Salté al escuchar la voz que provenía tras de mí y lo que vi fue a Alex tallándose los ojos, acababa de despertarse.
- ¿Qué haces aquí? - Dije mientras trataba de calmarme dándome palmaditas en el pecho con mi mano.
-Me desperté y fui a buscarte a la habitación de enfrente pero no estabas, así que vine a buscarte. -Caminó hacia la ventana y se sentó en el escritorio. -Ni siquiera prendiste la luz de este cuarto, si no fuera porque escuche que se caía algo ya estuvieran los demás despiertos ayudándome a buscarte.
- Yo desperté hace tiempo y como no tenía que hacer estuve mirando la casa. - Sonreí y abracé con más fuerza el libro que tenía en brazos.
- ¿Qué tienes ahí? -Dijo mi amigo mientras estiraba su brazo para que se lo prestara.
-Lo encontré en el escritorio, me di cuenta de que nunca lo había visto... además este es diferente a los que tengo en casa, la letra "P" es distinta a las demás. - Dije mientras se lo daba y me ponía a su lado mostrandole mi hallazgo, Alex miró con detenimiento la portada.
-Es verdad, todos los libros que escribió tu madre eran similares. Ella jamás cometería un error en el diseño de uno de sus escritos. Parece que has encontrado algo. - Dejó el libro en el escritorio y levantó su mano para acariciar mi cabello mientras me miraba con ojos nostálgicos. Pasaron unos minutos y él seguía haciendo lo mismo.
- ¿Estas bien? -Dije mientras tomaba su mano que estaba en mi cabeza. Alex negó con la cabeza y me abrazó con fuerza mientras enterraba su cabeza en mi hombro. Estaba sorprendida por verlo tan vulnerable, él nunca me demostró ningún momento de debilidad, mi corazón dolió tras sentir sus lágrimas empapando mi blusa, le devolví el abrazo y acaricié con cuidado su cabeza. Guardé silencio y estuve así hasta que sentí que él se tranquilizaba.
-Perdón. - Dijo sin dejar de abrazarme.
- ¿Porqué? -
-Por no estar todo este tiempo que me necesitabas. - Su voz volvió a quebrarse y sentí como volvían a caer sus lágrimas en mi hombro.
-No tienes por qué pedir perdón, estas aquí y eso es lo que cuenta. - Seguí acariciando su cabeza.
-Pero... no pude protegerlas. -Sentí como cerraba sus puños con fuerza.
-Ahora lo estás haciendo, así que no hay que preocuparnos por cosas que ya pasaron. - Los dos nos quedamos en silencio por un momento. Su respiración se había vuelto estable y lo aleje con mis brazos para verle a la cara, sus ojos estaban rojos y un poco hinchados, en sus mejillas se podían ver rastros de sus lágrimas, le sonreí y limpie con la manga de mi blusa su rostro.
-Me veo patético. - Dijo mientras agachaba la mirada para tratar de ocultar su vergüenza.
-Te ves adorable. - Cuando escuchó eso en su rostro se dibujó una sonrisa.
-Sasha, por qué no me preguntas. - Dijo mientras se arreglaba el cabello y desviaba su mirada a la pared.
- ¿Acerca de qué? - Dije mientras me sentaba en la silla que estaba frente a él.
-De mi prometida. Sé que sospechas...- Guardó silencio y me miro.
-Que no estás aquí solo por trabajo. Lo sé, no quise preguntarte porque creo que es algo difícil para ti el contármelo. - Me encontré con su mirada y él solo esbozó una sonrisa que era falsa.
- No es que no quiera decirte, necesito tu ayuda...- Sus manos se cerraron con fuerza mientras apretaba su sudadera.
- ¿Qué pasó? - Estaba preocupada por él, estaba guardándose algo que le hacía sentirse mal.
-Hace unos días yo estaba en mi casa y recibí una llamada de Elena, "mi prometida", ella pedía verme en su apartamento porque quería contarme algo muy urgente. - Mi mirada se agrandó, sabía por dónde iba la cosa...
-Yo fui y ella estaba muy nerviosa, me recibió con una sonrisa y se portó muy amable, era raro porque conmigo siempre era menos afectuosa, por no decir fría. Sabía que algo no estaba bien, asi que le dije que qué era esa cosa importante que tenía que decirme, ella me mostró una prueba de embarazo... Yo me levanté sin decir nada y me fui, dejándola atrás mientras gritaba mi nombre. Ella sabía que estaba trabajando en otra ciudad porque tenía un contrato con una empresa importante, nunca me preguntó donde era, ni mostró interes por saber acerca de lo que hacia aquí. A mis padres les dije que habíamos roto para evitar que me preguntaran acerca de ella, como ya no estaba en la otra ciudad mis padres también vinieron, mi abuela se enteró ayer en la tarde que Elena y yo habíamos terminado, y como me notó distante me mando junto con Mateo a cuidarlas, sé que lo hizo para que me distrajera.- Cerró los ojos con fuerza y suspiró, mi amigo siempre fue muy responsable en cuanto a sus obligaciones y deberes, él tenía que tener una razón para haber hecho todo eso.
- ¿Por qué la dejaste? ¿Cuál es el problema? - Dije mientras tomaba su mano para darle fuerza, parecía que era difícil para él decirlo.
-El problema es...- Suspiro, sonrió con ironía y apretó mi mano con fuerza. - El problema es que yo... yo no puedo tener hijos, es bilógicamente imposible que suceda. - Me levanté para abrazarlo, sabía cuánto le dolía, Alex siempre había soñado con formar una familia, mi corazón se lleno de ira y resentimiento hacia la persona que le había hecho daño.