerse. -Jajaja ¿Acaso un león vive dentro?.- Colocó su cabeza en mi vientre para oír más de cerca.
-¡Oye!.- Dije pellizcando suavemente su mejilla. Ella sonrió alegremente y de pronto se quedo mirándome. -¿Que pasa?.- Me senté rápidamente para ver que le ocurría.
- Imagínate que dentro de ese vientre este un bebé pataleando.- Golpee su hombro con el rostro ruborizado. - ¡Que sea un mini Louis!.- Grito emocionada riéndose a carcajadas al verme en shock por sus palabras.
- ¡Eso no pasará!.- Dije acostándome en la cama y cubriéndome por completo.
- Eso dices ahora, deja que caigas en los encantos del jefe. ¡Estoy segura que esta muy bien dotado!.- Sus palabras hicieron que me sentara nuevamente y le arrojara una almohada.- HAHAHAHAHA.- Se tumbó en la cama sobándose el estómago y limpiándose las lagrimas de la risa. - Iré por algo para que comas, pero piensa en lo que te dije, aprovecha cualquier oportunidad, creo que será buen.... Le arroje otra almohada antes de que terminara con sus sucias incoherencias. Se levanto riéndose y camino hacia la puerta.
Me deje caer en la cama cuando se fue, o eso pensé.
-¡Piénsalo! ¡El tiempo pasa muy rápido y no hay más oportunidades!.- Dijo asomándose por la puerta.
- ¡Ash!.- Grite con la cara ardiendo de vergüenza.
Escuché sus carcajadas por el pasillo, y fue cuando su frase me recordó a lo que había dicho el señor Durand. Me levante rápidamente y busque en mi chaqueta lo que me habían dado justo cuando nos despedimos de la mano. Saque dos tarjetas pequeñas, en la primera estaba el nombre del padre de mi madre junto con su numero de contacto, revise la segunda tarjeta y en ella esta el nombre del secretario con su numero de teléfono. Guarde mi ropa y camine hacia mi cama en donde estaba mi celular, guardé sus números en mis contactos, quite la funda de mi teléfono y metí las tarjetas en ella, volví a ponérsela a mi teléfono, lo dejé en la mesita de noche y me recosté, aun me sentía mareada y cansada.
¿Porque estoy ocultandoles esto a ellos? No es como si fuera algo malo, era realmente extraño que yo hiciera esto, pero sentía que debía hacerlo.
- Te traje algo, come ahora que está caliente.- Ash entro con una bandeja llena de platos repletos de comida.
- Comamos juntas.- Extendí la mano e hice un puchero, ella me miró extrañada.
- Estas algo rara. Creo que te hizo daño el ir a esa reunión.-
- Jajajaja, creo que tienes razón.- Di unos golpecitos en la cama para que se sentará conmigo.
Comimos tranquilamente mientras sonaba algo de música que Ash había puesto. Charlamos un poco acerca del trabajo, le dije que por fin había enviado el libro y que ya tenía menos carga de trabajo. Por otra parte ella me dijo que aún le faltaban algunas piezas pero que en una o dos semanas terminaría y podíamos descansar juntas en casa.
- ¿Cómo va la biblioteca?.- Dijo recogiendo los platos de la cama y sacudiendo las migajas que cayeron en la colcha.
- Bien, Tom siempre me manda mensajes, es un buen chico.-
- Uhh..- Dijo alzando y bajando las cejas.
- No empieces, es como un hermano pequeño que me sigue a todos lados, es muy agradable y me da mucha confianza. Es extraño, tiene unas semanas trabajando pero es como si le conociera de toda la vida.-
- Cuando lo conocí me di cuenta que era muy dedicado con el trabajo, pero también vi que te veía y trataba de cierta forma...- Se sentó en la cama como si estuviera recordando. - No era como si quisiera coquetear contigo o hacer algo malo... me daba la sensación de que quería cuidarte pero a la vez quería que le reconocieras su buen trabajo, es como un cachorro.- Sonrió llena de ternura.
- Sí, es muy lindo.- Me recosté en la cama y mi amiga no tardó mucho en acostarse a mi lado mientras me abrazaba. - Ahora que tendré más tiempo libre y no tendré nada que hacer...-
- ¿Dejaras de escribir?.- Levantó su rostro para verme de cerca.
- Quiero tomarme un descanso... también dejaré de trabajar en la editorial, quiero descansar para después regresar con más ganas. Cómo ustedes estarán ocupados con sus trabajos quiero estar en la biblioteca, me gustaría leer y estar ahí.-
- ¿Tom seguirá trabajando contigo?.- Dijo acurrucandose en mi hombro.
- Si, claro que sí. Necesito ayuda, Mateo y Alex quieren que me haga unos análisis en el doctor...-
- ¿Porque?.-
- Me desmayé hoy por un rato, y ellos quieren que vea si hay algo mal.-
-¿Cómo es que no me dijiste?.- Dijo molesta.
- No te lo iba a ocultar, pero tampoco salió el tema. Creo que sólo me he estado estresando y esforzando de más. Por eso quiero hacer una pausa y relajarme un poco.-
- Yo iré contigo al doctor, necesito ver qué dice el médico.-
- Si, vayamos en cuanto regresemos quiero estar fuerte para que no se preocupen tanto.- Bostece y le abracé.
- Por eso somos amigos.- Dijo suavemente mientras su respiración se relajaba.
- Lo sé, pero aún así no quiero que les pasé nada.- Le abracé con más fuerza y por fin pude dormir tranquilamente.