---Louis---
Cuando ella me preguntó en que podía ayudarme, no sabia que responder, por lo que dije lo primero que se me vino a la mente.
-Buenos días, solo quería observar un rato la biblioteca.- Dije tratando de ocultar mi nerviosismo, así que comencé a mirar a mi alrededor para calmarme.
Ella volvió a hablar, al parecer estaba nerviosa, no sé porque, tal vez la incomodé con mi presencia, quería arreglar lo sucedido pero no pude, así que fui a mirar unos libros, durante unos minutos me perdí en la lectura hasta que sonó mi teléfono, vi que me estaba llamando Sebastián y contesté.
-¿Qué pasó?.- Dije mientras miraba la decoración de la biblioteca y buscaba a la joven pelirroja pero no estaba.
-Es hora de irnos señor, se hace tarde y debemos estar en el aeropuerto pa....-
-Lo sé para cerrar el trato, ya voy- Finalice la llamada y me resigne al no verla cerca, tal vez la intimidé y decidió irse. Cuando estaba a punto de irme vi un bloc de notas y lapiceros en su escritorio, así que decidí escribirle algo, antes de irme volví a buscarla con la vista para verla por ultima vez pero no la hallé. Caminé al auto y subí en silencio.
-Buscaba algún libro en especifico, digame el nombre, haré que lo compren para usted.- .
Guardé silencio por unos segundos hasta que dije: -¿Cómo sabes que te gusta alguien?.-
-¿¡Qué?! ... Disculpe señor pero ¿que quiso decir? ¿quiere un libro de amor?.- Dijo Sebastian mirando por el retrovisor, tenia cara de sorpresa y no lo culparía a pesar de que nos conocemos desde que eramos niños nunca tuve interés por salir con mujeres o hablar de esos temas.
-No, no quiero un libro. Estas casado, ¿cómo supiste que te gustaba tu esposa?.- Miré hacia la ventana tratando de disimular lo avergonzado que estaba por preguntar aquellas cosas.
-Ehh... pues, si me lo permite señor....-
-Te dije que no es necesario que me hables así, somos amigos, guarda las formalidades.-
-Si, claro, pero es mi deber...- Me miro por el espejo y le advertí que no me contradijera, dejo salir un suspiro que demostraba que se rendía. -Mmm... pues, cuando la conocí me di cuenta que era una mujer hermosa, me sentía nervioso al acercarme a ella y cuando vi que eramos compatibles en muchas cosas sentí un cosquilleo, y ya sabes lo demás... ambos salimos por un tiempo, después le pedí que se casará conmigo ¿Porqué preguntas?.- Miraba mi reacción, y tras varios minutos de silencio de mi parte prendió la radio.
-Creo que me gusta alguien.- Solté tan repentinamente que Sebastian frenó, miro la carretera y volvió a ponerse en marcha.
-¿Qué?¿Quien es? ¿La conozco? ¿De donde es?.- Me interrogo con miles de preguntas, así es como era él, parecía ser una persona seria pero era igual que Joseph, solo guardaba las apariencias, no podía quejarme me sentía a gusto estando con Sebastian, era como mi hermano mayor, me había cuidado y protegido por tantos años.
-No sé como se llama, bajé a la biblioteca para conocerla pero me interrumpiste y perdí la oportunidad.- Mire con recelo su cara esperando sus burlas.
-¿Como es que no sabes su nombre?¿Dices que te gusta?... Espera, ¿es una broma?.- Miraba mi cara mientras reía y manejaba el automóvil, disfrutaba burlarse de mi. -¿Quieres que la investigue?
-No, no la investigues, me encargaré yo.-
Mi día procedió como de costumbre, llegamos a tiempo al aeropuerto, firmé el trato, después fui a la empresa a atender algunos asuntos y fui a cenar con el personal del trabajo. Cuando iba de camino a mi casa, recibí una llamada de mi hermano, le dije a Sebastian que lo pusiera en altavoz y fue cuando escuché a mi hermano gritarme.
-¿¡Como que tienes novia?! ¿Quien es? ¿Es bonita? ¿a que se dedica?....-
Mire a Sebastian y el se limito a decir:
-Era imposible que no se lo contara, es un día para celebrar- Reía a carcajadas, yo lo miraba con cara seria y enojada, como deseaba no haberle dicho en la mañana que me hablara cómodamente. Mientras me hundía en mis pensamientos ellos hablaban, reían y gritaban de ¿felicidad?, mire por la ventana las oscuras calles, sabia que iba a ser una noche larga.