Mi hermana lloró por un rato más hasta que se tranquilizó, Joseph se dirigió a la mesa donde tenía una cafetera y otros ingredientes para hacerme mis propias bebidas, regresó con un té en sus manos y me hizo una seña para que la sentará en el sillón, tomé su mano y la llevé hasta donde se encontraba él, tomó asiento y solo se limito a mirar la mesa como si estuviera pensando en algo.
-¿Qué es lo que pasó?- Habló por fin mi hermano que ya estaba cansado del silencio.
- Puedes decirnos lo que pasó.- Susurré suavemente mientras acariciaba su cabello que era un caos total.
- No sabremos que tienes si no lo dices.- Insistió Joseph tratando de llamar su atención pero el silencio reino por varios minutos hasta que ella se movió en su asiento y nos miró con sus ojos rojos e hinchados.
- Ayer...- Su voz estaba completamente ronca cosa que notó y de aclaró la voz para seguir hablando. - Ayer no estaba ninguno de los dos conmigo y no quería comer sola en la casa así que dejé mi auto en el estacionamiento y decidí que quería comer en un restaurante cercano pero cuando llegue estaba cerrado y como tenía hambre caminé por las calles hasta llegar a un establecimiento pequeño que vendía comida casera.- No sabía porque mi hermana nos contaba eso pero parecía que estaba explicando todo desde el principio.
-¿Que tiene que ver esto con...- Dijo Joseph que estaba en la misma situación que yo pero Isabella le miro para que se callara y le dejara terminar.
- Comí en el lugar porque de había soltado una tormenta y estuve en mi celular por un rato hasta que me di cuenta de que ya era muy tarde y que la lluvía había cesado, estaba lejos de la empresa pero nuestra casa quedaba cerca así que decidí caminar hasta ella porque no quería esperar un taxi y llegar más tarde a la casa...- Respiró profundamente y trago un poco de saliva mientras cerraba sus puños. - Caminé unas calles y vi que estaba un poco desolado pero eso no me detuvo, fue hasta que me dio la sensación de que me miraban que comencé a preocuparme, lo que había comenzado como una caminata terminó en una carrera, escuchaba unos pasos tras de mí que se acercaban, tenía miedo porque me seguían... si doblaba la esquina esa persona lo hacía, si corría también lo hacía... Llegué a una plaza en dónde había muchas personas y fue ahí en dónde aproveché para perderle, cuando me aseguré de que ya no me siguiera corrí hasta llegar a la casa, la lluvia había comenzado de nuevo, cuando entré me di cuenta de que no había electricidad y de que yo estaba sola. - Terminó de hablar y las lágrimas volvían a caer hasta su regazo.
- ¿Porque me rega...- Miré a mi hermano para que se callara, sabía que le iba a decir que ella había tenido la culpa por salir sola sin compañía y sin su auto.
- Lo siento... No volveré a dejarte nunca más. - Le abracé con fuerza y ella volvió a llorar pero en esta ocasión Isabella temblaba por todo lo que había tenido que pasar.