---Louis---
Estuve un poco más recargado en la pared pensando en las cosas que me había dicho la amiga de Sasha, escuché a mi teléfono sonar, lo cual me hizo despertar de mi trance.
-Habla Louis. -
- ¿Hermano? ¿Dónde rayos estás? - Dijo mi hermano mientras gritaba, su voz estaba llena de preocupación.
-Sali temprano. - Dije tranquilamente, saqué las llaves de mi auto y entré a él.
-… ¿Me estas diciendo que tú, la persona que nunca deja de trabajar se dio un descanso? - Joseph al parecer estaba anonadado con mi respuesta.
-Ajá. - Le resté importancia y encendí el motor, cuando iba a poner en marcha el auto me di cuenta de que no quería regresar a la empresa, no tenía ánimos de trabajar.
- ¿Vas a regresar a tu oficina? - Dijo mi hermano como si leyera mi mente.
-No, no me siento bien. Voy a colgar. - Dije sin más y terminé la llamada.
Me recosté en el asiento y suspiré, ¿Qué me pasaba hoy? Tomé el volante y dudé en si debía ir a mi casa que estaba completamente sola. Por primera vez sentí que necesitaba a alguien a mi lado. Mire la biblioteca, esperando a que algo pasara, pero nada sucedió. Miré al frente y avance sin rumbo, simplemente disfruté el alejarme de todo, quería buscar la tranquilidad que yo ansiaba tener en esos momentos.
No se cuanto tiempo paso ni a donde fui, pero llegué a un pequeño lago, detuve el auto y me baje de este, camine a la parte frontal y me senté en el cofre mientras veía como el sol se ocultaba tras las colinas. No estaba pensando en nada, simplemente quería librarme de lo que fuera que me molestaba.
- ¿Esta bien? ¿Necesita ayuda? - Dijo una voz tras de mí, gire para ver de quien se trataba, era un hombre que estaba cerca de lo 50 años, llevaba un pantalón de mezclilla azul y una camisa blanca, quien estaba estirado hasta la ventana del copiloto.
-Estoy bien, gracias. - Dije mientras caminaba de nuevo a la puerta de mi auto.
-Ten cuidado esta zona es peligrosa, han pasado muchos accidentes aquí. - Mire con atención el rostro del hombre que llevaba unas gafas grandes oscuras, sin embargo, en el lado de su ojo izquierdo tenía una cicatriz que se podía apreciar con gran claridad.
-Me iré. - Abrí la puerta, pero el señor aún estaba aún lado viéndome así que giré para verle.
-Súbete rápido y sígueme, te están acechando. - Se acomodo en su asiento y se puso una capucha.
Miré con atención y disimuladamente vi que tras de mí, como a unos 50 metros había un auto entre los arbustos. Subí a mi auto lentamente y lo encendí, miré a el hombre que estaba a mi lado quien me hizo una seña para que avanzáramos.
Me llevó por una carretera que se unía a una autopista que llevaba de nuevo a la ciudad, el hombre siguió guiándome hasta llegar a las primeras casas y establecimientos con personas. El señor con su auto se puso en el carril izquierdo, bajo la ventanilla, cosa que yo imité y me grito mientras se detenía.
-No vayas a esa zona solo, hay muchos delincuentes que atracan a los conductores que pasan cerca del lago. -
-Gracias. - Dije mientras miraba que en la pantalla del auto me aparecían las miles de llamadas que me habían hecho mi hermano y Sebastián.
Pocos segundos después el señor comenzó a ir de reversa, lo miré por unos segundos y vi que algo sobresalía arriba del cuello su camiseta, sin embargo, no le di importancia y decidí regresar a mi casa.
Cuando llegué a la puerta mecánica de mi casa y esperaba a que se abriera por completo marqué la zona en la que había estado antes para informar y evitar que alguien de mi familia pasara por ahí. Avance a la puerta principal de mi casa y estacione el auto. Saqué el portafolio que estaba en la parte trasera del carro y entre a la casa, estaba colocando las llaves del auto en un mueble que estaba cerca y escuché un ruido que provenía de la cocina. Caminé lentamente y escuché murmullos.
- ¿No tiene comida en el refrigerador? ¿Qué es lo que come cuando esta solo? - Desde que escuché la voz enojada de mi hermana me di cuenta de que al parecer el trio bullicioso me estaban esperando.