Abrí los ojos y mire el techo por unos segundos para intentar calmarme, mi corazón se encontraba un poco agitado y había una ligera capa de sudor cubriendo mi frente, regule mi respiración y me levanté lentamente para recargarme en la cabecera de la cama, aunque sabía que había sido un sueño no dejaba de ser un recuerdo que seguía atormentándome cada vez que me sentía confundido o molesto. Intente sacarlo de mi mente, miré a el reloj que estaba a mi lado, faltaba casi una hora y media para que mis hermanos fueran a trabajar a la empresa, hice a un lado las sabanas y salí de la cama para darme un baño, tomé una muda de ropa casual para vestir porque hoy no iría a ZYC, entre a la ducha y me di prisa porque debía buscar algo para que comieran Joseph e Isabella
Una vez que estuve listo tomé mi celular y mi billetera para ir a comprar comida que ellos quisieran comer. Durante el tiempo que estuve en la tienda de conveniencia me di cuenta de que muchas madres estaban haciendo sus compras para que sus familias desayunaran, me sentía extraño porque era el único hombre en el lugar y a mi parecer por eso llamaba mucho la atención de las mujeres, ese fue el motivo por el cual hice tiempo récord en ir a comprar y regresar a casa en menos de veinte minutos.
Como yo era el único que vivía en la casa y no había nadie que cocinara, limpiara o cuidara la casa decidí distribuir las tareas del hogar entre mis hermanos y yo durante el tiempo que ellos vivieran conmigo. Preparé algo sencillo para el desayuno, puse la mesa y miré la hora, quedaban cerca de cuarenta minutos y al parecer ellos seguían dormidos, subí las escaleras y toque sus puertas hasta que ambos me dijeron que bajarían en "cinco" minutos, aproveche que ellos aún no estarían armando un alboroto para revisar en mi portátil los trabajos pendientes para que no se les juntará el trabajo en la empresa.
-Buenos días, hermano. - Dijo Joseph mientras entraba en la cocina e iba hacia el refrigerador para buscar algo de comer.
-Siéntate el desayuno ya esta listo, posiblemente este casi frio, pero ustedes se tardaron demasiado en venir. - Dije para señalarle su lugar.
- ¿Hiciste esto para mí? - Dijo mirándome con una gran sonrisa mientras tomaba el tenedor para comenzar a comer.
-No te ilusiones, también hay uno para mí. - Dijo Isabella mientras golpeaba el brazo de mi hermano y modelaba su vestido. - ¿Cómo supiste que esta era mi talla? - Se miro en el reflejo de el espejo que estaba colgado en una pared para después sentarse en el desayunador.
-Él lo sabe todo. - Joseph hablo con la boca llena y me señalo. - ¿Por qué tienes una habitación para nosotros con ropa? - Mi hermana al escucharle dejo de comer y me miro con atención.
-Sabía que tarde o temprano alguno de los dos vendría a vivir conmigo así que me adelante un poco. - Dije restándole importancia y bebiendo algo de café.
- ¡Acepta que querías que estuviéramos aquí! - Mi hermano sonrió tanto que sus ojos se hicieron muy pequeños.
Levanté la vista para verle y seguí comiendo sin decir nada, al ver que no le contradecía se regocijo en su asiento y comió con alegría.
-Joseph te toca lavar los platos. - Dije levantándome de mi asiento para ir a dejar los platos en el fregadero y después ir a lavar mis dientes. Escuché a mi hermano quejarse, pero aun así hizo lo que le pedí.
- ¿Estás seguro de querer ir solo? - Dijo mi hermana mientras entraba a mi habitación.
-Sí, es mejor para ustedes si no están ahí, lo más probable es que él comience a… a ser él. - Acaricie el cabello de Isabella. - ¿Quieres que te traiga algo de allá? -
-No, nuestro padre no dejará que saques ni un solo trapo de la casa. Creo que con lo que tengo aquí me es más que suficiente. - Sonrió para disimular su nerviosismo y preocupación.
-Si te falta algo dime y te lo compraré. -Dije mientras buscaba cosas en los bolsillos de los pantalones que usaba ayer para ponerlos en la cesta de ropa para lavarlos después.
-Me falta un novio. - Isabella se sentó y suspiró en la cama mientras me veía.
- ¿Cuál novio? Ni lo pienses… Mejor hay que darnos prisa que se nos hará tarde. - Dijo mi hermano que le miraba molesto, mi hermana repitió en tono de burla lo que había dicho y se levantó de mala gana.
-Ya nos vamos. Llámanos para saber si pasa algo. - Dijo Joseph mientras tomaba la mano de mi hermana para llevársela.
- ¡No se te olvide que hoy también debes hacer eso! ¡Buena suerte galán! - Dijo mi hermana gritando por el pasillo. Escuche cuando cerraron la puerta de la casa y se marchaban en el auto.
Estaba por sacar la mano de un bolsillo del pantalón, pero sentí un papel en él y lo saque, era el número de teléfono de la amiga de Sasha, todo indicaba que ella estaba cumpliendo su promesa de no dejar que ella y yo habláramos, así que decidí registrarle en mis contactos de mi celular en caso de que no pudiera verle hoy en la biblioteca.
Tomé una chamarra ligera de mi armario y salí de la casa para ir a hacer la primera misión del día… ver a mis padres.