El viento tocaba mi cara, sentí como mi cabellera se movía sin parar. Abrí los ojos y pude observar la belleza del otoño acompañado del atardecer, las hojas teñidas de naranja descendían lentamente sin dejar rastro de que alguna vez formaron parte de algo. Miré el espejo del retrovisor y solo veía la lejanía de la ciudad.
-Cariño, sube la ventanilla o te enfermaras.- Miré a mi lado y observé a mi madre colocándose un mechón de su cabello rizado tras la oreja mientras manejaba.
- Esta bien.- Subí la ventanilla y la volví a mirar con atención.
-¿Qué pasa? ¿Quieres preguntar algo?.- Dijo mientras sonreía.
-¿Cómo es posible que tenga el mismo cabello y color de piel que tú pero no me parezca mucho a ti?.- Mi madre me miro por un segundo para después continuar viendo por donde manejaba.
-Eso es porque aún eres pequeña, cuando seas mas grande te parecerás un poco mas a mí.-
-¿Solo un poco más?.- Fruncí el ceño y ella rió.
-Sí, solo un poco más. Mmm... Tus ojos y sonrisa se parecen a los de tu padre.- Su voz parecía melancólica pero llena de amor.
-Entonces... ¿Él era guapo?.-Pregunté en voz baja porque entendía que a mi madre le dolía hablar sobre él, no sabía la razón pero no quería hacerle recordar cosas que le causaran daño.
-Sí, él era apuesto, así que serás una mujer preciosa.- Dijo mientras acariciaba mi cabello y sonreía.
- Mmm... esta bien. ¿Ya casi llegamos?.- Quería llegar a la cabaña lo mas pronto posible para que mi mamá me enseñara a hacer el postre que tanto me gustaba.
-Sí, falta poco.- Asenti con la cabeza varias veces para confirmar lo que había dicho.
Ambas guardamos silencio unos minutos, yo continúe observando a mi alrededor tratando de distraerme.
-Cariño, ¿Porque no me haces mas preguntas acerca de tu padre? Sé que debes tener curiosidad, tienes 15 años y sin embargo nunca preguntas más.-
-En realidad de pequeña tenía muchas preguntas, pero ahora estoy bien porque te tengo a ti, no preguntaré por él.- Mi madre me miró y frunció el ceño parecía que estaba preocupada. -Me refiero a que si alguna vez le conozco le haré las preguntas a él, más no a ti. No le odio porque no le conozco, y sé que es difícil para ti hablarme de lo que pasó. Eso es algo que solo les involucra a ustedes, soy feliz estando contigo, así que no te preocupes, si quieres hablarme de él será cuando te sientas lista, no te apresurare ni nada de eso, tenemos tiempo.- Sonreí y le coloqué aquel mechón rebelde que se escapaba tras sus oreja.
-Gracias cariño... es verdad aún tenemos tiempo.- Dijo mientras ponía la canción que le gustaba y ponía siempre que se sentía angustiada, nerviosa, feliz, triste.
La nieve de enero se marcha ya,
cuanto tiempo sola tendré que estar
tu regreso espero ya
con la rosa que dejaste atrás.
Quiero verte llegar ya,
para en tus brazos poder dormir
y a tu lado quedarme así
de mi lado nunca te irás.
Tu regreso espero ya
a mi lado tenerte sí,
y poder abrazarte así,
quiero verte llegar ya.
Miré a mi madre que cantaba la canción mientras movía la cabeza al ritmo de la balada, me gustaba escucharla cantar, me gustaba que ella estuviera a mi lado, tomé la perilla y subí el volumen para después recostarme en el asiento y cerrar mi ojos para así poder perderme en la letra. Quería quedarme así aunque fuera un poco más...